Un monstruo ha domado el dominio en mí,
…es demasiado tarde para la oscuridad
Un demonio ha vaciado de mis pupilas
el apagado rastro de veracidad
Tranquilas, las notas musicales, llueven en mi mente,
lentamente, como en un olvidado cementerio de ciudad,
Frívola y latente, esta nota musical,
¿No es un buen momento para un funeral?
Han perecido mi oportunidad y
el concepto de la palabra fidelidad.
Mi honor, cegado, cometerá un homicidio,
rompiendo el duelo de mi corazón,
Vengará mi alma y el suicidio de la verdad.
El dolor corrompe esta angustiada sensación,
sensación de inmundicia y acalorado descontrol.
Ínfimo amor, cayó entre espinas,
Y la esperanza, con una sonrisa,
De un luto blanco y sangre se vistió,
Echando un vistazo a la eternidad,
entre rizas me miró:
“La venganza es dulce, el futuro no”
Mi conciencia comprendió, mas yo no
Hoy que el sol nos abraza y nos sofoca
Han pactado una alianza la cautela y el dolor.
¿No es un buen momento para un funeral?
Han perecido un viejo amigo llamado amistad
Y una mujer nombrada bondad,
¿De qué te ríes, alienado animal?
No fui yo, sino tú, quien asesinó sin piedad.
La cordura, accidentada, muda quedó
El orate Belcebú ha tomado el control
La soledad que me sostenía, por algún lado
se me perdió y…
¡Oh, no! ¿Qué hare yo?
¿No hace un buen día para un funeral?
Agradecemos y felicitamos el trabajo literario de:
Claudia Suárez Martel, hija de Miguel Suárez llanos y
Sonia Martel Solórzano