viernes, 24 de abril de 2020

Yo opino:


Entonces qué: ¿vamos ganando o

 perdiendo?

Rolando Húbner Marcos Picón

En esta guerra que no la iniciamos nosotros pero  ya formamos parte de ella, después de cuarenta días de encierro podemos decir que nos encontramos divididos, fragmentado y relativamente; ambas opciones son ciertas. Estamos ganando porque de alguna manera estamos frenando la expansión masiva de este virus, y seguro muchos dirán estamos perdiendo por la irresponsabilidad de quienes no cumplen con la cuarentena, y entonces escuchamos: necesito salir porque tengo hambre, mis hijos, mis hermanos, mi familia tiene hambre.

El éxodo masivo de personas tratando de regresar a sus pueblos y dejar el centralismo limeño; aquella abrumadora realidad donde miles de personas despojadas y sin nada, tierra, trabajo, alimentos, sin un techo donde vivir, salud, respeto, salen a las calles a emprender un viaje a pie, con las ilusiones ya perdidas, de retornar a la tierra donde vieron la luz; es una realidad la estamos viendo todos los días, muchos van a ir llegando a Huallanca, no podemos negarles el ingreso, porque ellos también son hijos de este pueblo, son nuestros amigos, familiares, parientes, o conocidos, a ellos les pedimos por responsabilidad, civismo y empatía, quédense en sus casas catorce días, ya habrá tiempo de salir a las calles. 

Caminan lenta y pesadamente cargando lo poco que les queda, no sé si pesa más la mochila que llevan o que de un zarpazo le hayan arrebatado sus sueños, en este valle de lágrimas, acongojados, con esperanzas truncas, ilusiones perdidas, lloran porque las penas de la vida se han vuelto crónicas, porque la crisis y la pandemia les están obligando a partir, lloran y no saben bien por qué; es que hay dolores que oprimen el pecho y escapan de toda descripción y análisis.

Más allá de las declaraciones optimistas y una visión simplista  de nuestro Alcalde a un medio de comunicación nacional, me parece más llamativo el optimismo de algunos ciudadanos con la frase “yo me sumo” pero nuestra realidad no lo podemos tapar con un dedo, ésta pandemia ha dejado al descubierto la situación precaria de nuestro sistema de salud, que no es nuevo, porque ésta crisis de salud se viene denunciando desde hace décadas, los servicios de salud lamentablemente no han podido responder a las necesidades fundamentales, ni básicas de un modo satisfactorio, y no es lo mismo vivir en una ciudad que en un distrito donde se siente claramente los problemas de sanidad, la falta de equipamiento, personal especializado, sin atención de emergencia, además queda claro que no sólo es la falta de infraestructura.

La expansión de la pandemia nos está mostrando también la propagación del virus ideológico, noticias falsas, teorías falsas, la chismografía, el teléfono malogrado, las noticias catastróficas de las redes sociales; hacen más daño que la propia enfermedad; evitemos esto.

Ayer una amiga me recordaba de cómo combatíamos el resfrió, el dolor de barriga, los bronquios, el dolor de oído; con los secretos de la abuela, o con los remedios de mamá; fueron para nosotros la primera manera de tratar una enfermedad, para el estómago: agüita de orégano, hierba luisa, para los dolores de barriga anís, para los bronquios, nuestro calentado de azúcar quemado, escorzonera, huamanripa, eucalipto, cedrón y limón; para el dolor de articulaciones la grasita de zorrillo; aunque en los últimos tiempos hemos olvidado estas recetas, porque los fármacos de venta libre los podías encontrar en la esquina de tu casa y te prometen  aliviar más rápido cualquier malestar.

Si bien la opinión más acertada siempre será la de un profesional, algunas veces puede ser bueno recordar estos consejos de abuela para aliviarnos mientras esperamos la opinión del especialista.

La receta que me envió para tratar este virus que se ha cobrado miles de vidas es: en tres litros de agua hervir por quince minutos, cuatro dientes de ajos, dos cebollas limpias trozadas, tres limones trozados con cáscara, un kion de cuatro centímetros pelado, dos cucharadas de miel de abeja tomar entre dos a cuatro vasos al día. Vaporizar el eucalipto e inhalar el vapor poniéndose una toalla.

Para terminar, ha llegado la hora de la solidaridad, la realidad es ésta, estamos frente a una pandemia mundial, y no va a cambiar porque nosotros queremos, desconociendo el derecho de los demás, jugando con el miedo de nuestra gente.
Tenemos que sacar enseñanzas de esta crisis, tenemos que volver a vivir como hermanos, desterrar el individualismo el miedo al otro, nos preocupa nuestro bienestar, ayudemos todos a que éste virus no llegue a Huallanca; con civismo, responsabilidad, y respeto.

Me es difícil imaginar hasta qué punto podemos resistir un clima de indiferencia, de desconfianza, de extrema desigualdad, muchas de estas consecuencias ya se están haciendo visibles ojala no avance. ¡QUE DIOS NOS CUIDE.!

sábado, 18 de abril de 2020

Saludo:

INFOHUALLANCA
 Saluda al:
SINDICATO DE EMPLEADOS DE LA COMPAÑIA MINERA SANTA LUISA DE HUANZALA
con motivo conmemorar el 50° Aniversario
 de su fundación y constitución 
1970 -18 de abril - 2020
BODAS DE ORO

viernes, 17 de abril de 2020

Yo opino:

Desde mi ventana III
Rolando Húbner Marcos Picón
Todos vemos y opinamos sobre esta pandemia y crisis en la que estamos viviendo desde nuestros lugares, desde nuestra posición, o desde nuestros propios rincones; el rico desde su mansión, algunos desde nuestras casas, otros desde las cuatro paredes de sus cuartos, algunos desde la gran ciudad, otros desde nuestros pueblitos; y las realidades en cada uno de los casos es diferentes.

Cada cual entiende la crisis de salud pública, de manera distinta, algunos entendemos que la responsabilidad cívica es el comportamiento más básico; el no salir de casa es un acto de empatía, de respeto a la salud de nuestros semejantes; sin embargo, hay también quiénes no entienden ni esperan entender la real gravedad de esta crisis de salud pública que estamos afrontando todos.

Lo primordial de cualquier crisis social, es que nos muestra nuestra realidad, nuestras falencias, lo que se viene ocultando por décadas algo que lo padecemos día a día; hoy también nos muestra la desidia de nuestras autoridades, de los trámites burocráticos,  y si de verdades se trata hay que decirlo con toda sus letras la incapacidad de quienes nos han gobernado, el distrito millonario de la provincia Bolognesi no tiene un centro de salud, con  capacidad  de personal, infraestructura ni equipamiento para tratar pacientes con este virus, ni ningún tipo de enfermedad crónica.

Estamos en el momento exacto, donde se pone a prueba nuestra solidaridad, para detener el avance de estos virus, todos somos capaces de contraerlo, de contagiar a nuestros seres más queridos, todos somos responsables de frenarlo.

Nuestro municipio ¿Cuenta ya con un protocolo para el manejo de esta pandemia?. Hemos visto una gran cantidad de vehículos de carga pesada que están llegando a nuestra ciudad ¿en los controles de ingreso se está fumigando a los mismos? ¿los choferes de estos vehículos cumplen con estar con la mascarilla, se les toma la temperatura, o en su defecto son enviados al centro de salud para que se les tome la temperatura?, ¿Cuándo se va fumigar el mercado y las tiendas donde se venden las frutas y verduras? ¿El personal de serenazgo tiene la ropa adecuada, los protectores y desinfectantes necesarios?  Son formas de prevenir
.
El retorno de personas a su lugar de origen según Decreto Supremo N°068-2020 PCM, medida que beneficiará a las personas que se encuentran fuera de su residencia o lugar de trabajo habitual, se les tiene que garantizar que cumplan las condiciones de salud y seguridad establecidos para su traslado y el aislamiento social obligatorio correspondiente en los lugares de destino ¿Huallanca ha destinado un lugar adecuado donde van a pasar su cuarentena quienes retornan a nuestra tierra? Y las preguntas pueden seguir, las actuales autoridades tienen la palabra; espero ya tengan un protocolo para cada caso, el escenario de los próximos días pondrán a prueba nuestra resistencia como pueblo y nuestro compromiso como ciudadanos.

Los millones de soles que tenemos de presupuesto no garantizan el bienestar de nuestra gente, necesitamos de medidas de control adecuados para amortiguar esta pandemia, para que la histeria, las noticias falsas y alarmantes, abonen una desconfianza entre nosotros innecesaria.

Para terminar jóvenes: no dejen que nadie les robe el derecho de protestar, no dejen que les convenza que protestar es de extremistas, resentidos, u oportunistas; no dejes que te señalen con el dedo acusador quiénes toda su vida han guardado silencio, mientras quiénes dirigían los destinos de nuestro pueblo la iban destruyendo cada vez más, no dejen que le amedrente, el camino es largo, con muchas dificultades, lleno de acusaciones.

 Huallanca necesita hoy de liderazgos nuevos. Protesta joven, grita en la calles has sentir tu presión, has oír tu voz, para que las cosas cambien para que nuestros sueños cambien, y para creer que si es posible un Huallanca más fraterno, solidario, grato, y equitativo.

domingo, 5 de abril de 2020

Yo opino:

Desde mi ventana II
Rolando Húbner Marcos Picón
Es difícil escribir ahora en que el mundo está en guerra con un enemigo, que no se ve, astuto y muy letal. Son apenas las siete de la noche, un silencioso vacío se ve en las calles; todos en Huallanca están acatando el estado de emergencia que el gobierno ha decretado: silencioso, vacío, fantasmal son las calles parece que todos se hubieran ido, estoy caminando por el jirón Comercio rumbo a mi casa y lo único que veo son uno que otro perro callejero a la distancia se escucha el sonido de los patrulleros, de pronto alguien saca la cabeza desde su ventana, con miedo y susurra.

Estoy en la “tierra hermosa, rica y generosa”, pueblito hermoso donde el sol y la luna y las estrellas las puedes contemplar desde cualquier punto, donde en tardes de lluvia y sol los arco iris tiñen de hermosos colores su cielo, donde hoy más que nunca se respira aire con aroma a hierba, a eucalipto, cedrón, donde el olor a pan caliente se siente en sus calles, lugar de hombres y mujeres de campo que labran la tierra, viven de ella, teniendo como testigo de sus días a Dios y al cielo.

Y desde mi ventana contemplando las gotas de lluvia como si fueran lágrimas del cielo; hago algunas reflexiones y falencias que como pueblo tenemos. Desde que nos vendieron la idea de libre mercado y se endiosó al mercado como solución todo poderosa; desde que alguien nos dijo vale más quien más tiene, o quien más compra, o los pueblos que tienen más construcciones de cemento y arena, aunque estos en muchos casos no sirven para nada, y recordamos; nos olvidamos, dejamos sin piedad que se reduzcan nuestros presupuestos de sanidad; dejamos que muchos de los profesionales de salud nombrados para Huallanca se fueran a otras ciudades con presupuesto y todo; nos olvidamos de mejorar nuestros servicios básicos. Se invirtieron millones de soles en obras superfluas, mientras nuestros niveles de desigualdad se elevaban, y como en la ley de la selva avanza quien paga más; hoy un virus nos ha vuelto a la realidad y nos ha mostrado que no somos nada.

El covid-19, nos está obligando a mantenernos en casa como única estrategia exitosa para evitar infectarnos, mientras el virus se va propagando hay gente que está sacando sus peores miserias: como el egoísmo, la indiferencia, el acaparamiento, el atropello, la calumnia, la propagación de noticias falsas que lo único que ha hecho es incrementar el miedo.

En estos momentos la única vacuna que tenemos son el aislamiento y la solidaridad, son acciones que buscan el bienestar común, tenemos que buscar eliminar la indiferencia, y acudir a quienes más lo necesitan, quienes son más vulnerables, o a quienes están en peligro.

Es momento de que los apoyos para palear de alguna manera la paralización de la actividad productiva, apoyo enviado por el  gobierno bono de 380 soles, los cien mil soles para ser distribuidas en víveres,  y de la empresa privada como Antamina las mil quinientas bolsas con artículos de primera necesidad, lleguen realmente a los que más lo necesitan.

Y nosotros en esta reclusión forzada, reflexionemos en silencio o con palabras, este tiempo puede sacar lo mejor o peor de nosotros; ojalá salga lo mejor, ojalá se encienda nuestra creatividad para enfrentar al mundo que nos ofrecerá después de este encierro; habrá muchos cambios, van a venir épocas más duras y difíciles; pero nuestra creatividad, nuestra solidaridad hará que salgamos adelante.

Es momento de imaginarnos un mundo mejor y trabajar para que sea posible, un lugar más justo, equitativo, generoso, más hermoso, un mundo realmente libre, y estamos seguros que esta película que no es película de terror ni de ciencia ficción no se extenderá; que los actores al final celebren y el público en las butacas festeje porque llegó a su fin, porque estamos vivos porque podemos volver a abrazarnos; nuestra tarea quedarnos en casa hasta que los actores principales los que están poniendo el pecho, levanten la mano de victoria y nos confirmen que todo ha acabado.

Yo opino:

Desde mi ventana I
Rolando Húbner Marcos Picón

La película coreana Virus (kim Sung-Su, 2013) que retrata el repentino surgimiento de un virus altamente letal y muy contagioso,  pone en cuarentena a una ciudad de Corea del Sur, en 120 minutos que dura la película y la historia nos muestra como en una sociedad el miedo contagia más que la propia enfermedad, algunos se preguntan ahora ¿Cómo se antecedieron ellos al coronavirus o covid-19.

Hoy podemos decir que la realidad supera a la ficción, porque la pandemia que hoy sufrimos ha puesto al mundo entero en situación de crisis sanitaria, social y económica, ha puesto al mundo en cuarentena,  ese escenario de ciencia ficción se ha encarnado en nosotros, y de las butacas, de nuestros cómodos sillones, de la canchita y la gaseosa, pasamos a ser protagonistas de una película que no acabará en dos horas, ni en dos semanas, es más; no sabemos cuánto tiempo más se va prolongar, los días de miedo, incertidumbre, de ciudades vacías.

Desde mi ventana o desde nuestro encierro, en esta pausa obligada tenemos que reflexionar, sólo escuchamos el sonido de los patrulleros, el cantar de las aves, o como algunos dicen allí afuera hay un mundo mejor, más sano, más hermoso, más encantador, menos contaminado, y que el ecosistema se está curando desde que nosotros dejamos de salir o nuestras industrias pararon sus máquinas.

Pero desde nuestro encierro todos queremos que acabe pronto, y quisiéramos adelantar los días, adelantar la cinta como si se tratara de una película y despertar con la noticia que ya se encontró la cura para esta pandemia, que el final fue feliz, todos nos salvamos, no sólo en nuestros países sino toda la humanidad.

Nadie sabe cuándo acabará la crisis, pero lo que es seguro es que las autoridades políticas y sobre todo sanitarias del mundo entero están trabajando sin descanso para que podamos volver a la normalidad cuanto antes y como única tarea  nos han pedido, quédense en casas.

Una pandemia no se trata con demagogia, con mezquindad, o buscando jalar agua para sus molinos, buscando a quién o a quiénes les toca el pedazo más grande de la torta, es una majadería querer aprovechar, repetir los mismo discursos populistas, mirar en todos lados corrupción, permitir a oportunistas buscar sacar réditos políticos de esta desgracia; tenemos que erradicar los gestos mezquinos, la especulación, el acaparamiento, el individualismo, la proliferación de noticias falsas y empecemos a multiplicar los gestos heroicos y de desprendimiento, de solidaridad, de reflexiones hondas y sobre todo empecemos a multiplicar la caridad, la gratitud, el amor al prójimo, ojalá esto termine pronto, y empecemos a construir una sociedad más humana.

En esta pausa tenemos que pensar también de qué manera hemos estado construyendo nuestra sociedad, caracterizada por el consumismo, el individualismo y cuando esto acabe habría que preguntarse si es inmoral obsceno y egoísta volver al mismo tipo de sociedad donde al ciudadanos se  valora por cuanto tiene, por cuanto gastas, qué marca de ropa usas, qué carro tienes, o dónde vives. Nos hemos olvidado de mirarnos como hermanos, de buscar el bienestar común, el compartir, el hoy por ti, mañana por mí,  sin darnos cuenta nos hemos ido olvidando de Dios, y nos fuimos sumiendo en la codicia.