martes, 18 de septiembre de 2012

Remembranzas Infantiles :

La cometa
Por: Manolito
La cometa o barrilete, tiene su mejor época en el mes de agosto, el mes  de los vientos. Huallanca nunca estuvo ajena a esta fabulosa diversión infantil.
Pasada la fiebre de los toros y toreros,  nosotros los niños, desviábamos nuestra atención hacia los carrizos que crecían sobre todo en las riberas de  ambos  ríos  que  pasan  por  Huallanca.Con el riesgo de ser lastimados por las cortantes hojas alargadas de los carrizos, recolectábamos cantidades industriales de esta materia prima para manufacturar nuestras multicolores cometas que se elevarían al cielo juntamente con nuestros sueños e ilusiones.
Ya en casa, me las agenciaba para conseguir unos centavos y dirigirme a la tienda de Don Llupi, donde compraba dos o tres pliegos de papel cometa  y así darle cuerpo y color a mi artefacto volador.Los modelos que frecuentemente se hacían eran evidentemente los más fáciles, es decir. la “X”  y  la “H”  , pero mi hermano mayor  y yo, rompiendo esquemas, y teniendo como guia un suplemento del diario Expreso de esa época, construimos  uno que se parecía al aviòn de Jorge Chávez,  tardamos tres  intensos días en terminarlo, y  como se imaginarán, en  ese  momento nuestros rostros infantiles denotaban la mayor felicidad del mundo.
El domingo inmediato, nos dirigimos  a la lomita de Cachipata, lugar predilecto de los aficionados  a volar cometa, esperamos pacientemente el viento  más fuerte y enseguida la echamos a volar, esta vez nuestra alegría se multiplicó por mil, pero todo eso duró  para mala suerte nuestra solo 60 segundos, tiempo suficiente para elevarse una buena cantidad de metros, pero de pronto nuestro avioncito dio una voltereta en el aire y cayó en irreversible picada al suelo hasta estrellarse y convertirse en un montoncito de  inservible carrizo y papel.
 De ese tiempo a la fecha  vi pasar un sinfín  de  modelos de cometas ya listas  para volarlas, pero también de  ese  tiempo a  la fecha   no vi más  niños  dedicados  a  fabricar  sus propias  cometas, ni siquiera  volarlas en  la  lomita  de  Cachipata  o sobre  la  roca  Grande  de  San  Cristobal. Creo, con mucha nostalgia que  se  perdió  esta  divertida afición infantil.