domingo, 16 de septiembre de 2012

Comentario :

Un paso al costado
Por:  Rolando Húbner Marcos Picón
 Los políticos, quienes gozan de la confianza del pueblo, o son candidatos a algún cargo público no son barridos del poder en una elección. La democracia o gobierno del  pueblo, en sociedades abiertas como la nuestra, no funciona para mantener a los políticos en el poder; sino para botarlos cuando su gestión no convence a la mayoría, cuando hay corrupción o robo sistemático de los bienes del pueblo.

Nuestra historia está llena de personajes que han tenido que dar un paso al costado, algunos inclusive se fueron de Huallanca porque su tiempo ya pasó, o porque ya no inspiran confianza al pueblo en su conjunto. Muchos de ellos tuvieron la confianza del pueblo en sus manos, pero lo defraudaron, algunos un poco menos seguro que sí supieron conservar esa confianza, a quienes el pueblo seguro guarda en su mente y en sus corazones como ejemplos dignos de imitar; pero  también están quienes intentaron ganarse la confianza  del pueblo en las urnas pero estos se lo negaron.

Huallanca está lleno de políticos, especialmente en estos últimos años, que gobiernan pensando en las próximas elecciones, o perpetuarse en el poder, y piensa que al llegar a la alcaldía son dueños del pueblo; cosa que no es así, porque ellos son simples inquilinos a quienes como pueblo les confiamos la administración edil por cuatro años; pero hay también quienes gobiernan pensando en las próximas generaciones, y estamos seguros que los primeros son mucho más que los segundos.

A un personaje político se le valora por sus ideales, sus criterios, sus programas, y su conducta, con relación a lo que promete y es capaz de hacer, y los ciudadanos somos los encargados de recordarles sus discursos de campaña, sus promesas incumplidas, su plan de gobierno y su falta de compromiso.

El hecho que los políticos de hoy se alineen detrás de una pancarta, una frase bonita, o regalando a manos llenas en épocas de campaña no garantiza su permanencia en el poder, sino que nos muestre su capacidad de consenso en los debates públicos, su capacidad de convocatoria, y que esté convencido de que el pueblo solamente les tiene como inquilinos por cuatro años después a colgar los chimpunes, o dar un paso al costado para que el nuevo inquilino pueda gozar de la confianza que el pueblo le está brindando.

Los políticos tienen que responsabilizarse de sus actos sin refugiarse ni pretender cargar la culpa a otros, sobre todo cuando las cosas no marchan bien; por eso es importante el debate abierto y plural para discutir sobre la razón problemas que a todos nos preocupa, y no porque uno está en el poder nuestras ideas son consideradas únicas y obligatorias.