El tiempo pasa, los recuerdos quedan
Rolando Húbner
Marcos Picón
Finalizaron nuestras fiestas
tradicionales de fin de año; la primera en Navidad que se celebraron los días
24, 25 y 26 de diciembre, y la de Año Nuevo que se inició el 31 de diciembre
del 2017 el 1 y el 2 de enero del 2018. Al iniciar a escribir, viene a mí una
infinidad de palabras e ideas sobre qué escribir; de la cuadrilla de negritos,
de la celebración de todo el pueblo confundido bajo un solo sonido, la
expresión de alegría en los rostros de los huallanquinos, o de los abrazos prolongados
con amigos que nos encontramos después de muchos años.

El carrusel de la vida, o la
ruleta de nuestras vidas que se encarga de girar todo; hoy nos da la
oportunidad de compartir con nuestros seres queridos esta navidad y año nuevo a
veces estamos arriba muchas otra abajo,
en este giro pausado de la vida hay golpes que duelen y muchos más que dan risa
y así en cada movimiento vamos forjando lo que algunos llaman destino, pero
también nos damos cuenta que el reloj de la vida no se ha detenido sigue
girando y ya no tenemos tiempo en abundancia, pero quedaran en el recuerdo
alimentando esas sonrisas bonitas la celebración de nuestras tradicionales
fiestas de fin e inicio de año, el baile de los negritos de Huallanca.

Cuando vemos a un pueblo que
conserva y transmite sus tradiciones, con una sensibilidad especial, con
cariño, cuando los sentimientos te ganan al ver a tus hijos bailar, tus danzas
costumbristas o cuando sabes que tus valores y creencias se respetan, se
guardan y trasmiten de generación en generación cuando sabes que esos valores
dan identidad, presencia y amor por la patria chica, es cuando las lágrimas
caen pero no de tristeza, sino de alegría; es cuando te emocionas, y te sientes
orgulloso de que supiste transmitir en tus hijos el cariño, amor y a alegrarse
con lo nuestro.

Celebrar requiere recuerdos comunes, esperanzas
colectivas, vitalidad, integración, colectividad, participación; es época de
alegría, de paz, de bienestar unido al ajetreo propio de la fiesta. Si a un
pueblo le quitáramos sus celebraciones, lo acabaríamos, se consumiría en un
presente sin esperanzas, perdería su identidad, por todo lo dicho sigamos
bailando y como siempre decimos prosa…!. Un abrazo.