Para entendernos mejor
Rolando Húbner Marcos Picón
La
tarea para nuestras próximas autoridades apenas comienza el año 2015
después de juramentado será concentrarse, en una tarea tan difícil como
necesaria: hablarle al 51 % de huallanquinos que votamos en su contra y
construir confianza entre los 884 ciudadanos indiferentes o
inconformes que se abstuvieron de votar.
Así
las cosas, para el reelecto alcalde tendrá que escabullirse de los lugares
comunes y gobernar desde el primer día en función del contrario. No para
cambiar de discurso y tratar de quedar bien con todos, sino para ganarse el
respeto del pueblo, persuadir en medio del desencanto, la duda, la desconfianza
y vencer alguna parte del comprensible escepticismo que se vive hoy en HUALLANCA.
Local Instituto,espera su funcionamiento |
“Cumplirles a mis electores”, “honrar el
mandato que los huallanquinos me dieron” “por más obras” “mis obras
hablan por mi”…y otros mensajes fueron promesas de campaña que no garantizan
nada. Lo que la gente le va pedir al próximo alcalde van ser obras
nuevas, trabajo, que cumpla sus compromisos de campaña, que funcionen el Instituto
Tecnológico, el camal municipal, el suministros de agua, etc. El alcalde
necesita respuestas audaces enfocadas en superar la división y garantizar
el bienestar de su pueblo para los próximos cuatro años.
El
nuevo alcalde debería reconocer que su victoria es frágil y, con los pies bien
puestos en la tierra, dedicarse a ampliar su base de apoyo a punta de hechos,
con trabajo, con compromiso de construcción real de un pueblo más
unido sólo de esta manera se tendrá un gobierno más sólido; porque habrá quiénes
se mantengan atentos a cualquier falta para pedir su revocatoria.
Es
verdad: la experiencia y el silencio se unió y venció, pero queda demostrado
que existe un sector importante de huallanquinos aferrados a unas creencias que
deberían ser tomadas en serio y que no se esfumarán del panorama local,
mientras en la calles el común de la gente siga comentando de presuntos actos
de corrupción que empañaron sus dos periodos de gobierno anteriores, y sean
seguidas como una religión por un número significativo de ciudadanos.
De
esa mitad, y no precisamente de los aliados victoriosos, dependerá que el
alcalde tenga legitimidad y que pueda impulsar con tranquilidad institucional
los compromisos programáticos que se fijó con el pueblo, sus comunidades y las
diversas instituciones de la sociedad civil. Por eso no habrá reto más grande
para Teofilo Marcos Cervantes que hablarle a la otra mitad de huallanquinos que
no quiso acompañarlo en su aspiración. Esa otra mitad de huallanquinos y
huallanquinas deben recibir más que un calificativo excluyente, la
invitación para trabajar juntos el desarrollo de nuestro pueblo que hasta ahora
se ha mostrado esquivo.
A
nuestras autoridades hoy les toca asumir el liderazgo que los convierta en interlocutores
de respeto para sus opositores, y quién sabe en una de esas logre seducir a
unos cuantos huallanquinos más, para poder dirigir los destinos del
pueblo con una base más solida que le reconozca el esfuerzo, será desde
ahora cuando veamos si Teófilo Marcos pasa a las páginas de la historia como el
alcalde que nos encamino rumbo al desarrollo o por todo lo contrario; el tiempo
lo dirá.