jueves, 30 de octubre de 2014

Yo opino:

Para entendernos mejor
Rolando Húbner Marcos Picón

La tarea para nuestras próximas autoridades  apenas comienza el año 2015 después de juramentado será concentrarse, en una tarea tan difícil como necesaria: hablarle al 51 % de huallanquinos que votamos  en su contra y construir confianza entre los 884   ciudadanos indiferentes o inconformes que se abstuvieron de votar. 

Local Instituto,espera su funcionamiento
Así las cosas, para el reelecto alcalde tendrá que escabullirse de los lugares comunes y gobernar desde el primer día en función del contrario. No para cambiar de discurso y tratar de quedar bien con todos, sino para ganarse el respeto del pueblo, persuadir en medio del desencanto, la duda, la desconfianza y vencer alguna parte del comprensible escepticismo que se vive hoy en HUALLANCA.

Cumplirles a mis electores”, “honrar el mandato que los huallanquinos me dieron”  “por más obras” “mis obras hablan por mi”…y otros mensajes  fueron promesas de campaña que no garantizan nada. Lo que la gente le  va pedir al próximo alcalde van ser obras nuevas, trabajo, que cumpla sus compromisos de campaña, que funcionen el Instituto Tecnológico, el camal municipal, el suministros de agua, etc. El alcalde  necesita respuestas audaces enfocadas en superar la división y garantizar el bienestar de su pueblo para los próximos cuatro años.

El nuevo alcalde debería reconocer que su victoria es frágil y, con los pies bien puestos en la tierra, dedicarse a ampliar su base de apoyo a punta de hechos, con trabajo, con compromiso   de construcción real de un pueblo más unido sólo de esta manera se tendrá un gobierno más sólido; porque habrá quiénes se mantengan atentos a cualquier falta para pedir su revocatoria.

Es verdad: la experiencia y el silencio se unió y venció, pero queda demostrado que existe un sector importante de huallanquinos aferrados a unas creencias que deberían ser tomadas en serio y que no se esfumarán del panorama local, mientras en la calles el común de la gente siga comentando de presuntos actos de corrupción que empañaron sus dos periodos de gobierno anteriores, y sean seguidas como una religión por un número significativo de ciudadanos. 

De esa mitad, y no precisamente de los aliados victoriosos, dependerá que el alcalde tenga legitimidad y que pueda impulsar con tranquilidad institucional los compromisos programáticos que se fijó con el pueblo, sus comunidades y las diversas instituciones de la sociedad civil. Por eso no habrá reto más grande para Teofilo Marcos Cervantes que hablarle a la otra mitad de huallanquinos que no quiso acompañarlo en su aspiración. Esa otra mitad de huallanquinos  y huallanquinas  deben recibir más que un calificativo excluyente, la invitación para trabajar juntos el desarrollo de nuestro pueblo que hasta ahora se ha mostrado esquivo.

A nuestras autoridades hoy les toca asumir el liderazgo que los convierta en interlocutores de respeto para sus opositores, y quién sabe en una de esas logre seducir a unos cuantos huallanquinos más,  para poder dirigir los destinos del pueblo con una base más solida que le reconozca el esfuerzo, será  desde ahora cuando veamos si Teófilo Marcos pasa a las páginas de la historia como el alcalde que nos encamino rumbo al desarrollo o por todo lo contrario; el tiempo lo dirá.