miércoles, 16 de mayo de 2012

Recuerdos de Huallanca (5) :

El Shagsha Gallo
Por: Octavio Durán López *

En algunos pueblos de la sierra se vivían momentos inesperados de ocurrencias que con el correr del tiempo dejaron inmemorables recuerdos que ahora podemos contar.

Allá por los años setenta, en el hermoso pueblo de Huallanca, hoy perteneciente a la Provincia de Bolognesi-Ancash trabajaban varias profesoras foráneas solteras y tres de ellas vivían en una casa que quedaba frente al Puesto de la Guardia Civil. Un día, a eso de las diez de la mañana una de ellas me llama mediante señas en forma insistente por lo que me acerco y la dama me dice en voz baja “Toca, entra al cuarto y mira lo que hay”, yo, pensando que algún borracho se habría metido, ingreso al cuarto y no observo nada, en la puerta estaba la profesora y con señas me indica que mire debajo de la cama y al agacharme veo un gallo pinto arrinconado y cuando levanto la cabeza la profesora me pregunta ¿qué hacemos ahora? Y en tono burlón le digo ¡caldo! y me retiro.

Pasado las doce del día la profesora me llama nuevamente y al apersonarme me dice llena de alegría: “Toca, ya está el caldo ¡y es bastante!, mejor invita a un amigo” al voltear y mirar hacia el puente observo que pasaba mi compadre Eugenio Córdova Barrenechea le doy un silbido y él acude y me pregunta: ¿Qué pasa compadre? A lo que le contesto diciéndole “compadre las profesoras dicen que tienen preparada una sorpresa y nos invitan a pasar”, entramos a la sala y una de las profesoras nos da la bienvenida y nos invita tomar asiento en la mesa y ellas empiezan a servir el caldo con presas grandes, no olvido el rostro de sorpresa de mi compadre quién reacciona diciendo:

-“ Compadre, ¿este no será mi shagsha gallo?

Luego nos aclara que, en horas de la mañana había comprado un gallo de color pinto y lo soltó en su corral de gallinas donde había otro gallo más grande y empezó a corretearlo por todo el corral y el gallo pinto saltó la muralla y de ahí a la calle, y que salió a buscarlo por todos lados e incluso se fue al barrio Lima de donde retornaba…., después de esta narración y entre risas dimos buena cuenta del caldo. Eugenio, nos acababa de explicar el origen de la presencia del gallo en la casa de las profesoras.

Octavia, era el nombre de una profesora de Caraz que me trataba de “Toca”.

La ocurrencia de la juventud y nuestra inclinación a la música dio origen a muchas canciones y dábamos serenatas a las señoras amas de casa con el siguiente verso:

Amari gallu cantanquitsu
Jovencuna pasayaptin
Sicush gam cantarinqui
Canan pagasmi caldu canqui

En aquéllos tiempos, toda serenata terminaba con un buen caldo.

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* El autor trabajó en Huallanca entre 1966-1970 en el Puesto de la Guardia Civil-(hoy PNP), del cual tiene gratos recuerdos