Pobres o ricos
Por: Luis Antonio Páucar Solís
“Lo que preocupa no es la perversidad de los malos, sino la indiferencia de los buenos”
Que las acciones cívicas, la vida política, y los rumbos que tenemos que trazarnos como pueblo, no se queden solo en manos de gente inescrupulosa, de empresarios, de dirigentes comunales, representantes políticos; todos ávidos de poder y dinero, sin principios y capaces de vender hasta su propia alma por unos cuantos reales. Sino en manos de hombre que sean capaces de canalizar la solidaridad la búsqueda del bienestar común, la decencia, la imaginación de quiénes buscan combatir la injusticia, mejorar, conservar y garantizarle a nuestros hijos las tierras que nuestros padres nos dejaron para cuidarlos, y no para venderlo o hacer arreglos bajo la mesa a espaldas de nuestros propios hermanos.
Hoy una vez más está en nuestras manos la decisión de producir riqueza o pobreza, y lo vamos a alcanzar, vamos a llegar a ser extremadamente pobres o un pueblo próspero, para nuestros hijos y para los hijos de ellos. Decimos esto porque las bonanzas mineras, la dilapidación exagerada de nuestros recursos, la corrupción generalizada en toda nuestras instituciones se están convirtiendo hoy en maquinarias de generar pobreza para nuestro pueblo, nuestros hermanos, nuestra gente, para nuestros hijos; no para sus dirigentes, porque ellos sí tienen o están sus arcas familiares llenos de dinero y poder que ganaron gracias al hambre de sus paisanos y se irán a otros lugares a disfrutarlo.
Huallanca es un pueblo rico, es un pueblo riquísimo rodeado de inmensas punas, vigilado por imponentes cerros, zona ganadera, agrícola, minera, ésta última hoy la principal actividad económica. Las concesiones mineras en las cabeceras de cuenca como Atalaya (Santa Luisa) y el proyecto Hilarión (Milpo) van a poner en riesgo nuestra capacidad de tener agua, y sin agua no vamos a desarrollar ni la actividad agrícola, menos la ganadera.
La minería es una actividad altamente contaminante y no renovable, y aún, con el uso de la mejor tecnología no se puede evitar la contaminación, solo se le minimiza a estándares aceptables, y cuando se retiran, lo que dejan son pasivos ambientales, ríos contaminados, campos que no producen nada, pueblos desolados y pobreza por donde ellos pasaron. No podemos evitar el desarrollo de la minería en nuestro pueblo debido a la insensata política económica del gobierno, pero si podemos firmar convenios que nos garanticen el bienestar de nuestra gente.