martes, 31 de mayo de 2011

Crónicas de :



¡¡¡ TERREMOTO !!!
31 de mayo de 1970, eran aproximadamente las 3 de la tarde cuando se escuchó un extraño ruido, la tierra empezó a temblar.


Yo me encontraba concentrado en la lectura de "Korak el Guerrero de Piedra" junto a mi hermano mayor en el negocio de mis papás, cuando de pronto colisionó en mi cabeza una lata de atún o algo parecido, reaccioné rápidamente y emprendimos en seguida veloz carrera hacía la calle.

Ya en la calle pudimos notar que un volquete "Izuzu" de la mina Huanzalá se bamboleaba en medio de la empedrada vía. Aparecieron de pronto una docena de personas que en loca carrera se dirigían hacía la plaza de armas, nosotros tampoco lo dudamos ni un segundo y seguimos a ese grupo, ya en la plaza encontramos mucha gente reunida, unos arrodillados rezaban e imploraban que calme el movimiento, otros mas nerviosos gritaban y vimos además algunos desmayados por el momento de terror que nos tocó vivir.

Presencié también como la torre de nuestra querida Iglesia Matriz se agrietaba, amenazando con caerse. Al rato nos repusimos del susto y regresamos a cerrar la tienda que en el alboroto nos olvidamos.

Una buena parte de la población ese día asistió a Ogopampa, era domingo, donde se desarrollaba un campeonato de fútbol, todos ellos vieron desde ahí. Me cuenta un amigo que Huallanca estaba envuelta en polvareda, temiendo ellos lo peor y pensando en lo que pudo haber pasado con sus familiares y amigos regresaron lo mas rápido posible.

Aquel fatídico día, la casa en que vivíamos, literalmente se vino abajo, no teníamos donde dormir, y compartimos dada las réplicas del sismo, varias noches con numerosas familias amigas de mis padres, en carpas muchas de ellas precarias que se instalaban en patios y corrales que existían en aquel entonces. Una de esas noches dormí en la "Construcción", nombre que se le daba en esa época a la nueva instalación del Jardín de Niños.

Volver la memoria a ese 31 de Mayo me parece una experiencia inolvidable, que debemos ahora tener mucho en cuenta para tomar las acciones preventivas del caso.

Entonces desde aquel día cada golpe en la cabeza me transporta inconsientemente a esa horrenda tarde de 1970 cuando cayó en mi una lata de atún.