miércoles, 13 de abril de 2022

Yo opino:

Perú, un país polarizado

Rolando Húbner Marcos Picón

Si sólo dependiera de la oposición, el presidente Pedro Castillo, podría haber sido vacado hace rato, y quiénes creyeron que la izquierda haría un gran gobierno. Ven como día a día el liderazgo del presidente se va eclipsando y cada día la desaprobación es mayor, pero en esta guerra declarada entre ambos poderes del estado (el ejecutivo y legislativo) es porque en la puerta del horno se les quemó el pan a quiénes pensaron festejar por todo lo alto gobernar el país en el bicentenario.

Ninguna transición es simple, más aun en un país polarizado como el nuestro y cuando se ha ganado o se ha sido elegido por poco margen la elección, como todos sabemos Pedro Castillo alcanzó el 50.13% de los votos válidos, mientras la candidata fujimorista 49.87%. En ese contexto el gobierno empezó con la mitad de la población en su contra, y conforme pasaban los meses la obstrucción del congreso, la campaña de desprestigio y el papel de la prensa; pone en riesgo a todo el sistema democrático.

Lo que sorprende es que de nuestros políticos, nadie se ha jugado por consolidar algo parecido a una alianza a convocar frentes capaces de unirnos como peruanos y trabajar lo que se llama la “agenda país” todos se han dedicado a enumerar las debilidades, ineficiencias e incapacidades del gobierno, pero nadie ha hablado de cómo salir de esta crisis que desespera, que se agudiza, cual es la tarea del gobierno, poder legislativo o mejor de toda nuestra clase política.

Entonces las preguntas llegan: ¿Por qué ha descendido tanto la aceptación presidencial? Los errores o la puntería a la cabeza de gobierno comenzaron desde que ganó las elecciones en medio de una crisis sanitaria y económica y no realizó un balance que demostrara la fragilidad del país que se heredaba, no se hizo ese deslinde, y el actual gobierno tiene que cargar con muchas culpas ajenas, de gestiones de una o dos décadas pasadas. Tampoco se evaluó correctamente la seriedad de los problemas sociales que se habían ido acumulando durante toda una década, más aun en estos últimos tres años que hemos sido golpeados por la pandemia y de un manejo inadecuado de las demandas de la gente, sin trabajo, con un sistema de salud en crisis y sin ningún proyecto para paliar el hambre y la desesperación.

Lo que está pasando es lamentable y patético, el espectáculo de quiénes dicen hablar en nombre del pueblo, se olvidan, se vuelven ciegos, sordos, mudos, han dejado de lado los verdaderos y urgentes problemas del país, la mezquindad, los beneficios personales, los negocios ocultos, la corrupción y el robo son características de nuestra clase política, no es posible que los de Perú Libre en masa quieran ocupar cargos públicos que no merecen o no conocen, ni que se reparta las entidades del estado para salvarse de una vacancia que amenaza y no llega, queremos ver una clase política más civilizada, honesta, más productiva, necesitamos políticos que formen alianzas, políticos más inclusivos, menos primitivos, menos asquerosos, menos idiotas, menos fascista. 

Las protestas sociales y las marchas que dejaron un saldo de siete fallecidos, debió haber sido la oportunidad para que nuestra clase política entiendan la necesidad real de unirse como único camino para avanzar, entender que hay en el Perú aún gente dispuesta a movilizarse por el cambio, buscar consenso y comenzar a trabajar en las tareas que se les ha encomendado,  los índices de desaprobación publicados en los principales diarios de circulación nacional son más que alarmantes desaprueba la gestión del presidente el 76% y la desaprobación del congreso el 82%, fue el coro que se escuchó en esta marcha “que se vayan todos”.

No sabemos si nuestros políticos se han dado cuenta que el abismo entre la gente y los políticos cada vez es más profundo, el descontento y la frustración se muestra en cada una de estas marchas que debe ser escuchada y analizada por quiénes dirigen los destinos del país, claro que muchos de ellos son responsabilidad del gobierno y su política de lenta reacción, pero lo es también responsabilidad de la oposición que carece de propuestas mínimamente compartidas de la agenda país y en todo estos meses lo único que nos han mostrado su intención de como vacar al presidente, como si para eso los hubiéramos elegido, lo que se puede concluir es que estamos lejos de la formación de nuevos actores políticos, las desconfianzas y las mutuas exclusiones van a seguir predominando .

En el fondo, se trata entonces de una carrera contra el tiempo y contra las propias debilidades de nuestra sociedad y nuestro sistema político, como conclusión podemos decir que: Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga, Gregorio Santo, Vladimir Cerrón no pueden ser presidentes de la república porque polarizan fragmentan, dividen, y lo que necesitamos como país es líderes capaces de unirnos, fusionarnos como peruanos para trabajar juntos la agenda país, necesitamos lideres empáticos que comprendan no solo lo que ellos tiene sino lo que la gente padece en las calles, necesitamos líderes que le den apertura al desarrollo de la actividad minera, responsable, sostenible porque son los que van a traer el dinero, la agro exportación, la pesca, entender a la minería como el motor de desarrollo . Para seguir creciendo y alcanzar el desarrollo, nuestro país requiere innovar, sumarse y adaptarse a los cambios.