miércoles, 27 de abril de 2022

Reportaje:


EL REPUNTERO Y LOS CÓNDORES

Félix Vargas Córdova  (+)

Es un reportaje sobre una de las tantas experiencias del repuntero  en punas desoladas y frías. Don Feliciano Gamarra Espinoza, hombre conocedor de esta materia de trabajo, quién desempeñó en el fundo Ranracancha (Huallanca) repuntando los ganados lidia del Sr. Luis Barrenechea Martel.

La palabra “repuntero” significa cuidador de ganado vacuno de un propietario en campo libre abierto.

El repuntero relata sus experiencias: Que los ganados  de lidia de casta no son como los mansos, ellos tienen distintos parajes conocidos; cada vez que los reúne para la “salada”,  separándose, luego, con destino a sus parajes guiados por el “padrillo  o “reproductor”.

Es mucho trabajo, al menos, cuando hay preñadas; estar cuidando de los cóndores que, desde las alturas están espiando la agonía de sus víctimas para bajar en vuelo de picada, lanzando agudos graznidos sobre sus víctimas.

EN BUSCA DEL GANADO BRAVO

Es así que, un día viernes por la mañana, don Feliciano Gamarra “Filli Gamarra”  va en dirección a la ruta de Jatunragra-Cochapiteg donde están acostumbrados un grupo de ejemplares bravos; en este sitio todo está completo, regresa a su casa. Luego de almorzar, emprende por otra ruta de Ogshacruz-Jarara, donde es el paraje de otro grupo; a los ganados los encuentra  en la quebrada de Ogshacruz, un poco asustados, falta una vaca llamada Jacinta de color enjalmado pinta, estaba flaca; después de buscarlo, al no encontrar, regresa  a su casa.

Al día siguiente, muy temprano, su esposa le prepara un desayuno sostenido: chupe de papas y su agua de huamanripa, con requesón y cancha bien servida. Ensilló su yegua llevando tres perros enrumbó por la ruta del día anterior, ya con la imaginación que la vaca había muerto.

LUCHA CONTRA LOS CÓNDORES

Después de larga caminata, al voltear una esquina, los perros vieron a un venado correr y fueron persiguiendo. Don Feliciano estaba solo, al voltear otra quebrada, a cierta distancia, vio a varios cóndores volar; picó espuela a la yegua “Yauyina”, y al llegar a una quebrada oculta, fue sorpresa al encontrar a muchos cóndores, y lo arremetió a chicotazos, y no podían volar con el buche lleno, y voltearon para atacar contra  Feliciano, muy agresivos estaban los rapases; el repuntero se defendió solo con chicote en mano, gritando con toda su fuerza, felizmente llegaron sus perros para defenderlos. El perro más grande, llamado “Diablo” fue contra un cóndor, pero fue lastimado de un picotazo le arrancó el pellejo, gruñendo fue al amparó en su amo.

Pero ya los cóndores tuvieron que alejarse vomitando para bajar de peso y tomar altura para volar. Después del susto, Feliciano reaccionó y fue hacia la vaca muerta.

CÓNDOR VIVO DENTRO DE LA VACA MUERTA

Otra sorpresa más, porque la difunta ya no estaba en el sitio, había bajado hacia la zanja del riachuelo; pensó encontrarla viva porque la panza estaba en movimiento y abultada. Siempre haciendo sonar su chicote más cerca observó que un cóndor estaba en el interior del cuerpo de la vaca; se había introducido, abriendo o arrancando por la parte del ano del ganado vacuno. Seguro que fue el último cóndor hambriento, al voltear para salir sus garras  quedaron atracados engrampados en las costillas del mamífero.

REPUNTERO EN ACCION

Don Feliciano corrió a sacar su cabrestillo, y con su cuchillo calculó bien por donde estaba la cabeza del cóndor, hizo un corte en el momento que sacó la cabeza le enlazó; así la ahorcó, porque de lo contrario, si hubiera salido el animal le desgarraba a Feliciano. Para sacar el pellejo de la vaca difunta lo cortó de largo, constató que el cóndor estaba  con el cuello volteado y las patas metidas en las costillas descarnadas de la vaca.

Feliciano retornó a su casa  cargando el pellejo de la vaca Jacinta, más el cuerpo del cóndor; después de una lucha solo contra los cóndores en esas punas desoladas y frías, como Tarzán en la selva.

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