EL REPUNTERO Y LOS CÓNDORES
Félix Vargas Córdova
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Es un reportaje sobre una de las tantas experiencias del
repuntero en punas desoladas y frías.
Don Feliciano Gamarra Espinoza, hombre conocedor de esta materia de trabajo,
quién desempeñó en el fundo Ranracancha (Huallanca) repuntando los ganados
lidia del Sr. Luis Barrenechea Martel.
El repuntero relata sus experiencias: Que los ganados de lidia de casta no son como los mansos,
ellos tienen distintos parajes conocidos; cada vez que los reúne para la
“salada”, separándose, luego, con
destino a sus parajes guiados por el “padrillo
o “reproductor”.
Es mucho trabajo, al menos, cuando hay preñadas; estar
cuidando de los cóndores que, desde las alturas están espiando la agonía de sus
víctimas para bajar en vuelo de picada, lanzando agudos graznidos sobre sus
víctimas.
EN BUSCA DEL GANADO BRAVO
Es así que, un día viernes por la mañana, don Feliciano
Gamarra “Filli Gamarra” va en dirección
a la ruta de Jatunragra-Cochapiteg donde están acostumbrados un grupo de
ejemplares bravos; en este sitio todo está completo, regresa a su casa. Luego
de almorzar, emprende por otra ruta de Ogshacruz-Jarara, donde es el paraje de
otro grupo; a los ganados los encuentra
en la quebrada de Ogshacruz, un poco asustados, falta una vaca llamada
Jacinta de color enjalmado pinta, estaba flaca; después de buscarlo, al no
encontrar, regresa a su casa.
Al día siguiente, muy temprano, su esposa le prepara un
desayuno sostenido: chupe de papas y su agua de huamanripa, con requesón y
cancha bien servida. Ensilló su yegua llevando tres perros enrumbó por la ruta
del día anterior, ya con la imaginación que la vaca había muerto.
LUCHA CONTRA LOS CÓNDORES
Después de larga caminata, al voltear una esquina, los perros
vieron a un venado correr y fueron persiguiendo. Don Feliciano estaba solo, al
voltear otra quebrada, a cierta distancia, vio a varios cóndores volar; picó
espuela a la yegua “Yauyina”, y al llegar a una quebrada oculta, fue sorpresa
al encontrar a muchos cóndores, y lo arremetió a chicotazos, y no podían volar
con el buche lleno, y voltearon para atacar contra Feliciano, muy agresivos estaban los rapases;
el repuntero se defendió solo con chicote en mano, gritando con toda su fuerza,
felizmente llegaron sus perros para defenderlos. El perro más grande, llamado
“Diablo” fue contra un cóndor, pero fue lastimado de un picotazo le arrancó el
pellejo, gruñendo fue al amparó en su amo.
Pero ya los cóndores tuvieron que alejarse vomitando para
bajar de peso y tomar altura para volar. Después del susto, Feliciano reaccionó
y fue hacia la vaca muerta.
CÓNDOR VIVO DENTRO DE LA VACA MUERTA
REPUNTERO EN ACCION
Don Feliciano corrió a sacar su cabrestillo, y con su
cuchillo calculó bien por donde estaba la cabeza del cóndor, hizo un corte en
el momento que sacó la cabeza le enlazó; así la ahorcó, porque de lo contrario,
si hubiera salido el animal le desgarraba a Feliciano. Para sacar el pellejo de
la vaca difunta lo cortó de largo, constató que el cóndor estaba con el cuello volteado y las patas metidas en
las costillas descarnadas de la vaca.
Feliciano retornó a su casa
cargando el pellejo de la vaca Jacinta, más el cuerpo del cóndor; después
de una lucha solo contra los cóndores en esas punas desoladas y frías, como
Tarzán en la selva.
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