Entre el temor y la crisis
Rolando Húbner Marcos
Picón.
Desde la proclamación
de la independencia, hace 200 años, no habíamos tenido a un profesor rural como
Presidente de la República, sino que ha sido presidido por militares, abogados
y economistas; el estado ha sido dirigido por hacendados, ingenieros, médicos,
empresarios, economistas, arquitectos, y por la iglesia.
El 28 de julio del
2021 marca un hito en la historia,
porque asume como presidente del bicentenario, el profesor Pedro Castillo
Terrones, docente rural y rondero de 51 años de edad, natural de Cajamarca,
provincia de Chota, distrito de Tacabamba. Creímos que con la juramentación del
nuevo presidente y después de casi un año de campaña política marcada
principalmente por la difusión de discursos de odio y desinformación, la
aparición de extremista pidiendo romper el orden constitucional, las denuncias
de fraude que no se pudieron demostrar; todo había terminado, nos equivocamos,
y las acusaciones, la descalificación, los mensajes de odio, las irresponsables
declaraciones de nuestros representantes aún no tienen cuando acabar.
En pocos días hemos
pasado de ser espectadores de la política y de los políticos para convertirnos
en intérpretes del lenguaje corporal y de las declaraciones de cada uno de
ellos, que se han auto proclamados como los intérpretes de nuestra realidad y
del futuro de la patria, tan incierta hoy; es nuestra realidad tan dolorosa y
penosa.
El país está
polarizado, nos hemos dividido y los políticos más sensatos a su manera buscan
el centro, pero el centro parece ser abstracto, existir sólo en sus
pensamientos y en la vida cotidiana del día a día se desvanece, no existe,
nadie juega en equipo porque cada uno de las clases sociales han trazado líneas
divisorias y nos han dicho que somos enemigos; aunque duela decirlo en 200 años
no hemos aprendido a vivir como hermanos, no apuntamos a un mismo norte.
Llama mucho la atención
escuchar decir, de derecha o ricos exitosos, los poseedores del poder
económico, social y político de la era neoliberal y los de izquierda o los
antisistema; palabras que oculta realidades más dolorosas como los olvidados,
repudiados, ignorados, los cholos choleados por los cholos más exitosos, se ven
como excluidos, con una cultura propia, rechazada, ignorada y diluida por la
globalización, realidades que se han ido agravando estos últimos días.
No hubo luna de miel, sino
una declaración de guerra entre el gobierno entrante y la oposición, o los que
perdieron en esta segunda vuelta, un sector de la población que aún no ha podido
digerir que ya tenemos presidente, como si fuera poco tenemos una crisis
sanitaria y la crisis económica que se agrava cada día más, son tiempos
difíciles son tiempos de crisis. La llegada de un nuevo gobierno, en vez de
alimentar esperanzas, generar cambios, soñar un futuro mejor, nos muestra
una lucha encarnizada por el poder, los
extremismos, se están convirtiendo en máquinas que están acabando con las pocas
ilusiones que aún quedaban, después de vivir esta segunda ola de esta pandemia
que nos ha quitado a muchos familiares, amigos y conocidos.
El discurso del nuevo
gobierno no ha ayudado mucho, porque ha anunciado varias medidas que resultan
polémicas y no dependen sólo del gobierno, en temas como la lucha contra la
corrupción, la reactivación económica, la educación, el cambio de sede para
goberna, el cambio de constitución ha generado mucha más preocupación que
tranquilidad.
Por todo lo visto en
estas primeras semanas de gobierno, Pedro Castillo no lo va a tener fácil; la
prensa y los políticos de oposición no le van a perdonar nada, para terminar y
tratando de ser menos pesimista con nuestro futuro; debemos prepararnos para
ver, que la legitimidad de quienes nos representa se verá sumamente mellada, y
continuaremos siendo testigos de las acusaciones puyazos y calumnias. Estamos
en un nuevo punto de partida donde también tenemos que decir que como sociedad
estamos en crisis y hemos sido incapaces de convertir en fortaleza nuestra
diversidad cultural, y quienes se encargaron de dirigir los destinos de la
patria, los políticos están usando esta diversidad como combustible para
dividirnos, para enfrentarnos, para decir que somos enemigos, cuando en verdad
somos hermanos, somos hijos de esta tierra que liberó Bolívar, San Martin y compañía,
que defendió Grau, Cáceres, Bolognesi, Leoncio Prado, o Aparicio Pomares… y
muchos más.
La mayoría de peruanos
nos queremos y respetamos como sociedad, como ciudadanos, como personas y como
hermanos y que nuestro amor por el país es mucho más grande que sus problemas.
Todos buscamos que el
Perú, tierra rica y generosa, sea para todos los peruanos, tenemos que unirnos
y reconciliarnos, seguro sentarnos a la mesa y platicar para buscar consensos,
tenemos que repetir a viva voz. TE AMO PERU.
Tenemos que estar conscientes que las cosas van a cambiar por el esfuerzo y trabajo de todos y no por cualquier tipo de salvador de la patria.