miércoles, 11 de agosto de 2021

Yo opino:

                               Entre el temor y la crisis

Rolando Húbner Marcos Picón.

Desde la proclamación de la independencia, hace 200 años, no habíamos tenido a un profesor rural como Presidente de la República, sino que ha sido presidido por militares, abogados y economistas; el estado ha sido dirigido por hacendados, ingenieros, médicos, empresarios, economistas, arquitectos, y por la iglesia.

El 28 de julio del 2021  marca un hito en la historia, porque asume como presidente del bicentenario, el profesor Pedro Castillo Terrones, docente rural y rondero de 51 años de edad, natural de Cajamarca, provincia de Chota, distrito de Tacabamba. Creímos que con la juramentación del nuevo presidente y después de casi un año de campaña política marcada principalmente por la difusión de discursos de odio y desinformación, la aparición de extremista pidiendo romper el orden constitucional, las denuncias de fraude que no se pudieron demostrar; todo había terminado, nos equivocamos, y las acusaciones, la descalificación, los mensajes de odio, las irresponsables declaraciones de nuestros representantes aún no tienen cuando acabar.

En pocos días hemos pasado de ser espectadores de la política y de los políticos para convertirnos en intérpretes del lenguaje corporal y de las declaraciones de cada uno de ellos, que se han auto proclamados como los intérpretes de nuestra realidad y del futuro de la patria, tan incierta hoy; es nuestra realidad tan dolorosa y penosa.

El país está polarizado, nos hemos dividido y los políticos más sensatos a su manera buscan el centro, pero el centro parece ser abstracto, existir sólo en sus pensamientos y en la vida cotidiana del día a día se desvanece, no existe, nadie juega en equipo porque cada uno de las clases sociales han trazado líneas divisorias y nos han dicho que somos enemigos; aunque duela decirlo en 200 años no hemos aprendido a vivir como hermanos, no apuntamos a un mismo norte.

Llama mucho la atención escuchar decir, de derecha o ricos exitosos, los poseedores del poder económico, social y político de la era neoliberal y los de izquierda o los antisistema; palabras que oculta realidades más dolorosas como los olvidados, repudiados, ignorados, los cholos choleados por los cholos más exitosos, se ven como excluidos, con una cultura propia, rechazada, ignorada y diluida por la globalización, realidades que se han ido agravando estos últimos días.

No hubo luna de miel, sino una declaración de guerra entre el gobierno entrante y la oposición, o los que perdieron en esta segunda vuelta, un sector de la población que aún no ha podido digerir que ya tenemos presidente, como si fuera poco tenemos una crisis sanitaria y la crisis económica que se agrava cada día más, son tiempos difíciles son tiempos de crisis. La llegada de un nuevo gobierno, en vez de alimentar esperanzas, generar cambios, soñar un futuro mejor, nos muestra una  lucha encarnizada por el poder, los extremismos, se están convirtiendo en máquinas que están acabando con las pocas ilusiones que aún quedaban, después de vivir esta segunda ola de esta pandemia que nos ha quitado a muchos familiares, amigos y conocidos.

El discurso del nuevo gobierno no ha ayudado mucho, porque ha anunciado varias medidas que resultan polémicas y no dependen sólo del gobierno, en temas como la lucha contra la corrupción, la reactivación económica, la educación, el cambio de sede para goberna, el cambio de constitución ha generado mucha más preocupación que tranquilidad.

Por todo lo visto en estas primeras semanas de gobierno, Pedro Castillo no lo va a tener fácil; la prensa y los políticos de oposición no le van a perdonar nada, para terminar y tratando de ser menos pesimista con nuestro futuro; debemos prepararnos para ver, que la legitimidad de quienes nos representa se verá sumamente mellada, y continuaremos siendo testigos de las acusaciones puyazos y calumnias. Estamos en un nuevo punto de partida donde también tenemos que decir que como sociedad estamos en crisis y hemos sido incapaces de convertir en fortaleza nuestra diversidad cultural, y quienes se encargaron de dirigir los destinos de la patria, los políticos están usando esta diversidad como combustible para dividirnos, para enfrentarnos, para decir que somos enemigos, cuando en verdad somos hermanos, somos hijos de esta tierra que liberó Bolívar, San Martin y compañía, que defendió Grau, Cáceres, Bolognesi, Leoncio Prado, o Aparicio Pomares… y muchos más. 

La mayoría de peruanos nos queremos y respetamos como sociedad, como ciudadanos, como personas y como hermanos y que nuestro amor por el país es mucho más grande que sus problemas.

Todos buscamos que el Perú, tierra rica y generosa, sea para todos los peruanos, tenemos que unirnos y reconciliarnos, seguro sentarnos a la mesa y platicar para buscar consensos, tenemos que repetir a viva voz. TE AMO PERU.

Tenemos que estar conscientes que las cosas van a cambiar por el esfuerzo y trabajo de todos y no por cualquier tipo de salvador de la patria.