A propósito de la Fundación de Huánuco
Omar Llanos Espinoza
La ciudad de Huánuco fue fundada el 15 de agosto de 1539 por el capitán Gómez
de Alvarado en nombre del rey de España
y del gobernador Francisco Pizarro; pero este acto histórico no se realizó en el valle del Huallaga donde está ubicada
actualmente. Según cronistas e historiadores manifiestan que, la fundación
española de Huánuco se realizó en las pampas de Wanuko marka (hoy Dos de
Mayo), sobre la capital incaica del
Chinchaysuyo, ante la protesta y negativa de los aborígenes que defendieron su
raza, cultura y territorio, por los abusos que cometían los hombres blancos. Pasaron
más de cuatro siglos y seguimos festejando la mal llamada fundación de Huánuco,
a sabiendas que fue una invasión e
imposición de una cultura sobre otra. He aquí algunos antecedentes para su
mejor comprensión.
Los hombres primitivos del Alto Marañón
Antes de la llegada de los españoles las tierras alto andinas de
Huánuco ya estaban pobladas por las
primeras culturas como los Wanukos y Wacrachucos que se asentaron en las vertientes
del alto Marañón (hoy territorio de las provincias de Lauricocha, Yarowilca,
Dos de Mayo, Huamalíes, Huacaybamba y Marañón),
y en valle del Huallaga los Chupachos y Panatahuas; donde hay vestigios de fortalezas y
ciudadelas de construcciones a base de piedras, como evidencias de una gran
nación andina de hombres guerreros y laboriosos.
El Imperio Yarowilca
Con el avance de los siglos las culturas primitivas fueron dominadas por
otras, es el caso de los Wanukos, el más
poderoso imperio gobernado por la dinastía Yarowilca, teniendo por sede la
ciudadela de Wanuko marka en las pampas de Guelleycancha (Huánuco El Viejo).
Luego vino la invasión inca por las tierras del Alto Marañón, y al comprobar el
poderío de la nación Yarowilca, decidieron que era mejor emplear una política
de acercamiento entablando relaciones amistosas con los wanukos, formando la
Confederación Inca-Yarowilca, ratificando su sede en Wanuko marka, como capital
de la región del Chinchaysuyo e incorporándose a la gran nación inca del
Tahuantinsuyo.
La conquista española
La meta de los españoles era conquistar el Imperio del Tahuantinsuyo, de
someter a los pueblos incas, de imponer su cultura y religión, especialmente,
saquear las riquezas y tesoros para enviar a la corona de España. Los invasores, por orden del gobernador Pizarro, llegaron a
Huánuco El Viejo, el capitán Gómez de Alvarado funda a la fuerza la ciudad de
Huánuco el 15 de agosto de 1539, sobre una ciudad incaica capital del
Chinchaysuyo; realmente fue una imposición contra la voluntad de los indios,
que de inmediato reaccionaron en defensa de su raza, cultura y territorio. Uno
de los indios guerreros fue Illatopa que lideró la lucha de los aborígenes
contra el abuso de los españoles. Tanto fue la resistencia de la alianza inca
yarowilca que no dejaban someterse; los
españoles tuvieron que resignarse a perder, y partieron en retirada hacia el
valle del Huallaga para refundar luego la ciudad de Huánuco en 1543.
Destrucción de la cultura andina
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Huánuco Viejo |
La mal llamada “fundación” fue una imposición de una cultura sobre otra;
en nombre de Dios y la corona, con la biblia y la espada en la mano, invadieron y destruyeron el gran imperio de
los incas. Estas hazañas de aventureros españoles lo repitieron en otros
pueblos del interior del país, con el pretexto de fundar ciudades, saquearon, sojuzgaron
en forma violenta para conquistar, colonizar
y establecer el Virreynato en el Perú.
Todo está tragedia humana también sufrieron todos los pueblos de América
a manos de los aventureros europeos. La
historia oficial de los cronistas españoles e historiadores afines a los
colonizadores relatan como si fuera una gran hazaña de los conquistadores,
ensalzando a la raza blanca como superior, en desmedro de los aborígenes, de
los nativos que hasta hoy siguen postrados en busca de su reivindicación.
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Tantamayo |
Herencia colonial
Los rezagos de la actitud colonial y dominante aún subsiste en estos
tiempos, cuando los grupos de poder manifiestan su actitud racista y
conservadora, de constante marginación a las mayorías; una conducta obstruccionista y opositora a los líderes de ascendencia andina y nativa que tienen la oportunidad de gobernar a nivel
local, regional y nacional.
Restos arqueológicos de la época pre-nca e inca