Tierra Bella
Rolando Húbner Marcos Picón
Rolando Húbner Marcos Picón
“Hoy regresé a mi
pueblo y todo ha cambiado, miro alrededor, todos son recuerdos, el tiempo, el
viento, la modernidad, el dinero y la moda, han alcanzado a la tierra de mis
amores, a la tierra que dejé al momento de partir, a ese lugar idealizado donde
uno se sentía libre, donde conoces a todos y sabes todo lo que ocurre, donde se
respira aire puro, donde el olor a pan caliente se siente, donde estas más
cerca a la naturaleza, donde podías contemplar el paso de las aguas cristalinas
de los ríos, donde el tiempo se detiene y puedes contemplar su hermosura. Unas
lágrimas de tristeza y nostalgia caen sobre mi rostro”. Son comentarios que uno
escucha de nuestros paisanos que regresan después de muchos años.
Huallanca-1985 |
Huallanca-2019 |
En esta visita a Huallanca
olvídense de la vida regida por la tiranía del reloj, y disfruten de la
familia, salgan al campo disfruten de la naturaleza del olor a eucalipto, y si
buscan ese olorcito especial que deja el humo cuando se cocina con leña, vayan
a la punas, agarren el caballo alazán, visiten la casa de la abuela, tómense un
caldito de papas, preparen la cachipa con papitas sancochadas, beban el agua
pura y cristalina de los manantiales, en la ceniza del fogón pongan a cocer la
papa para comer el cuwuay con queso, tómense una taza de leche espumosa, vayan
por los ríos y lagunas cargando sus cañas a pescar, en la tarde el lonchecito
comer papitas con trucha frita, cuando caiga la noche antes de salir a la calle
a festejar no se olviden de la mazamorrita de tocosh.
Busquen entre la
muchedumbre a “Los Quitasueños”, “Los Gavilanes”, o a “Alma India”, y pídanle
que saquen sus guitarras, sus quenas y zampoñas que desempolven sus cancioneros
entre mulizas y huaynos, con unas copas de chinguirito, para afinar la voz,
vuelvan a cantar, “somos la nueva juventud del ande”, “tierra bella”, “sapcha
vargas”, “esquinita linda”, “huallanquina mujer bonita”, “bebiste el agua dulce
de su puquial luego de Huallanca te enamoraste”, o quizá entre la muchedumbre
encuentren al “Satanás del arpa” y con las treinta y seis cuerdas vuelvan a
cantar temas del gran Ángel Dámaso, Mario Mendoza, o Pelayo Vallejo; eso será
lo singular y verán que valió la pena volver a Huallanca.