Ante el silencio cómplice, no puedo callarme
Rolando
Húbner Marcos Picón
Las limitaciones que tenemos para el desarrollo de Huallanca, es moral
y no político; lo decimos, porque lamentablemente quienes fueron elegidos para
guiar el desarrollo de nuestro pueblo, en esta última década, han terminado con
un sin número de denuncias por presuntos actos de corrupción: malversación de
fondos, robo, y muchos más; como si algunos
hubieran hecho del robo un credo y una repugnante forma de vida, y
nuestros líderes no son ejemplos a seguir.
Como huallanquinos no podemos caer en la trampa de quienes esperan que
siga reinando en nuestro pueblo la impunidad e insistir en la inocencia de
quienes han sido sentenciados; sino buscar que estas sentencias se cumplan para
sentar precedentes y nunca más se vuelva a repetir hechos similares.
El actual alcalde de Huallanca ha sido sentenciado por el Juzgado Mixto
de Bolognesi- Chiquián a una pena de inhabilitación para ejercer la función
pública por un plazo de tres años; por los delitos cometidos contra la fe pública y
falsedad ideológica en agravio del Estado-Municipalidad de Huallanca.
Seguramente en los próximos días dejará el cargo para dar paso a una nueva
gestión municipal, como corresponde.
Lo que sorprende es que en Huallanca nadie dice nada o
parece que a nadie le interesa esto y todos han preferido guardar un silencio
cómplice. En las últimas elecciones municipales, tuvimos ocho candidatos a
la alcaldía, ¿Dónde están estos señores?, ¿acaso esperando regresar en las
próximas elecciones?, ¿Dónde están los candidatos a regidores que en campaña
mostraban su compromiso, para trabajar por un pueblo más próspero?, ¿Qué dicen
los actuales regidores? Y los representantes de la sociedad civil, de las
comunidades campesinas, de los barrios.
La clave para crear un pueblo próspero, está en construir políticas
serias, que inspiren a todos a trabajar por el sueño de un Huallanca mejor; necesitamos liderazgos que nos muestren que no
son más de lo mismo ni un nuevo engaño. Por eso, en nuestra práctica política,
más que discursos bonitos, tiene que
producirse una ruptura con la corrupción, el clientelismo, la impunidad, la
demagogia y las mentiras, y por esa vía diferenciarnos de quienes creen que son
los únicos capaces de dirigir los destinos de nuestro pueblo.
Para desarrollar esa nueva
relación necesitamos, de un liderazgo con autoridad moral, responsable,
honesto, capaz y verdaderamente democrático; no por lo que diga o escriba, sino
además por lo que haga en su conducta política diaria. Un liderazgo capaz de
unir a este pueblo fragmentado por intereses personalistas, y buscar un cambio
de rumbo con la participación de todos, y seguro de despertar a los
huallanquinos de esa inercia, falta de compromiso y dejar la cómoda silla de
espectadores para convertirnos en actores principales del desarrollo del pueblo
a quién decimos querer tanto.
Con esto concluyo, no pretendo cambiar tu forma de pensar, sólo que
reflexiones al momento de elegir a tus
representantes.