domingo, 29 de mayo de 2016

Yo opino:

Ante el silencio cómplice, no puedo callarme
Rolando Húbner Marcos Picón

Las limitaciones que tenemos para el desarrollo de Huallanca, es moral y no político; lo decimos, porque lamentablemente quienes fueron elegidos para guiar el desarrollo de nuestro pueblo, en esta última década, han terminado con un sin número de denuncias por presuntos actos de corrupción: malversación de fondos, robo, y muchos más; como si algunos  hubieran hecho del robo un credo y una repugnante forma de vida, y nuestros líderes no son ejemplos a seguir.

Como huallanquinos no podemos caer en la trampa de quienes esperan que siga reinando en nuestro pueblo la impunidad e insistir en la inocencia de quienes han sido sentenciados; sino buscar que estas sentencias se cumplan para sentar precedentes y nunca más se vuelva a repetir hechos similares.

El actual alcalde de Huallanca ha sido sentenciado por el Juzgado Mixto de Bolognesi- Chiquián  a una pena  de inhabilitación para ejercer la función pública por un plazo de tres años; por  los delitos cometidos contra la fe pública y falsedad ideológica en agravio del Estado-Municipalidad de Huallanca. Seguramente en los próximos días dejará el cargo para dar paso a una nueva gestión municipal, como corresponde.

 Lo que sorprende  es que en Huallanca nadie dice nada o parece que a nadie le interesa esto y todos han preferido guardar un silencio cómplice. En las últimas elecciones municipales, tuvimos ocho candidatos a la alcaldía, ¿Dónde están estos señores?, ¿acaso esperando regresar en las próximas elecciones?, ¿Dónde están los candidatos a regidores que en campaña mostraban su compromiso, para trabajar por un pueblo más próspero?, ¿Qué dicen los actuales regidores? Y los representantes de la sociedad civil, de las comunidades campesinas, de los barrios.

La clave para crear un pueblo próspero, está en construir políticas serias, que inspiren a todos a trabajar por el sueño de un Huallanca mejor;  necesitamos liderazgos que nos muestren que no son más de lo mismo ni un nuevo engaño. Por eso, en nuestra práctica política, más que  discursos bonitos, tiene que producirse una ruptura con la corrupción, el clientelismo, la impunidad, la demagogia y las mentiras, y por esa vía diferenciarnos de quienes creen que son los únicos capaces de dirigir los destinos de nuestro pueblo.

 Para desarrollar esa nueva relación necesitamos, de un liderazgo con autoridad moral, responsable, honesto, capaz y verdaderamente democrático; no por lo que diga o escriba, sino además por lo que haga en su conducta política diaria. Un liderazgo capaz de unir a este pueblo fragmentado por intereses personalistas, y buscar un cambio de rumbo con la participación de todos, y seguro de despertar a los huallanquinos de esa inercia, falta de compromiso y dejar la cómoda silla de espectadores para convertirnos en actores principales del desarrollo del pueblo a quién decimos querer tanto.

Con esto concluyo, no pretendo cambiar tu forma de pensar, sólo que reflexiones al momento de elegir  a tus representantes.