El Poder corrompe
Rolando Húbner Marcos Picón
Rolando Húbner Marcos Picón
La relación entre corrupción y política
es mucho más profunda de lo que quisiéramos y los políticos estarían dispuestos
a admitir. La corrupción es un problema que afecta gravemente la legitimidad de
la democracia, distorsiona el sistema económico y constituye un factor de
desintegración social, que daña la imagen de los pueblos y de sus habitantes.
Los presuntos actos de corrupción
ocurridos en la Región Ancash no hacen más que confirmarnos, el conjunto de
actividades y actitudes mediante las cuales las personas a quienes los
ancashinos les entregamos el poder o les dimos la confianza para que nos
guiaran rumbo al desarrollo; hoy, transgreden compromisos adquiridos con su
pueblo, sus familias y con ellos mismos, utilizando los privilegios que como
pueblos democráticos les otorgamos para obtener beneficios ajenos al bien
común.
Nuestros políticos confían en la moral
laxa de la población ancashina, porque es cierto, tenemos una tolerancia muy
alta frente a la corrupción y casi siempre olvidamos rápido, actos y hechos de
corrupción o acaso nos gusta tanto el golpe como ese viejo dicho “más me pegas,
más te quiero.” sino no tendríamos de regreso a quienes en un momento nos
gobernaron y casi nos llevaron al ocaso o a esta crisis de representatividad en
la cual hoy nos encontramos sumergido.
Muchas veces hemos escuchado decir a
nuestros políticos o a los opositores al régimen de turno, que el problema de
nuestro país es la corrupción y que ésta ha invadido la administración pública.
De esta forma, sostienen, se ha conformado una administración perversa,
manejado por una clase política también perversa cuyo objetivo es
llenarse los bolsillos y estafar a la sociedad y toda la culpa lo tienen los
políticos.
Creo que no es así, nosotros también somos
culpables, eso es la realidad, porque nosotros elegimos a quienes nos
gobiernan, y no debemos vender la imagen de los pobrecitos de la película. Una
imagen en la que nuestra sociedad, ingenua y pasiva, se encuentra condenada al
fracaso debido al mal manejo que de ella hacen un grupo "los
políticos" y a una institución "el Estado".
Las consecuencias de esta crisis
política y de la existencia de sistemas corruptos en la administración pública,
las pagan las mayorías de nuestros pueblos, los más pobres, los olvidados, y es
claro que nadie contribuye a beneficiarlos, a mejorar sus niveles de vida,
lo que justificaría todo este afán, todo este empeño, todo este esfuerzo, por
combatir eficazmente la corrupción administrativa en nuestros sistemas de gobierno,
ello sin desmedro de otras consecuencias del problema, las cuales se reflejan
en otros ámbitos, como el político, y tienen una gravedad insospechada por
cuanto restan credibilidad a nuestros sistemas políticos.
Para los simpatizantes y para quienes
han sido opositores a este régimen, si estamos en la búsqueda de la verdad ante
tanta corrupción, deben estar preparados para lo inesperado porque es muy
difícil que estos actos se esclarezcan y va ha ser sorprendente, porque en cada
investigación habrá un indicio más de corrupción, o no encontrarán nada; es que
la vida te da sorpresas, y no todo lo que brilla es oro, ni tampoco porque es
turbio tienen que ser sucio.
La reconciliación en Ancash tiene que
empezar por la voluntad de las altas esferas del gobierno regional, reza un
viejo dicho “quien no la debe, no la teme”. Pero si de reconciliación hablamos
tenemos que reconocer que ha habido hechos que lesionaron la dignidad humana y
tenemos que reconciliarnos sabiendo la verdad oculta bajo escombros, de
corrupción, en la maldad y el odio reciproco que fue generando un espiral de violencia entre hermanos.
Necesitamos conocer la verdad y
darnos un apretón de manos un abrazo y después hacer un brindis para ponernos a trabajar juntos por
el desarrollo que los pueblos de Ancash y el bienestar de todos.