miércoles, 16 de abril de 2014

Yo opino:

El Poder corrompe
Rolando Húbner Marcos Picón

La relación entre corrupción y política es mucho más profunda de lo que quisiéramos y los políticos estarían dispuestos a admitir. La corrupción es un problema que afecta gravemente la legitimidad de la democracia, distorsiona el sistema económico y constituye un factor de desintegración social, que daña la imagen de los pueblos y de sus habitantes.
Los presuntos actos de corrupción ocurridos en la Región Ancash no hacen más que confirmarnos, el conjunto de actividades y actitudes mediante las cuales las personas a quienes los ancashinos les entregamos el poder o les dimos la confianza para que nos guiaran rumbo al desarrollo; hoy, transgreden compromisos adquiridos con su pueblo, sus familias y con ellos mismos, utilizando los privilegios que como pueblos democráticos les otorgamos para obtener beneficios ajenos al bien común.
Nuestros políticos confían en la moral laxa de la población ancashina, porque es cierto, tenemos una tolerancia muy alta frente a la corrupción y casi siempre olvidamos rápido, actos y hechos de corrupción o acaso nos gusta tanto el golpe como ese viejo dicho “más me pegas, más te quiero.” sino no tendríamos de regreso a quienes en un momento nos gobernaron y casi nos llevaron al ocaso o a esta crisis de representatividad en la cual hoy nos encontramos sumergido.
Muchas veces hemos escuchado decir a nuestros políticos o a los opositores al régimen de turno, que el problema de nuestro país es la corrupción y que ésta ha invadido la administración pública. De esta forma, sostienen, se ha conformado una administración  perversa, manejado por una clase política también perversa cuyo objetivo es llenarse los bolsillos y estafar a la sociedad y toda la culpa lo tienen los políticos.
Creo que no es así, nosotros también somos culpables, eso es la realidad, porque nosotros elegimos a quienes nos gobiernan, y no debemos vender la imagen de los pobrecitos de la película. Una imagen en la que nuestra sociedad, ingenua y pasiva, se encuentra condenada al fracaso debido al mal manejo que de ella hacen un grupo "los políticos" y a una institución "el Estado".

Las consecuencias de esta crisis política y de la existencia de sistemas corruptos en la administración pública, las pagan las mayorías de nuestros pueblos, los más pobres, los olvidados, y es claro que nadie contribuye a beneficiarlos, a mejorar sus niveles de vida, lo que justificaría todo este afán, todo este empeño, todo este esfuerzo, por combatir eficazmente la corrupción administrativa en nuestros sistemas de gobierno, ello sin desmedro de otras consecuencias del problema, las cuales se reflejan en otros ámbitos, como el político, y tienen una gravedad insospechada por cuanto restan credibilidad a nuestros sistemas políticos.
Para los simpatizantes y para quienes han sido opositores a este régimen, si estamos en la búsqueda de la verdad ante tanta corrupción, deben estar preparados para lo inesperado porque es muy difícil que estos actos se esclarezcan y va ha ser sorprendente, porque en cada investigación habrá un indicio más de corrupción, o no encontrarán nada; es que la vida te da sorpresas, y no todo lo que brilla es oro, ni tampoco porque es turbio tienen que ser sucio.
La reconciliación en Ancash tiene que empezar por la voluntad de las altas esferas del gobierno regional, reza un viejo dicho “quien no la debe, no la teme”. Pero si de reconciliación hablamos tenemos que reconocer que ha habido hechos que lesionaron la dignidad humana y tenemos que reconciliarnos sabiendo la verdad oculta bajo escombros, de corrupción, en la maldad y el odio reciproco que fue generando un espiral de  violencia entre hermanos.
Necesitamos conocer la verdad y darnos un apretón de manos un abrazo y después hacer un brindis para  ponernos a trabajar juntos por el desarrollo que los pueblos de Ancash y el bienestar de todos.