Huallanca en la época de la guerra con Chile
Allá por los años de 1883 durante la Guerra con Chile, en estas regiones de Huánuco y Ancash, sucedieron acontecimientos históricos no investigados en su integridad o simplemente omitidos por los historiadores; olvidados o ignorados por los huallanquinos de antaño y con mayor razón por los de ahora.
Por: César Augusto Peña Gómez *
Después del desastre de Arica, el Perú quedó a la merced del ejército invasor. Cáceres, “El Brujo de los Andes”, perseguido por los chilenos, salió de Tarma hacia Cerro de Pasco, luego a Huánuco, de donde salió con destino a la provincia de Dos de Mayo, a fines de mayo de 1883. las huestes de la resistencia patriota de Cáceres, pasaron por Aguamiro (La Unión) a Huallanca, en donde se habían formado tres cuerpos de guerrilleros encabezados por Picón, Llanos y Martel; la defensa de Aguamiro y Ripán lo había asumido el coronel Loarte.
Invasión chilena
Los chilenos comandados por Anduvire y Romero Roa, al mando de 15 mil soldados, el 15 de junio de 1883 ingresaron a Huánuco, mientras Cáceres y sus guerreadores, en Aguamiro, después de cruzar el puente de piedra que lleva su nombre, se dirigieron a Ancash. Al tener noticias de que Cáceres se encontraba en Huallanca, al frente de soldados y montoneros se dirigieron a dicho lugar, pasando los sitios de Chacabamba, Ahuatingo, Iscopampa, Huango, Seccha, Yanarrumi, Huancayoj, Lachoj y Azulmina. El ejército lugareño estaba formado por más de 500 hombres casi todos a caballo.
Los chilenos en su trayecto no sólo encontraron dificultades de carácter topográfico y atmosférico, sino que las montañas, desfiladeros, angosturas fueron duramente fustigado con hondas, galgas y balas causando estragos entre ellos. Los fieros mal andantes invasores, pasada la mala racha recurrían al torturamiento de los naturales que tenían la desgracia de caer en sus manos. Asesinaron a chicos y grandes con inefable sadismo, pillaje, bandalismos indignantes e inconcebibles en contra de la población civil.
Enfrentamiento en Azulmina
El jueves 28 de junio de 1883, los chilenos arribaron a la portada de Azulmina, uno de los sitios adecuados para tramontaar a la región Ancash, por donde creían que había pasado Cáceres. Ascendieron cuidadosamente por el portachuelo descampado. No veían personas sólo unas cuantas reses paciendo. Los guerrilleros, dirigidos por Martel, se habían camuflado detrás de las rocas. Repentinamente de uno y otro sitio surgieron los atacantes, y con hondazos, galgazos, y balazos, hicieron retroceder a los asombrados chilenos mediante un ataque sincronizado y sorpresivo; por más empeño que pusieron para cruzar la Cordillera El Burro, no pudieron combatir con los diestramente parapetados. Sus nutridos disparos solo chocaban contra piedras, se replegaron hasta la hacienda de Ishcayhuayi, donde pernoctaron y pasaron luego a Huallanca.
Los chilenos se dirigieron por la quebrada de Huanzalá, ya por Contaycocha aparecieron las fuerzas combinadas de Loarte, Picón, LLanos y Martel, quienes les cerraron el paso. En los precisos momentos que se replegaban les sucedió un original imprevisto: de las aguas cristalinas de Contaycocha emergió un toro corpulento de color oro viejo de grandes astas plateadas, que este atacó con furia, derribando a los jinetes, lastimando a los pedestres, causando una terrible confusión.
Comentando sobre el incidente regresaron a Huallanca, acampando en el oconal de Ogopampa, luego pasarían muchas peripecias en el pueblo, que es motivo de otro relato, por sus apetitos insanos de buscar entierros de riquezas de los huallanquinos, por fin pasaron a Ancash por la cumbre de Yanashallash.
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* Profesor del C.E 32226 y actual Coordinador de Educación Distrital de Huallanca- Este artículo fue publicado en la Revista Infohuallanca Nº 06-Julio-2012