lunes, 22 de octubre de 2012

Comentario:

Lo que necesitamos como pueblo
Por: Rolando Húbner Marcos Picón
Asumir, reconocer, y convertir en un activo social la enorme heterogeneidad cultural, debe convertirse hoy en una de las metas más importantes. Tenemos opiniones divididas, pero si buscamos el desarrollo integral de nuestro pueblo, tenemos que empezar por buscar ideas de consenso, y los convenios, proyectos, planes, tratos y contratos deben ser firmados en Huallanca, con la participación del pueblo con sus ideas, sugerencias, inquietudes; con el talento colectivo del pueblo fusionado en pro de su desarrollo.

Comunidad Alto Perú-Pampacancha
Las relaciones de las empresas  con las comunidades de su entorno está enmarcada dentro de lo que se llama responsabilidad social, donde las empresas tienen que dejar su cuota de desarrollo. La firma de convenios, tan necesaria e impostergable, debe darse como resultado de un proceso de debate transparente y democrático, porque quién más que los ciudadanos saben de sus carencias, fortalezas y desafíos; esto seria un extraordinario   ejercicio en la búsqueda de ideales comunes sobre el destino de nuestro pueblo. Pero parece que ni las empresas ni nuestras autoridades, aún no entienden el enfoque de desarrollo que como pueblo necesitamos o nos merecemos,  y promueven la ayuda filantrópica y paternalista tan pasajera como ellos mismos.

Lo que se debe hacer es un análisis de cuáles son nuestros problemas tanto en las zonas rurales como en las urbanas, determinar nuestras potencialidades, y precisar el tipo de apoyo que necesitamos, con proyectos que sean sostenibles y sustentables. Necesitamos una democracia que no solo represente a asociados y a intereses personales o de grupo.

Huallanca es y ha sido una sociedad heterogénea, compleja plural y fragmentada, hay diversidad de opiniones, intereses y problemas que deben integrarse, canalizar y articular a través de una democracia participativa y representativa, después de confrontar ideas, como resultado de un debate alturado y sincero. Las empresas mineras no deben imponernos programas ni condicionarnos, sino deben promover iniciativas de desarrollo propuestos por los propios ciudadanos, no lo que ellos  crean que es lo correcto o a nuestros asesores les parezca bien.

Por todo lo dicho; lo que buscamos son autoridades y empresas responsables, comprometidos con nuestro desarrollo, no negociantes, cuyo objetivo es ganar dinero, luego marcharse; estos son los oportunistas a quiénes debemos desterrar.