A estas horas del partido
Algunos grupos sociales vienen experimentando que todo es posible en Huallanca, incluso convertir a la democracia en un simple simulacro: La idea de que estamos ante el final de un campeonato de fútbol donde nos mostraron, aventura, dramatismo, amor por la camiseta y hasta heroísmo desinteresado, con jugadores y partidos que levantaron pasiones e hicieron que la multitud aplauda , ovacione y grite durante los 90 minutos de fútbol.
Ahora parece que no termina el partido, y esto porque hay jugadores que todavía no piensan ni quieren salir de gramado de juego. Lo sorprendente no es tanto el partido sino más bien el comportamiento de los que deciden participar, si se quiere en este simulacro de campeonato, o en este partido falso.
Que la política sea vista como un simple partido de fútbol, y en nuestro caso de muy mala calidad, no es culpa nuestra esto se originó cuando a la política se le confundió, con el espectáculo, con el show, y cuando la política dejó de ser entendida como una misión moral al servicio de pueblo y pasó a convertirse en el arte de gobernar a cambio de un salario, cuando se terminó el sueño de todo un pueblo y se la cambió por sueños personales y crearon lo que hoy llamamos la falta de representatividad.
La ausencia de líderes que ha sido copado por oportunistas que sólo buscan enriquecerse, a costa de un pueblo con muchas falencias, porque se terminó o acabaron los sueños de ver un pueblo próspero, donde todos pudiéramos tener las mismas oportunidades y las posibilidades de alcanzar nuestros sueños. En este partido de fútbol donde los ciudadanos nos hemos convertido en simples espectadores de una función, cuyo principal objetivo es ocultarnos las desigualdades y querer convencernos de que ellos son los mejores.
Desde mi punto de vista, lo que diferencia a las sociedades abiertas como la nuestra de una dictadura son los espectadores porque en una sociedad abierta tienes la libertad de cambiar de escenario deportivo y de partido sin que por esto vaya a pasar nada, pero en una sociedad cerrada estas condenado a ver el mismo partido una y otra vez y fingir que nunca lo has visto.
Ello nos obliga a buscar participar efectivamente en las decisiones que afectan nuestra vida, a contribuir en la construcción de una cultura ciudadana con derechos y deberes, y una comunidad política capaz de superar nuestras restricciones y asumir nuestras responsabilidades como ciudadano para defender nuestros derechos.
Debemos de pasar de ser espectadores pasivos de este campeonato para convertirnos en actores principales de un campeonato nuevo que muchos llamarán revolución, pero nuestra tarea como ciudadanos es que regrese el sueño de un Huallanca mejor.
Luis Antonio Paúcar Solís.
Ahora parece que no termina el partido, y esto porque hay jugadores que todavía no piensan ni quieren salir de gramado de juego. Lo sorprendente no es tanto el partido sino más bien el comportamiento de los que deciden participar, si se quiere en este simulacro de campeonato, o en este partido falso.
Que la política sea vista como un simple partido de fútbol, y en nuestro caso de muy mala calidad, no es culpa nuestra esto se originó cuando a la política se le confundió, con el espectáculo, con el show, y cuando la política dejó de ser entendida como una misión moral al servicio de pueblo y pasó a convertirse en el arte de gobernar a cambio de un salario, cuando se terminó el sueño de todo un pueblo y se la cambió por sueños personales y crearon lo que hoy llamamos la falta de representatividad.
La ausencia de líderes que ha sido copado por oportunistas que sólo buscan enriquecerse, a costa de un pueblo con muchas falencias, porque se terminó o acabaron los sueños de ver un pueblo próspero, donde todos pudiéramos tener las mismas oportunidades y las posibilidades de alcanzar nuestros sueños. En este partido de fútbol donde los ciudadanos nos hemos convertido en simples espectadores de una función, cuyo principal objetivo es ocultarnos las desigualdades y querer convencernos de que ellos son los mejores.
Desde mi punto de vista, lo que diferencia a las sociedades abiertas como la nuestra de una dictadura son los espectadores porque en una sociedad abierta tienes la libertad de cambiar de escenario deportivo y de partido sin que por esto vaya a pasar nada, pero en una sociedad cerrada estas condenado a ver el mismo partido una y otra vez y fingir que nunca lo has visto.
Ello nos obliga a buscar participar efectivamente en las decisiones que afectan nuestra vida, a contribuir en la construcción de una cultura ciudadana con derechos y deberes, y una comunidad política capaz de superar nuestras restricciones y asumir nuestras responsabilidades como ciudadano para defender nuestros derechos.
Debemos de pasar de ser espectadores pasivos de este campeonato para convertirnos en actores principales de un campeonato nuevo que muchos llamarán revolución, pero nuestra tarea como ciudadanos es que regrese el sueño de un Huallanca mejor.
Luis Antonio Paúcar Solís.