DON RÉGULO Y SUS GUAGUAS
Omar Llanos Espinoza
La vida en el campo, en medio de la
soledad, muchas veces los campesinos se encariñan con los animales de su
entorno, que es su sustento y mejor compañía; convirtiéndose en los seres más
queridos que reemplaza a la propia familia. Experiencias de las estancias,
punas y chacras, con sus personajes muy singulares y vivencias del hombre
andino, del Perú profundo; muy diferente al de la ciudad.
GUAGUAS CON NOMBRE PROPIO
Don Régulo fue ganadero de Huallanca, a
mediados del Siglo XX, era un hombre encariñado con la crianza de caballos,
tenía más de cien acémilas, entre mansos y chúcaros en la Estancia de Chiuruco,
al pie del nevado Chaupijanca. Los equinos tenían nombres sugestivos, como: “Huichiaramay”
(sílbame), “Entra si puedes”, ”Soy solo”, “Ni por oro”, etc. A los animales los
trataba como si fuera sus hijos, “guaguas” o crías.
ENTRE CHÚCAROS Y MANSOS
Hasta los 6 ó 7 años de edad los
caballos no eran amanzados; las yeguarizas (hembras) se multiplicaban sin mayor
control como animales chúcaros o silvestres. Cuando tenían que ponerle carga
don Régulo cuidaba que no lleve mucho peso, tenía compasión a sus “guaguas”.
AL LLAMADO DEL AMO
Tanto era la costumbre de llamar por su
nombre a cada uno de sus crías que, entre ellos se entendían. Cierta vez en
Higueras (Huánuco), en uno de los potreros de pasto, donde se reunían varias
decenas de caballos procedentes de diversos pueblos, siempre había la
dificultad de separar de los demás animales. Entonces don Régulo llamaba a cada
uno por su nombre o simplemente daba un silbido característico, y todos sus
caballos paraban las orejas y se movilizaban rápido, separándose solos de los
demás al ver a su amo, y luego seguían rumbo a Huallanca.
GRADO DE DOMESTICACION
Este hecho era una demostración de su
constante relación entre hombre y animal; un grado avanzado de domesticación.
Tal dedicación tenía sus orígenes o causas peculiares: Don Régulo era un hombre
solo, sin residencia fija, ni pasto o cancha conocida. Dueño y animal eran
trotamundos.
NO SEAS REGULO
Don
Régulo, casi a finales de su vida, tuvo una pareja llamada Hipola, “tal para
cual”; ambos de poco gastar, tacaños, tenían una gran fortuna en los caballos,
pero ni siquiera los vendían. En Huallanca los nombres de Régulo e Hipola, por
un tiempo fue símbolo de poco gastar, hasta se hacían bromas en el pueblo, para
determinar tales actos, como: “No seas Régulo” (no seas tacaño).
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