jueves, 25 de marzo de 2021

Yo opino:

 Un minuto de silencio o una oración

Rolando Húbner Marcos Picón

“La campanita de mi pueblo que triste está sonando”, “el cielo se ha teñido de gris y parece que va llover”, “quiero salir  y preguntar porque doblan  las  campanas”; entonces se me viene a la mente el  poema  del  inglés Jonh Donne:  ”La  muerte  de  cualquier  hombre  me  disminuye  porque soy parte de la humanidad. Por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas: están doblando por ti” .

Hoy escribo por un minuto de silencio, por una oración, por quienes se está yendo sin velorio, sin funeral, sin abrazos, sin besos, sin despedidas, sin ceremonias,  sin poder llorar juntos; todos separados por dos metros de distancia de amigos, de compañeros; sin poder poner nuestras cabezas en los hombros que dan consuelo y ayudan a mitigar el dolor por una partida sin retorno, repentina e injusta. Hoy hay miles de familias que viven una despedida inesperada con barreras de seguridad, se marchan y en cada uno de ellos hay una historia de lucha.

Y mañana seguro preguntaré: ¿por quién doblan las campanas?. Es que con cada uno de estas partidas algo nuestro se va, amigos, conocidos, familias; podría escribir cientos de ejemplos, pero lo cruel y doloroso es que a diario se están yendo personas dueñas de un oficio, una virtud, una especialidad, seres que amamos por eso pido un minuto de silencio y una oración:

Una oración, por los gritos de dolor, de llanto desde todos los frentes por quienes luchan por un minuto más, por un día más o por un abrazo.

Un minuto de silencio, por quienes han partido, sin despedirse.

Un minuto de silencio por los amigos, a los que no podemos abrazar más.

Un minuto de silencio, por los libros que dejaron de escribir, por los poemas inconclusos, por las historias sin final feliz, por las canciones que se quedaron en el escritorio.

Un minuto de silencio por los rostros que ya no veremos, por las canciones que ya no cantaremos, rostros que ya no veremos en la cuadrilla de nuestros negritos, manos a quienes ya no daremos un apretón.

Un minuto de silencio por los campos que no serán arados, por las flores que no se plantarán en los jardines, por las pinturas que se quedaron en la mente, por sonrisas que no recibimos.

Una oración por cada uno de nosotros, para mitigar nuestro dolor, una oración que nos de paz y consuelo cuando se pierde hasta las ganas de seguir caminando, en este mundo de dolor.

Un minuto de silencio por el alma que no debió partir.

Un minuto de silencio para reflexionar y preguntarnos qué estamos haciendo mal como sociedad.

Una oración por el dolor, la solidaridad, para buscar la paz y la tranquilidad que tanta falta nos hace.

Cuando esto pase y nos acerquemos al cementerio, recorriendo los nichos encontraremos nombres conocidos, con fechas y fotografías, como una biblioteca donde puedes solo ver los títulos y los autores, libros sin hojas porque el autor se lo llevo o dejo inconcluso porque partió en un viaje repentino sin despedidas, sin ceremonias, sin guardar sus cosas, sin el poema de despedida, sin avisar, y seguro sin cantar la última  canción,  

Estarán allí aquellos que no veíamos hace mucho tiempo y el dolor volverá como la pregunta donde está toda su sabiduría, su experiencia, sus planes, proyectos y sueños, sus afanes, sus desvelos, su ternura, su paciencia y su amor donde quedan. Por eso pido una oración por nosotros.

Un minuto de silencio por cada uno de nosotros, porque ese minuto nos ayude a reflexionar, que nos ayude a soñar un minuto para nuestra humanidad herida y amenazada.

Una oración para quienes luchan contra este mal, para que no pierdan la esperanza, una oración para los que no encuentran paz en sus almas, encuentren la calma, una oración para frenar esta pandemia y paliar el dolor.