Desde mi ventana I
Rolando Húbner Marcos Picón
La película coreana Virus (kim Sung-Su, 2013) que retrata el repentino surgimiento de un virus altamente letal y muy contagioso, pone en cuarentena a una ciudad de Corea del Sur, en 120 minutos que dura la película y la historia nos muestra como en una sociedad el miedo contagia más que la propia enfermedad, algunos se preguntan ahora ¿Cómo se antecedieron ellos al coronavirus o covid-19.
Hoy podemos decir que la realidad supera a la ficción, porque la pandemia que hoy sufrimos ha puesto al mundo entero en situación de crisis sanitaria, social y económica, ha puesto al mundo en cuarentena, ese escenario de ciencia ficción se ha encarnado en nosotros, y de las butacas, de nuestros cómodos sillones, de la canchita y la gaseosa, pasamos a ser protagonistas de una película que no acabará en dos horas, ni en dos semanas, es más; no sabemos cuánto tiempo más se va prolongar, los días de miedo, incertidumbre, de ciudades vacías.
Desde mi ventana o desde nuestro encierro, en esta pausa obligada tenemos que reflexionar, sólo escuchamos el sonido de los patrulleros, el cantar de las aves, o como algunos dicen allí afuera hay un mundo mejor, más sano, más hermoso, más encantador, menos contaminado, y que el ecosistema se está curando desde que nosotros dejamos de salir o nuestras industrias pararon sus máquinas.
Pero desde nuestro encierro todos queremos que acabe pronto, y quisiéramos adelantar los días, adelantar la cinta como si se tratara de una película y despertar con la noticia que ya se encontró la cura para esta pandemia, que el final fue feliz, todos nos salvamos, no sólo en nuestros países sino toda la humanidad.
Nadie sabe cuándo acabará la crisis, pero lo que es seguro es que las autoridades políticas y sobre todo sanitarias del mundo entero están trabajando sin descanso para que podamos volver a la normalidad cuanto antes y como única tarea nos han pedido, quédense en casas.
Una pandemia no se trata con demagogia, con mezquindad, o buscando jalar agua para sus molinos, buscando a quién o a quiénes les toca el pedazo más grande de la torta, es una majadería querer aprovechar, repetir los mismo discursos populistas, mirar en todos lados corrupción, permitir a oportunistas buscar sacar réditos políticos de esta desgracia; tenemos que erradicar los gestos mezquinos, la especulación, el acaparamiento, el individualismo, la proliferación de noticias falsas y empecemos a multiplicar los gestos heroicos y de desprendimiento, de solidaridad, de reflexiones hondas y sobre todo empecemos a multiplicar la caridad, la gratitud, el amor al prójimo, ojalá esto termine pronto, y empecemos a construir una sociedad más humana.
En esta pausa tenemos que pensar también de qué manera hemos estado construyendo nuestra sociedad, caracterizada por el consumismo, el individualismo y cuando esto acabe habría que preguntarse si es inmoral obsceno y egoísta volver al mismo tipo de sociedad donde al ciudadanos se valora por cuanto tiene, por cuanto gastas, qué marca de ropa usas, qué carro tienes, o dónde vives. Nos hemos olvidado de mirarnos como hermanos, de buscar el bienestar común, el compartir, el hoy por ti, mañana por mí, sin darnos cuenta nos hemos ido olvidando de Dios, y nos fuimos sumiendo en la codicia.