lunes, 16 de marzo de 2020

Yo opino:


Individualismo e histeria.
Rolando Húbner Marcos Picón

 “En el juego de la vida juega el grande, juega el chico, juega el blanco y juega el negro juega el pobre y juega el rico”, letras de un hermoso bolero que cantaba el puertorriqueño Daniel Doroteo de los Santos Betancourt, más conocido como Daniel Santos.

Y en el juego de la vida diría hoy: ¿Quiénes ganan y quiénes pierden?. ¿Quienes ganan con la propagación del  coronavirus?: Cuando se cierran aeropuertos, se agotan las mascarillas, el papel higiénico el alcohol y los geles desinfectantes, se cierran colegios, institutos técnicos, universidades, estadios, y cualquier concentración que supera las trescientas personas.

El brote del corona virus ha adquirido una nueva dimensión y ha creado una histeria colectiva después que la Organización Mundial de la Salud-OMS- lo declarase como pandemia; se refiere a que una enfermedad se extiende en varios países del mundo de manera simultánea.

La reacción de algunas personas frente a ésta pandemia es egoísta, irracional y hasta ridícula, querer abarcar todo; han empezado a hacer acopio de alimentos, útiles de aseo, desinfectantes, no se encuentra gel de manos, no hay mascarillas. Los anaqueles de los mercados han quedado literalmente vacíos.

En qué nos hemos convertido, en una sociedad individualista, egoísta, consumistas, buscamos el éxito, el poder la fama y la riqueza sin importar a quién o a quiénes atropellamos para lograr nuestros objetivos, sin importarnos demasiado el bienestar ajeno, las normas sociales, vivir en comunidad, parece que son cosas del pasado.Tenemos que escuchar las recomendaciones de los especialista, la prevención para evitar la propagación, el lavado de manos, son importantes, pero no exageremos.

A todo esto,hasta el momento en Huallanca no se ha pronunciado ni nuestras autoridades políticas, ni el centro de salud ¿seremos inmunes?.

Y en este juego de la vida ganan siempre los de arriba, las grandes farmacias,  quienes ha encontrado su mina de oro jugando con la salud de los pueblos, las empresas fabricantes de mascarillas, alcohol, gel para manos, o los supermercados a quiénes les ha llegado la navidad adelantada, y muchos otros. Y en este juego de la vida perdemos los que jugamos con las cartas limpias, los que ganan un sueldo mínimo, los que día a día ganan para llevarse un pan a la mesa, los desempleados, los ancianos que viven solos y casi siempre los que perdemos somos más y perdemos más.

Tenemos otros virus de los cuales sabemos cómo se trasmiten, cuáles son sus síntomas y tratamiento; pero su avance es cada vez más preocupante me refiero al dengue, mal viral que ya alcanzó las 25 víctimas mortales en lo que va del año y 14358 casos en evaluación, y mientras las medidas para frenar el corona virus son redobladas por el gobierno, del dengue sabemos poco, está lejos de dar tregua y no ha generado la histeria colectiva que ha generado el corona-virus.

Las páginas de la prensa escrita están llenas de titulares, los programas especiales en todas la emisoras de radio y en todas las cadenas de televisión, nos cuentan todos los días ya van 2, después 6, ahora ya son 84 los contagiados y muchos más en cuarentena; esto  ha generado el afán de la gente por salir a comprar todo lo que puedan, o hasta donde alcanza el bolsillo, y a “río revuelto ganancia de pescadores”; salieron los especuladores a hacer lo que más saben crear noticias falsas y exagerar, los voceros populares, han enloquecido a la multitud, porque le creemos más a un desconocido en un watsapp reenviado, que a los aportes de la Organización Mundial de la Salud, sumado a esto las redes sociales encienden la pradera con una amenaza venida de China, ha contribuido a sumergirnos en una más que alarma social, en una histeria colectiva.

Y en estos momentos de alarma e histeria nos pone una vez más frente al espejo y nos muestra nuestras falencias, debilidades y los problemas pendientes que tenemos que resolver como sociedad, juntos, olvidándonos de nuestro individualismo egoísta, tenemos que pensar cómo afrontar los problemas globales como la salud, el medio ambiente la especulación.

El hambre y las desigualdades, para males que no conocen fronteras, leyes , decretos, ni ordenanzas, que no va servir de nada, los muros, alambrados o hitos que se puedan levantar; tenemos que estar informados para que el miedo no nos paralice, o tengamos que reaccionar de una forma exagerada y podemos ser manipulados por lo que nos dicen en las redes sociales, o por los comentarios populares que salen de las esquinas o de los mercados donde circula el chisme y el teléfono malogrado.

 ¡ Que Dios nos proteja!,  y termino, como termina el bolero “cuatro puertas hay abiertas al que no tiene dinero, el hospital y la cárcel, la iglesia y el cementerio”.