martes, 3 de marzo de 2020

Yo opino:


Por una agenda común de desarrollo entre los pueblos
Rolando Húbner Marcos Picón

El domingo 23 de febrero del 2020 fue publicado en el diario oficial el Peruano la ordenanza Regional N° 017 -2019-HRH-CR del Gobierno Regional de Huánuco, en la parte resolutiva dice: “Ratificar, la Jurisdicción Territorial del Gobierno Regional Huánuco sobre los Distritos de Huallanca y Pachas de la Provincia de Dos de Mayo, sobre los cuales tiene competencia administrativa, funcional y política ".

No es la primera ordenanza emitida por el Gobierno Regional de Huánuco respecto a Huallanca. El 5 de diciembre del 2016 emiten, igual,  la Ordenanza N°060-2016-CR-GRH, dispositivo que incluía a Huallanca en el estudio de Diagnóstico y Zonificación y zonificación Económica Ecológica de la provincia Dos de Mayo. De inmediato reaccionaron el alcalde de Huallanca, el alcalde provincial de Bolognesi y el gobernador regional de Ancash, con un pronunciamiento público, rechazando dicha ordenanza y pidiendo al Gobierno Regional de Huánuco se concluya con la demarcación territorial que estaba pendiente en la PCM. Hoy esperamos igual un  pronunciamiento enérgico de nuestras autoridades.

Huánuco, Ancash, Huallanca, Pachas, La Unión, los peruanos en general, atravesamos un momento complejo de nuestra historia, la corrupción, el robo, son males que han destruido, nuestros valores, de gratitud, hermandad, de pueblos solidarios, el sueño de muchos vivir sin fronteras. Porque los males, las enfermedades, el hambre la pobreza, la indiferencia, no necesitan de intereses políticos mezquinos, de ordenanzas ni decretos para entrar y destruirnos.

Lo paradójico es que, mientras nosotros en Huallanca buscamos avanzar con políticas de inclusión buscando el desarrollo integral de nuestras comunidades y pueblos vecinos; los representantes del gobierno regional de Huánuco buscan seguir creando conflictos, con planteamiento trillados  como el retorno de Huallanca a Huánuco, que son expuestos sin el suficiente sustento; quedan más bien en simples deseos o en deseos mal intencionados.

No es utópico pensar ahora que este conflicto limítrofe que lleva años tiene una solución definitiva. Sin embargo por intereses mezquinos y ajenos a los pueblos ha sido sostenido en el tiempo principalmente por quienes se benefician, con ambiciones principalmente personales y nada sanas; es momento de desenmascararlos o preguntarnos ¿Quiénes son los que se benefician?

Somos hermanos nos une nuestra historia, nuestras costumbres, creencias, luchas y sacrificios.Tenemos los mismos héroes, hombres valientes que lucharon por la independencia de nuestra patria, o en la guerra con Chile encabezado por el gran Aparicio Pomares. Compartimos una lucha con enemigos en común que es la pobreza, el hambre, la desnutrición, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de nuestros pueblos y el mal endémico que está atacando a nuestras instituciones, que es la corrupción, el robo y la malversación de fondos. ¿Por qué no firmar una agenda común de desarrollo?.

Nuestro error es no poder adaptarnos a este mundo globalizado y estamos repitiendo discursos y estrategias que son obsoletos, creyendo ingenuamente que una ordenanza del Gobierno Regional, puede estar por encima de la voluntad del 94% de habitantes de un pueblo, por  encima de una Ley.
Seguimos utilizando viejas ideas para resolver nuevos problemas y recurrimos a la opinión de políticos, charlatanes que, cuando siente el rechazo del pueblo ponen en agenda “Huallanca regresa a Huánuco” sin argumentos, sin base legal, con viejas argucias.

Por qué no les preguntamos a estos mismos políticos: Qué fue del corredor turístico “Oro de los Andes” que estaba destinada a sumar capacidades que lleven a aprovechar las potencialidades mineras y turísticas de las regiones de Huánuco y Ancash, este circuito integraba 23 distritos de Ancash y nueve de Huánuco.

Este ambicioso proyecto nació en el 2005 a iniciativa del ex alcalde de Huallanca, Ing. Luis Barrenechea Martel y con el auspicio de Antamina; lamentablemente se quedó en un sueño, en un escritorio o tal vez olvidado en alguna biblioteca por los alcaldes de turno. La idea era hacer conocer  nuestros lugares turísticos, restos arqueológicos, y que beneficie a los pueblos inmersos en la ruta, que el poblador pueda generar ganancia alquilando sus caballos, dar hospedaje, alimentación, promover jóvenes como guías turísticos, ofrecer nuestros productos agrícolas y ganaderos, promover el turismo vivencial, comenzar a ser comunidades autogestionarias. Llegó el momento de la acción.

Vamos a apoyar iniciativas que generen desarrollo, y dejemos de creer en líderes que están buscando usar como trampolín el problema de nuestros pueblos para garantizar su vigencia, o ocupar otro cargo público; terminemos con los discursos basados en consignas, pero completamente vacíos en contenido: sin claridad, sin sueños, sin proyectos y con visiones pobres, y lejanas de la realidad de nuestros pueblos.

Llegó la hora de nuestros pueblos, urge enviar una señal clara a quiénes aún no creen que si es posible trabajar una agenda común para el desarrollo; para eso tenemos que corregir errores, ampliar nuestras miradas, sanar heridas, unirnos y trabajar por el sueño de pueblos prósperos y el buen vivir de nuestra gente.