¡Huallanca corazón!
Rolando Húbner Marcos Picón
Decía el trujillano
Luis Abanto Morales “cholo soy y no me compadezcan”, si hoy viviera diría: “… déjenme en Huallanca bailando mi
pachawuaray, gritando prosa, prosa, prosa…”, en medio de aplausos de
emoción o “…quiebra, quiebra, quiebra…”,
que nos llenan de orgullo, en el día
central viendo a las cuadrillas salir con elegancia a pasear por las calles de
Huallanca, contemplando la belleza de la mujer representada en hermosas
malliquitas o damas van sumando, uno se emociona se siente feliz y llega la
nostalgia es entonces donde pasas de espectador a protagonista; ya no importa
el qué dirán, y en forma espontánea alrededor de la plaza se van formando las
cuadrillas de bailantes improvisado, y seguro todos dirán “Cholo soy.”
Tenemos que felicitar y
saludar a los Caporales de la Fiesta de Año Nuevo 2020: Carlos Villanueva de la
Vega y familia, y a Roger Vilca Gamarra,
esposa Gaby Guerra, hijos y demás familiares; por la presentación de dos hermosas cuadrillas
de negritos acompañados por dos potencias musicales como son: la gran Banda
“Santa Celia de Cátac” Ancash, y la Banda “Bosh” de Yauyos-Lima.
Los Negritos de
Huallanca, está tan profundamente alojada en nuestra conciencia o en nuestro
inconsciente; el sonido de las campanillas y el bombo nos trasmiten identidad,
nostalgia, alegría, melancolía y penas. Miramos y en todas partes está en la
mirada de los abuelos, en la sonrisa de los niños, en las risas de mamá, en la
belleza y coquetería de las huallanquinas, que bailan al son de nuestra
música.
La prosa, la elegancia,
el humor, en algún momento la soledad, la tristeza, la alegría, son mezclas de
sentimientos, algunos bailamos de alegría otros por tristeza pero nos
confundimos porque todos lo hacemos en honor al Niño Jesús.
Cuando en las noches
oscuras, silenciosas, calladas y cuando los cerros triste lloren nuestra
indiferencia, quiero escuchar el sonido de las campanillas, que el bombo
indique marcar el paso y a lo lejos oír el tono de primer día, los tres tiempos
del segundo día, o la melancolía del último día de baile; seguro rompiendo el
silencio diré entre mí. ¡Gracias Huallanca!
Los que se fueron de
Huallanca, especialmente los que llevan décadas sin poder volver al terruño, y
el tiempo ha comenzado hacer su trabajo, borrar sus memorias. Nunca he leído
nada tan triste, nostálgico, ni de reproche, en la redes sociales, los hijos exiliados
por diversas circunstancias del destino llamaban, contaban como era nuestro
pueblo, sus calles sus fiestas, su gente, algunos nombres, algunos apellidos,
preguntaban por los caporales, me decía que en sus nombres los felicitara,
felicitación que hoy hago extensivo a los caporales y familiares.
Hoy con la tranquilidad
que nos da el tiempo creo que lo que ellos escribían era como eran ellos en
tiempos más dichosos, cuando eran felices, libres, y hoy seguro dirían: “…déjame en Huallanca bailar en sus calles,
cholo soy”. Qué difícil debe ser estar tan lejos y sentirse tan cerca , qué difícil el querer mantener viva una imagen que comienza y desdibujarse, de nombres que se olvidan, sonidos que se van o ya no oyes, como se van borrando las viejas fotografías.
Estas fiestas de fin de año, nos mostró
colorido, pausa, buen ritmo, y sobre todo la esperanza que este 2020 será
mejor, dos hermosas cuadrillas de negritos, como decían mis abuelos, ahora si
me quito el sombrero, prosa, elegancia, hermosura, gritos, aplausos, hurras,
desprendimiento, mucho esfuerzo de parte de los mayordomos o caporales de la
fiesta. Un abrazo y las sinceras felicitaciones a cada uno de ustedes, y estamos seguros que los visitantes dirán, que lindo que se baila en Huallanca.
Mientras algunos seguro
contemplando las transmisiones en vivo por las redes sociales también movían
los pies, o dejaban humedecer sus mejillas,
pedían prosa se emocionaban, y querían que la transmisión nunca acabe,
se imaginaban bailando, o aplaudiendo dentro de la multitud, y seguro la
promesa, el próximo año si me voy a bailar a Huallanca.
Un abrazo.
¡HUALLANCA
CORAZÓN.!