Más allá del bien
y del mal
Rolando Húbner
Marcos Picón
No nos digamos mentiras, dinero
hay lo que nos falta es saber invertirlo. El 2020 es un año nuevo, esperamos
que los propósitos de los representantes de la Municipalidad de Huallanca se
cumplan; porque para nadie es un secreto que el año que acabó no logramos mucho
de las promesas para el bienestar de nuestra gente.
Se fue el primer año de gobierno con muchas
peleas desde el inicio, hasta la naturaleza parecía ponerse en su contra. El
mes de febrero del año pasado, las torrenciales lluvias hicieron temer un
desastre natural mayor al que tuvimos; luego las renuncias o el despido de varios
gerentes y personal de su círculo más íntimo hacía temer un gobierno débil, con
promesas incumplidas y lidiar con una crisis de identidad; parecía que lo
condenaban a gobernar un pueblo tan complejo, fragmentado y polarizado.
Muchos se preguntan, algunos con
buena intención y otros maliciosos ¿por qué de los 17 940 330 millones de soles
sólo se gastaron 12 029 842 millones de soles o el 75.6% de lo presupuestado? ;
no lo vemos tan mala la gestión, porque en anteriores periodos de gobierno
municipal el primer año no se llegaba ni al 50% de lo presupuestado.
Cada vez
que se acerca el fin de año y el comienzo de uno nuevo, todos hacemos una
cantidad de propósitos que esperamos cumplir, porque sabemos que este año que
se acaba no lo aprovechamos como debíamos y para aprendizaje o como periodo de
transición basta un año; ahora esperamos mayor compromiso.
Por ello este año necesitamos más
dinamismo, porque se demoró mucho en armar a su grupo de trabajo, ahora a
cumplir con una agenda de acciones concretas, inmediatas, prioritarias; tanto
social como institucional. Los convenios y compromisos con las empresas
privadas, exigir que se cumplan, sin miedo, trabajar un banco de proyectos, que
satisfagan a todos los ciudadanos.
Los ex candidatos, la sociedad
civil organizada, las comunidades campesinas, barrios y asociaciones; todos
sabemos que el diagnóstico de nuestro pueblo está hecho; cuáles son nuestras
falencias, necesidades urgentes y la lentitud con que se hacen las obras, sorprende; las inversiones y reinversiones en obras que no funcionan, como el
camal municipal crean malestar, se acumula la frustración, la rabia, nos
polariza como pueblo, y cuando nuestras autoridades se vuelven ciegos, sordos y
mudos que indigna y divide; esto es aprovechado por dirigentes y “líderes” que
buscan sus beneficios propios dividiendo a nuestro pueblo con intereses nada
sanos, que se niegan a dialogar de verdad, a proponer soluciones, a corto y
largo plazo, trabajar para el bien de la comunidad.
Entonces surge la pregunta hasta cuándo
va resistir el pueblo la polarización y desorganización social, el aislamiento
y la indiferencia de los ciudadanos, por incongruencia, a la que nuestros
gobiernos anteriores nos han llevado. También va a ser importante el compromiso
de cada uno de los regidores para dar confianza, volver a creer en que se
rectificarán errores, que nos darán respuestas sólidas y creíbles, o cuanto más
tenemos que esperar a que los actores políticos se sienten a conversar entre
ellos y generar realmente soluciones creíbles que contagien a todos trabajar juntos con una visión de pueblo, que
cada vez parece más lejana. Olvídense ya del coro repetitivo, que lo venimos
escuchando año a año, con cada gobierno municipal que llega, no hay dinero; por
último, dejemos ya de gastar en obras superfluas.
Esta es una tarea sin exclusiones,
sentarse a la mesa y dialogar con todos los actores políticos, sociales y
empresariales; ponerle trabas al desarrollo de nuestro pueblo no corresponde, sólo
esperamos un diálogo sincero, con transparencia y de cara a toda la población,
diálogos y acuerdos que realmente busquen el bienestar de un pueblo que ha
perdido la fe en sus dirigentes políticos.