jueves, 26 de septiembre de 2019

Yo opino:

Vamos a ponernos de acuerdo

Rolando Húbner Marcos Picón

Tal parece que hasta ahora, en Huallanca, no hemos podido ponernos de acuerdo ni hemos construido un pensamiento colectivo con objetivos y metas claras: no hay una visión a largo plazo del pueblo que queremos, no hay una agenda común; tampoco hemos logrado unirnos sobre la base de nuestro origen, costumbre, historia o tradiciones.

Todo indica que no tenemos intereses comunes, no tenemos sueños iguales, no compartimos proyectos comunes, sino sólo diferencias, sólo críticas, intereses individuales que nos hacen distanciarnos, pelearnos, dudar de todos, frenar el desarrollo  e incrementar la cantidad de insatisfechos, que lo único que ha hecho es aumentar el odio, la indiferencia y las acusaciones de uno y otro lado entre huallanquinos.

Hoy en día, el individualismo se ha convertido en la bandera de nuestra sociedad, y valores como el compañerismo, la amistad, el vamos a poner el hombro, unidos nada es imposible y el compartir fraterno; se perciben como hechos y actos del siglo pasado, lejanos, utópicos, y hasta quiénes la creen falsas.

Con este escenario toda posibilidad de desarrollo se pone cuesta arriba o queda bloqueada, porque en nombre del progreso, de la moda o del desarrollo aceptamos  la depredación de nuestros recursos,  que con el pasar del tiempo nos va mostrar un pueblo empobrecido, con construcciones hermosas y de poca utilidad. La última década para Huallanca ha sido la época de bonanza, de los millonarios recursos que ingresaron a las arcas de la municipalidad proveniente principalmente de las rentas mineras, pero han sido mal  invertidos, en algunos casos, por falta de capacidad, por egoísmo o por presuntos actos de corrupción; entonces creo que algo estamos haciendo mal.

Todos nos merecemos tener las condiciones mínimas para una vida digna, pero no con mentiras, robos y corrupción: borremos de nuestra memoria ese falso pragmatismo de “no importa que robe pero que haga obras”. ¿Será esto nuestro legado? No lo creo, entonces nos queda otra opción, dejar la silla de espectadores silenciosos y meternos al campo, involucrarnos y ser los protagonistas del desarrollo de nuestro pueblo; sino seguiremos igual, por los siglos de los siglos, entre quejas, lamentos y críticas veremos pasar caras nuevas por el palacio municipal sin cambios verdaderos o con oportunidades perdidas.

Hagamos realidad el Huallanca próspero, que perseguir el desarrollo no se convierta en algo inalcanzable utópico o fantasioso, vamos a sentarnos a la mesa y comencemos a discutir el pueblo que queremos con una visión de largo plazo, fruto de la concertación del debate alturado, franco, sincero y sobre todo del esfuerzo de todos sus hijos.