lunes, 27 de noviembre de 2017

Yo opino:

Miedo a la modernidad
Rolando Húbner Marcos Picón
La característica más importante de la sociedad en la que vivimos es ir acelerados por la vida; todo lo hacemos rápido, queremos ganarle al tiempo, en el trabajo, en nuestro quehacer diario, y hasta en nuestros momentos de ocio o en nuestros tiempos libres; como si en esta carrera por vivir, se nos ha olvidado realmente vivir, y tenemos un miedo constante a que llegue el final de nuestros días.

Huallanca, antes
Será por eso que casi siempre vuelvo la mirada así atrás y recuerdo el Huallanca de ayer; como recordando aquel viejo dicho que: “todo tiempo pasado fue mejor”. No quiero hacerlo pero los recuerdos están, las imágenes cual pinturas hermosas permanecen, las casas con techos de paja, las paredes blancas, hermosos balcones que me vieron nacer y crecer.

Caminé por tus calles, esas mismas calles donde se festejaban nuestras fiestas tradicionales de julio o diciembre; me vi como quien viene tras sus huellas, como niño, como joven, y con una pausa brusca he vuelto a la realidad; esas calles, esas casas, los balcones y jardines hermosos ya no están; ahora tenemos un Huallanca moderno, no sé si más hermoso que el de antes, pero si más moderno. Me cuesta hablar de mi pueblo porque despierta mis emociones y las fibras más sensibles de mi ser, y con ella la cruda y cruel realidad que mis recuerdos, son solo esos, recuerdos.

Por qué muchas personas no aceptamos o tenemos miedo a las modificaciones y cambios, seguro, porque nos habituamos a un lugar, donde la tranquilidad te daba tiempo para hacer una pausa para poder observar el vuelo de las aves, la lluvia, los días de sol radiante, observar el firmamento, y en esa pausa, ese momento de soledad y tranquilidad fue la que inspiró al poeta escribir versos hermosos, al cantante a escribir nostálgico, al pintor plasmar en sus lienzos paisajes bellos, y a nosotros fotografiar en nuestras mentes aquellos momentos que hoy recordamos.

Huallanca, hoy
Cuando reaccionamos al ver lo que nos rodea nos damos cuenta que cambiar es bueno, porque todo en el mundo está en constante movimiento. Muchas cosas nuevas han llegado a Huallanca después de los años noventa, y muchas otras también han desaparecido como desaparecen las estrellas en un nuevo amanecer; cambios que  ocurren a un ritmo cada vez más acelerado, muchas veces sin tiempo ni para acostumbrarnos a lo nuevo y extrañar las ausencias; salvo cuando nos detenemos a recordar y es entonces cuando la nostalgia se siente como un suspiro.

Que cambie todo como está sucediendo, todo lo físico, las casas que sean modernas, con pistas, y veredas, que llegue toda la tecnología posible porque es parte del mundo globalizado en el que vivimos; pero ruego al  Divino que no cambie de Huallanca sus rasgos que lo identifican, como: el carácter, la nobleza, la humildad, el respeto, lo hospitalario y la gratitud de su gente.