Por más diálogo entre
la empresa y el pueblo
Rolando Húbner Marcos Picón
Una vez más fracaso la reunión entre Huallanca y la Compañía Minera
Santa Luisa; la empresa no reconoce los quinientos mil dólares anuales y el
pueblo exige que se cumpla el Convenio
Marco firmado el 2007 con la Municipalidad de Huallanca. Mientras tanto, el
pueblo anuncia un paro local; la empresa, por su parte, anuncia denunciar
cualquier medida de fuerza que la población decida tomar. Aunque son
situaciones distintas, ambas generan conflictos, y ese no es el papel de las
autoridades ni de nuestros socios estratégicos.
El pueblo no puede prohibir el desarrollo de la actividad minera,
ni ninguna actividad productiva; ni la
empresa puede acudir a los jueces para solucionar estos problemas. En todo caso
quién tiene que intervenir para solucionar estos problemas como árbitro es el Ministerio
de Energía y Minas. Se equivocan los dos si quieren resolver problemas que no
son jurídicos, con denuncias o paralizaciones; estos problemas son políticos, parece que se está improvisando
decisiones que exigen primero una cuidadosa reflexión, porque quiéranlo o no
vamos a convivir juntos por mucho tiempo más.
Si como pueblo no podemos impedir el desarrollo de la actividad minera,
de la misma manera ningún juez puede evitar que se consulte a la opinión de un
pueblo sobre proyectos que incidan sobre la vida local, si se va impactar en el
desarrollo de las comunidades, si las empresas no cumplen con su
responsabilidad social.
El Convenio Marco firmado entre la Municipalidad y la Empresa, permite y autoriza la participación de la
gente en la toma de las decisiones que la afecten, lo dice en el convenio y en
la creación de los siete ejes de desarrollo, que es el resultado de la consulta
popular y su cumplimiento es obligatorio para ambas partes.
Lo que debe hacer la empresa y nuestras autoridades, preocupado por
resolver tensiones en lugar de crearlas, es modificar su estrategia de diálogo
sin amenazas de ambas partes y garantizar la gobernanza territorial, el
desarrollo del pueblo y sus comunidades. No es con demandas sino con diálogo
como se mantiene o se restablece la confianza de las relaciones entre las
empresas mineras y el pueblo.
El problema es la ausencia de espacios y fórmulas para la concertación,
la falta de diálogo no nos permite concertar. Sin ellos la solución queda en
manos del más fuerte y eso, naturalmente, genera conflictos, fractura las
relaciones, limita y posterga el desarrollo del pueblo. Por lo mismo, es
preciso buscar la concertación si no se quiere empujar a las comunidades hacia la
protesta o hacia la marginalidad. Las consultas populares, los cabildos
abiertos, los paros o huelgas no son un problema sino una respuesta para
manifestar, de manera legal y pacífica, la voluntad ciudadana.
Necesitamos
concertar, ponernos de acuerdo el desarrollo del pueblo, sin dialogo
lamentablemente se avecina días de mucho conflicto.