jueves, 15 de junio de 2017

Yo opino:

Gastar hoy pensando en mañana.
Rolando Húbner Marcos Picón
No podemos aceptar, y causa extrañeza en Huallanca que las personas más influyentes, nuestros líderes de opinión eviten de manera intencional pronunciarse sobre la enésima remodelación de la plaza de armas de nuestra ciudad., ¿Qué de nuevo nos van a mostrar ahora? ;  ya cambiaron la pileta, los faroles han sido nuevos, los jardines remodelados, las bancas no han tenido más de seis años, el cóndor de la pileta fue remplazado por un torero español.

¿Qué de nuevo más puede tener una plaza tantas veces modificada?, ¿Qué de nuevo más podrá tener una plaza a la que le quitaron hasta lo histórico que tenía?. Me sorprende el silencio cómplice de nuestros ex candidatos a la alcaldía; en la última elección tuvimos ocho listas de seis integrantes o sea 48 líderes.
Para quiénes vivimos el día a día en Huallanca es fácil darnos cuenta que nuestra economía local  está estancada, se contrae y ha dejado de crecer, el presupuesto municipal se ha reducido, no hay inversión privada ni pública.

Decía el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa en su libro “La Civilización del espectáculo”: vivimos en un mundo donde importa más las apariencias, lo banal, el optimismo efímero. ¿Qué es la civilización del espectáculo para el autor de La ciudad y los perros o La fiesta del Chivo, Conversaciones en la Catedral, entre otras importantes obras? Se trata de una cultura donde el entretenimiento tiene un lugar altísimo en la escala de prioridades, cuando parece que “divertirse y escapar del aburrimiento” se ha convertido en la norma universal. El resultado no puede ser positivo, se vanalizan las expresiones culturales, se generaliza la frivolidad, y en términos periodísticos, prolifera de manera irresponsable la chismografía y el escándalo.”

Entonces es más importante tener una plaza bonita, un lugar de esparcimiento o para que sea admirado por los visitantes, aunque quiénes viven en los alrededores de la plaza no cuenten con agua. “No porque tenga dinero voy a gastar en lo innecesario; gastemos hoy pensando en mañana”, dice en otra parte del libro Vargas Llosa.

“Ese espacio creciente de libertad y abundancia fue ocupado por el ocio que estimuló la creación y proliferación de industrias del entretenimiento, promovidas por la publicidad "madre y maestra mágica de nuestro tiempo". Así empezó de una manera sistemática, en capas sociales cada vez más amplias, un "mandato generacional" de no aburrirse, de divertirse evitando lo que perturba, preocupa o angustia. "Eso que Ortega y Gasset llamaba el espíritu de nuestro tiempo', el dios sabroso, regalón y frívolo al que todos, sabiéndolo o no, rendimos pleitesía desde hace por lo menos medio siglo, y cada día más".

Dónde quedaron esas reacciones admirables que hasta hoy recuerdo, se ausentaron, se fueron, se callaron o los callaron, por qué hoy permanecen como la tumba misma en silencio. En una sociedad democrática donde todos debemos participar nos encontramos con un pueblo apático, dormido en un sueño profundo; donde nada parece inspirar un nuevo amanecer de hombres nuevos y soñadores de un pueblo mejor.

No me opongo a las obras públicas, pero creo que estas deben ser ejecutadas correctamente, con proyectos basados en políticas públicas concertadas, incluyentes y con la participación de toda la población, priorizando primero inversión social para mejorar las condiciones de vida de nuestros conciudadanos.

Estamos acostumbrados a las promesas falsas, a las espectativas fallidas, a los sueños baratos que se esfuman; ¿hasta cuándo?.