martes, 15 de noviembre de 2016

Historia:

Los años iniciales del Sindicato de Obreros de Huanzalá
La formación del Sindicato de Trabajadores Mineros (obreros) de Huanzalá fue una etapa muy difícil y de gran sacrificio de sus promotores ante la negativa y oposición reiterada de los ejecutivos de la Cía. Minera Santa Luisa S.A. que no quería reconocer el derecho de sus trabajadores; la libertad de organización y asociación. La presión e insistencia de los mineros  dio sus frutos, porque al final  la empresa aceptó  la formación del sindicato. Hechos que  sucedieron hace más de 46 años, como parte de la historia del sindicato; acciones  que son relatados   por un  ex trabajador, que en esa época fue uno de los promotores de esa lucha gremial.

Arnulfo Martel Barbeito

Las primeras acciones
En las operaciones mineras en Huanzalá, desde sus inicios, fue necesaria la presencia de trabajadores, como elemento principal en el proceso de explotación y tratamiento de minerales.  A 1968 ya había cerca de un millar de trabajadores, muchos procedentes de diversos departamentos, en especial del sur del país. Esta afluencia de trabajadores con sus familias era un problema para la empresa  porque no había previsto el efecto socio-económico; laboral, económico y de bienestar familiar.

La necesidad de formar el sindicato
Entre los trabajadores se notaba el descontento por los bajos salarios, la inseguridad  y la poca atención a sus familiares en campamentos incómodos; pero poco podíán hacer porque no había un sindicato, una organización que los integre y defienda. Los trabajadores de mina interior dan  la idea de formar un sindicato de obreros, que luego motiva a las demás secciones.; de conversaciones privadas, reuniones clandestinas en los socavones, talleres y en los campamentos; muchas veces con el riesgo de ser despedidos.
La empresa ya estaba enterado de las intenciones de los obreros de formar su gremio, porque había espías (soplones) dentro de los mismos trabajadores. En ese entonces estaba de  Jefe de Personal , Jacinto Gómez, procedente de Arequipa, con experiencia en manejo de personal, quién se ocupaba de perseguir, despedir y disolver cualquier reunión. Podemos recordar a algunos que tenían ideas sindicalista,  como: César Livia, Martín Quispe, Arnulfo Martel (este último despedido por esa causa).
Hicieron varios intentos para formar el sindicato, pero la empresa optaba por despedir de inmediato a los promotores. En esa etapa llegaron dirigentes de la Federación Regional de Mineros del Centro (Pasco-Junín), con la intención de apoyar  en la formación del sindicato de Huanzalá, pero el fin era otro, de aprovechar económicamente a los trabajadores y a la empresa, entre ellos un tal Toropoco. Los de Huanzalá le confiaron los documentos de actas de fundación  del sindicato, se llevaron a Huánuco para gestionar, y nunca más retornaron; se decía que la empresa  les quitó los documentos o le sobornaron.

Los sacrificios dan su fruto
El 14 de noviembre de 1969, es una fecha memorable para la historia del Sindicato de Obreros de Huanzalá, porque a ese día a las 4.00 p.m. se reunieron los trabajadores y las amas de casa, en la carretera de acceso (entre la Parada y el local antiguo del sindicato); cuando están en plena reunión tratando sobre la formación del sindicato; a eso de las 5.30 p.m llegó una camioneta de La Unión, con dos policías, más una persona de civil. De inmediato los trabajadores rodearon  el vehículo y a sus ocupantes; ellos manifestaron que venían a solicitud de la empresa para prestarles garantías, y la persona de civil era el Subprefecto de la Provincia de Dos de Mayo (Ricardo Santisteban); a quien lo sacaron a la fuerza del carro.

Luego de tanta discusión y amenazas, los promotores y la autoridad política acuerdan dirigirse a las Oficinas de la empresa (Hotel A) para tratar con el Gerente Teiji Yoneda, donde la delegación fue recibida, pero en las afueras  y en el cerro había cientos de trabajadores que  exigían a la empresa la libertad de formar su sindicato y el aumento de salarios.
Los representantes de los obreros plantean al gerente que le deje formar su sindicato porque las leyes lo amparan, y también piden el aumento de  salarios. Luego de tanta discusión y oposición de la empresa, cerca de la medianoche; el gerente Yoneda, muy temeroso y entre lágrimas, acepta  voluntariamente dos puntos:
1° Dejar en libertad la formación del sindicato de obreros; sin hostilizaciones ni despidos.  2° Aumentar los salarios en 15 soles más a su jornal diario.
Firmando al final el acta correspondiente. Los trabajadores celebraron tal logro con vivas, hurras  y aplausos. Todo esto fue posible gracias a la acción decidida de los trabajadores, de las amas de casa con sus hijos. Esa fecha del 14 de noviembre de 1969 es considerada como el día de fundación del sindicato, porque fue un día de lucha que no podemos olvidar.

Los primeros dirigentes
En los días siguientes  se realizaron las reuniones normales del sindicato, y eligieron la primera Junta Directiva, como Secretario General: Lorenzo Jorge Ulloa; en los meses y años siguientes se sucedieron en el cargo: Vito Blas Gómez, Arnulfo Martel Barbeito, Rolando Alarcón Moya, David Llanos Picón, etc.
El Sindicato fue reconocido oficialmente el 26 de enero de 1970, por Resolución Divisional N° 09 DOSM, del Ministerio de Trabajo. El primer Pliego de Reclamos se presentó en 1970, logrando un aumento de 30 soles, pero el Ministerio de Trabajo desconoció por influencia de la empresa- Ese año también se realizó el primer paro de obreros.
En 1973, la empresa  ascendió a 32 obreros a la categoría de empleados, especialmente a aquellos que encabezaban el sindicato de obreros, que no les
convenía a la empresa.

Homenaje
Es el relato de los años iniciales y difíciles de la formación del Sindicato de Obreros de Huanzalá; jornadas de lucha y sacrificio que quedaron marcadas en la trayectoria del gremio minero; datos que podrían servir para  para escribir la historia del sindicato. Nuestro homenaje y recuerdo a todos los que participaron en esa horas difíciles, tanto dirigentes como trabajadores; hoy lejos de la mina, y otros que  ya descansan en paz.