domingo, 24 de mayo de 2015

Yo opino:

QUISIERA VOLVER SOBRE MIS PASOS
Rolando Húbner Marcos Picón
Si pudiera volver sobre mis pasos y llegar a mi época de adolescente, de juventud; no para corregir errores y arrepentirme de lo hecho, sino para equivocarme más, arriesgarme más, y aprender, tener más historias que contar etc. Es que la aventura de esa época de ser joven fue tan bella como un poema o como una canción que aún recuerdo, con la libertad con que el cóndor prodigioso vuela en lo más alto de la cumbre, pasamos nuestros días.
Pero todo pasó tan rápido o quizás la vivimos de prisa entregados en la libertad, sin importarnos el tiempo ni la distancia, y casi sin darnos cuenta habían pasado muchas lunas, a algunos se nos caía el cabello, nos crecía la barriga, el pelo se nos empezó a teñir de blanco, nos estamos volviendo renegones, nuestros hijos son de nuestro tamaño o más grandes; entonces creo que ya estamos maduritos.
De todos modos no habrá forma de explicar ni de decirlo que creo que los de mi generación fuimos privilegiados al nacer y vivir en esta hermosa tierra, donde todo era paz, tranquilidad y donde todos vivíamos como amigos compartiendo lo poco que teníamos; era un pedacito de tierra diferente alguien lo dijo alguna vez, si “Chiquián es el espejito del cielo”  entonces “Huallanca era el cielo”.
Recuerdo tarde de corridas de toros, las verbenas, los bailes sociales en el centro cívico al son de las bandas de músicos, donde un remolino de gente maravillosa acariciaba las pistas de baile con hermosos huaynos, cumbias, y toda música de la época.
En el disco duro de mi mente aún se guardan hermosas imágenes de bellísimas noches de procesión en semana santa, las novenas, la devoción con que todo el pueblo asistía a las misas.
Quizás todo esto sea una visión personal, pero Huallanca era entonces un pueblo sin bulla con la paz extendida en todo sus rincones, un lugar para vivirlo lentamente, sin miedo a nada ni a nadie.
¿Quién no recuerda la puerta principal de nuestras casas enganchada a una aldaba o simplemente entreabierta y los zaguanes abiertos de par en par de día y de noche?, ¿Quién no recuerda nuestras bolsas de pan hechas de talega o costales de harina?, ¿Quién no recuerda de niño haber jugado en la calle mata gente, salta soga, chanca la lata, al escondite, o fulbito poniendo dos piedras que servían de arco? ¿Quién no recuerda aquel beso sano y furtivo del tímido novio, lleno de ternura?, ¿Quién no recuerda esas noches de serenata a la chica amada, al amor imposible, con guitarra en mano al pie de los balcones?, ¿Quién no recuerda haber sido mojado desde la ventana mientras cantaba a todo pulmón?, ¿Quién no recuerda aquellas tardes de toros bravos, venidos de las punas frías, toreado por valerosos huallanquinos con el poncho, con una colcha, con el pañalón de la esposa, con una casaca y hasta con un pañuelo.? ¿Quién no recuerda los capotazos, de muchos huallanquinos?.
Acaso miento cuando recuerdo aquellas tardes de carnaval al son de las guitarras hermosas mulizas y huaynos con frases como “somos la nueva juventud del ande, de la tierra huallanquina”, o “tierra bella hermoso, cielo serrano”, “soy de los andes, de altas cumbres”, “ huallanca marcacho queso ta micunchi, china ta ashinqui yana ñawui ta llamparan”; tardes de juego con harina talco y picapica, ¿Quién no recuerda las noches de navidad con hermosas cuadrillas de negritos, bailando la borracha el pachawaray, los tres tiempos, despedida, las mudanzas  a las 6 de la tarde, el serrucho y terminábamos con el hayhuallachi o despedida, pero todo fue pasando y hoy son solo recuerdos, muchas veces reunidos con amigos siempre comentamos y admiramos con mucho respeto y cariño a grandes, guitarristas, cantantes, poetas, artistas, a grandes aficionados al toreo, a bailantes de las cuadrillas de los negritos, y otra vez viene a la mente ¡tanto tiempo ha pasado…