domingo, 8 de septiembre de 2013

Yo opino:

                                                       Entender la minería
                                              Rolando Húbner Marcos Picón

La minería es la principal actividad económica  de Huallanca, y lo seguirá siendo en los próximos años, por lo tanto es el eje sobre el cual se mueve nuestro desarrollo como pueblo; siendo descubiertos por mineros portugueses. Las actividades secundarias serian la ganadería y la agricultura; no tenemos una gran ganadería salvo una o dos excepciones del entusiasmo de nuestros paisanos; la agricultura, del mismo modo, es mayormente para autoconsumo. Si somos conscientes de ello, entonces no creemos pertinente luchar contra la corriente, en el sentido de que estaríamos disparándonos a los pies si es que rechazamos tan radicalmente el desarrollo minero.
El sabio italiano Antonio Raymondi dijo: “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”.  Estamos seguros que es así, y agradecemos a Dios por haber puesto en nuestros cerros esta inmensidad de riquezas naturales, rodeado de hermosos paisajes, nevados, escenarios exóticos, aguas termales,  y parte de todas estas fortalezas son los recursos mineros. El desafío es quién o quiénes van a explotarlos; lo tienen que hacer con responsabilidad, promoviendo políticas de integración y desarrollo sostenible, respetando el ecosistema, aceptando el rol principal de los pueblos como fiscalizadores de las empresas mineras, sin oposición por parte de los empresarios como lo dijo alguien, si hacemos las cosas bien no tenemos porque temer.

La minería es una actividad progresiva, y momentánea que como pueblo tenemos que saber aprovecharla y tenemos que estar convencidos que los días de las vacas flacas son más que el de las gordas, y el mineral es  un recurso no renovable. Es decir, después de extraer todo lo que se pueda, las empresas mineras se van a marchar en busca de otros puntos donde invertir sus capitales, ¿y qué nos dejo?, pistas, plaza de toros, obras de cemento y arena como parte de su responsabilidad social, ¿y la garantía para que nuestras futuras generaciones puedan vivir mejor? Por qué no pedirle a las empresas mineras, a nuestras autoridades y la población en su conjunto, planear el pueblo que queremos, porque de una u otra manera con el desarrollo de la actividad minera se ha generado también el crecimiento demográfico de nuestro pueblo y por lo tanto el incremento de necesidades básicas como: educación, salud, agua y luz.

Un plan de desarrollo urbano, en esta realidad en el que el crecimiento demográfico está en ascenso, un plan de desarrollo que promueva la generación de otras actividades en paralelo a la minería  Un plan de desarrollo urbano que prevea el crecimiento y transformación de ese nuevo motor urbano económico. “No es posible que el mundo esté lleno de pueblos mineros fantasmas”. El pueblo duró mientras duró la mina, y se acabó la mina y se acabó la razón para tener allí un restaurant, un hotel, una tienda mayorista, una peluquería, un servicio médico, etc. Y se murió el pueblo.

Es importante que, durante el periodo de producción, se invierta en industrias que van a permitir la sostenibilidad de los pueblos mineros. Ejemplo: desarrollar una actividad ganadera industrial o una agricultura industrial seria una buena alternativa. Entender nuestra ciudad contemporánea y lo que se desarrolla en ella nos permitirá no cegarnos o defender una postura radical y de miedo a la inversión. Con la comprensión de la actividad minera, y lo que ella debe beneficiar en cuanto a  construir ciudad y sociedad tendrá como resultado nuevos centros urbanos y mejor calidad de vida para sus pobladores: “Una minería responsable sí es posible, pero con el compromiso de todos y el respeto al ecosistema”.