A la tuma, tuma
Por Luis Antonio Páucar Solís
Cantábamos antes “que mala suerte tiene Huallanca” y nos cae, como alguien dijo, como anillo al dedo; decimos esto, porque en los últimos años nos hemos vuelto más individualistas, solitarios, abandonados; sin tejido social.
Hace tiempo que olvidamos las frases, como: " vecino préstame una tacita de azúcar, préstame un poquito de sal, vecino vamos a tomar café ". Olvidamos el tuma, tuma; "el hoy por ti, mañana por mi"; que lo debe recordar mi amigo Raúl, que por cierto me debe una tuma.
Hoy hemos pasado a ser una sociedad mercantilista, le hemos puesto precio a todo, y como muchos dicen, si hay alguien capaz de comprar nuestra conciencia, también somos capaces de venderlo por unos cuantos miserables soles; en eso hemos convertido este pueblo, donde “quien no llora no mama, y el que no afana es un gil “
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho, que un traidor, ignorante, sabio, pretencioso o estafador ; todo es lo mismo. Predicar con el ejemplo, decían nuestros abuelos, hoy nadie cree en nada, el vivo, el revoltoso, el pendejo que maneja grupos, es el dueño de esta sociedad, estamos ayudando a crear, y nuestro alcalde que lo pasa bien con sus faites, ayayeros, matones y comodines al costado.
Cuando llegó Jorge Jaramillo, Huallanca se había cansado de un gobierno autoritario, nos habíamos olvidado de las enseñanzas de nuestros padres, del sueño de Huallanca próspero, con oportunidades para todos, sólo buscábamos para sobrevivir.
Nos pareció aceptable esta frase “un campesino al poder”, un grupo realista, sin ideología, y que era capaz de rendir culto a las obras tangibles; pero nos equivocamos. Hoy ha aprendido mucho y muy rápido del manejo oculto, falso y mentiroso, con asesores que solo buscan llenarse los bolsillos de dinero, y muchos de ellos no conocen ni Huallanca y menos nuestra realidad como pueblo, nuestras falencias y necesidades.
No tiene la elegancia, ni la sensibilidad de un buen huallanquino; pero lamentablemente se dejó rodear por grandes conocedores de la política, hombres que saben sacarle la vuelta a la ley y a los principios morales que como pueblo tenemos.
Un hábil empírico que llegó al poder cuando necesitábamos volver a soñar en un Huallanca mejor, y se ganó legitimidad; pero puede perder toda confianza, como lo viene haciendo. Que pese a todo, Huallanca tiene tradición vigor y orgullos, un pueblo así como es modernizado, también tiene que ser respetado, porque aunque no lo crean ellos no son mayoría.