lunes, 18 de marzo de 2024

Relato:

ESPECTACULAR CAZA DE UN PUMA

Raúl Córdova Alvarado (*)

Suceso verídico acaecido en la estancia de Vizcascancha-Huallanca

 Era uno de aquellos atardeceres andinos, oscuros nubarrones presagiando tormenta, parecían suspensos en las cimas de los cerros que divisaba en lontananza, viento helado con sabor de altura agitaban los pajonales que simulaban danzar al compás de monótona música producida por el rozar del viento en los flexibles ichus.

Dejando su choza y cabalgando sobre el “alazán”, a trote rápido. Nemesio dirigiose a juntar su ganado para echarlo al rodeo, al voltear una pequeña loma vio a sus animales pasear tranquilamente en el verde pastal; restallando su chicote y gritando “huacaaa.....huacaaaa....” inició el retorno.

Entre alegres y retozones los becerros adelantaban, siguiendo a las vacas y los toros y un maduro buey, con aire patriarcal y lento caminar cerraba la grey; más la vaca ”flor de habas” se atrasaba a cada momento y daba lastimeros mugidos siempre mirando atrás, entonces Nemesio notó que faltaba la cría, el becerro “pinto”. Pensó que el ligajoso barro de algún fangal lo hubiera aprisionado.

 Oteó el horizonte y encaminose en su busca, luego de andar algún trecho volteó un recodo. ¡Oh! Qué sorpresa, sus aterrados ojos vieron a un enorme puma de escultural aspecto que se estaba dando un festín hundiendo melosamente sus voraces fauces en las tibias entrañas del becerro. Una convulsión sacudió el cuerpo y era el ancestro de su raza le hacía temer y respetar a aquel animal que sus antepasados habíanle deificado y hasta considerado privilegio morir entre sus garras.

Volvió grupas y empezó a huir del peligro, había caminado casi una cuadra, cuando de pronto sintió que se llenaba de valor, templó sus nervios y se alistó para el ataque, desenrollando el lazo que llevaba pendiente de la montura, se acercó cautelosamente, más la fiera al verse acechado lanzó un rugido de reto se aprestó a la lucha.

 Hombre y fiera se miraron de hito en hito midiendo el golpe certero, “alazán” se arremolinaba comprendiendo el peligro, más el jinete con mano segura lograba contenerlo, luego de dar vueltas concéntricas al lazo, veloz y certéramente  arrojó sobre la fiera, ésta levantando una de sus zarpas quiso repeler y  el nudo corredizo enlazó por el pescuezo y brazo; trato de deshacerse, el jinete sin dar tregua, atándole a la cincha  de su montura, a galope empezó a arrastrarlo cuesta abajo; era una carrera desenfrenada, loca, en la que más de una vez más las grupas del “alazán” habían sentido el taladrante dolor por las zarpadas de la fiera.

De pronto una profunda y amenazante zanja se interpuso en el trayecto y el noble bruto guiado por su instinto de conservación, hizo un brusco virage, en el preciso momento de que el puma, sin prever el peligro, daba un salto de ataque, perdiendo el equilibrio rodó por la pendiente cayendo mal herido sobre cortantes guijarros y entre los estertores de agonía lanzó a los vientos un estridente rugido y silencio para siempre.

 La naturaleza absorta acababa de espectar el inmóvil cuerpo de la fiera, de cuya hirsuta cabeza seguía manando abundante sangre; cual eco del último rugido retumbó un lejano trueno, diríase que era la sorda protesta de “pachamama” por vedársele al hijo de sus entrañas el “derecho de vivir”.

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* El autor fue profesor y director de la Escuela Primaria de Varones N° 393 (hoy 32226)- Huallanca, en la década de los años 50 del Siglo XX. Por sus méritos, la mencionada I.E. lleva su nombre.

FUENTE: Revista ECOS del 393-Huallanca- 1952

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Edición N° 136 – 16/03/2024

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