lunes, 26 de febrero de 2024

Opinión:

 PENOSA REALIDAD DE HUALLANCA

Augusto Llanos Reyes

 En el distrito de Huallanca (Bolognesi-Ancash) opera una empresa miserable e insolvente, no respeta compromisos que asumen, ni se responsabilizan de los daños que ocasionan. Los ejecutivos mediocres de la Cía. Minera Santa Luisa de Huanzalá no analizan ni ven los problemas generados durante décadas en la zona de influencia.

Los japoneses, dueños de la empresa, confían ciegamente en sus esbirros profesionales, por ellos conocen una realidad distinta y distorsionada. No se entiende que un país, como Japón, con tanta disciplina y orgullosos de sus valores que pregonan al mundo entero; sin embargo, sus representantes en Perú, actúan sin proporcionar medidas coherentes para ceñirse estrictamente a las disposiciones y normas del país y del MINEM.

Esta empresa no actuaría así en su país de origen, y aquí buscan atajos (deshonestos) mediante contubernios con corruptos y corruptores como es en el caso de la destruida laguna de Contaycocha y el río Torres (Huallanca). Se ve el actuar deshonesto para no hacer el resarcimiento obligado; buscaron salidas a espaldas del pueblo, se burlaron de la pasividad de una gente narcotizada, adormecida que no ve las cosas en su verdadera magnitud y cegados por oportunistas y un poco por ignorancia. Ellos por su conveniencia se arriman a la ley, la ley es poderosa pero más poderosa es la verdad; un hombre que oculta lo que piensa que no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre que merezca respeto. Por ello es bueno dar la opinión sin calumnias, ni fuera de la verdad como esta.

El caso de la destrucción de la laguna Contaycocha y río Torres es un caso típico de burlarse de la ley y del pueblo; para esto se tuvo un corrupto y un corruptor para llevar al “cierre de minas”, este caso, para no hacer el resarcimiento correspondiente.

Es menester y obligatorio una cuantificación de los daños al medio ambiente; hasta ahora Huallanca no cuenta con una autoridad a la altura de sus necesidades para ver con claridad los daños para así hacer respetar sus derechos. Sólo tenemos personajes pensando en futuras oportunidades de trabajo, la empresa se aprovecha de esta necesidad para condicionarlos al punto de callarlos pensando que ya compraron hasta su dignidad y conciencia.

Tienen contratistas fuera del lugar, de su entorno, donde sacan sus riquezas en contra de lo que dice la razón. Para empeorar las cosas, generan trabajo, pero dentro de una corruptela; facturan trabajos inflados hasta más de 100% para repartirse entre sus ejecutivos segundones y los ejecutivos de mayor nivel preocupados en minimizar costos y sin pagar las verdaderas responsabilidades que deberían asumir.

Esta corruptela viene de muchos años atrás y que la empresa con esos ejecutivos no puede eliminar hasta la actualidad.

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Edición N° 132 – 10/02/2024