PENOSA REALIDAD DE HUALLANCA
Augusto Llanos Reyes
En
el distrito de Huallanca (Bolognesi-Ancash) opera una empresa miserable e
insolvente, no respeta compromisos que asumen, ni se responsabilizan de los
daños que ocasionan. Los ejecutivos mediocres de la Cía. Minera Santa Luisa de
Huanzalá no analizan ni ven los problemas generados durante décadas en la zona
de influencia.
Los japoneses, dueños de la empresa,
confían ciegamente en sus esbirros profesionales, por ellos conocen una
realidad distinta y distorsionada. No se entiende que un país, como Japón, con
tanta disciplina y orgullosos de sus valores que pregonan al mundo entero; sin
embargo, sus representantes en Perú, actúan sin proporcionar medidas coherentes
para ceñirse estrictamente a las disposiciones y normas del país y del MINEM.
Esta empresa no actuaría así en su país
de origen, y aquí buscan atajos (deshonestos) mediante contubernios con
corruptos y corruptores como es en el caso de la destruida laguna de Contaycocha
y el río Torres (Huallanca). Se ve el actuar deshonesto para no hacer el
resarcimiento obligado; buscaron salidas a espaldas del pueblo, se burlaron de
la pasividad de una gente narcotizada, adormecida que no ve las cosas en su
verdadera magnitud y cegados por oportunistas y un poco por ignorancia. Ellos
por su conveniencia se arriman a la ley, la ley es poderosa pero más poderosa
es la verdad; un hombre que oculta lo que piensa que no se atreve a decir lo
que piensa, no es un hombre que merezca respeto. Por ello es bueno dar la
opinión sin calumnias, ni fuera de la verdad como esta.
El caso de la destrucción de la laguna
Contaycocha y río Torres es un caso típico de burlarse de la ley y del pueblo;
para esto se tuvo un corrupto y un corruptor para llevar al “cierre de minas”,
este caso, para no hacer el resarcimiento correspondiente.
Es menester y obligatorio una
cuantificación de los daños al medio ambiente; hasta ahora Huallanca no cuenta
con una autoridad a la altura de sus necesidades para ver con claridad los
daños para así hacer respetar sus derechos. Sólo tenemos personajes pensando en
futuras oportunidades de trabajo, la empresa se aprovecha de esta necesidad
para condicionarlos al punto de callarlos pensando que ya compraron hasta su
dignidad y conciencia.
Tienen contratistas fuera del lugar, de
su entorno, donde sacan sus riquezas en contra de lo que dice la razón. Para
empeorar las cosas, generan trabajo, pero dentro de una corruptela; facturan
trabajos inflados hasta más de 100% para repartirse entre sus ejecutivos
segundones y los ejecutivos de mayor nivel preocupados en minimizar costos y
sin pagar las verdaderas responsabilidades que deberían asumir.
Esta corruptela viene de muchos años
atrás y que la empresa con esos ejecutivos no puede eliminar hasta la
actualidad.
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Edición N° 132 – 10/02/2024