viernes, 3 de junio de 2022

Crónicas huallanquinas:

LA MARCHA DE SACRIFICIO DE 1981

Omar Llanos Espinoza

En la historia de la clase trabajadora del Perú siempre encontramos  la lucha incesante frente a la patronal insensible y terca al no dar solución oportuna a las peticiones de sus trabajadores; quiénes optan  diversas formas de lucha para conseguir sus objetivos. En la mina Huanzalá de Huallanca-Bolognesi-Ancash, siempre es recordada la Marcha de Sacrificio realizada hacia Lima; acciones que son parte de la historia del sindicato, que es preciso conocer lo sucedido para comprender mejor el presente.

 HUELGA MINERA

Los mineros de Huanzalá siempre se caracterizaron por su espíritu de lucha; desde los años previos a la formación del Sindicato de Obreros (1969), estuvieron presente en defensa de sus derechos, ante los abusos de la Cía. Minera Santa Luisa de capitales japoneses. Ya en diciembre de 1971 realizan una huelga prolongada de 51 días, y luego vendrían muchos paros y huelgas con despido de dirigentes y trabajadores de base.

En marzo de 1981, luego de agotada la discusión del pliego de reclamos y al notar la negligencia de la empresa por aceptar la petición de los trabajadores; el Sindicato de Obreros, con su Secretario General, Martín Huamán y como Presidente del Comité de Lucha, Teodoro Campos Alvarez, más los trabajadores de la Contrata Zevallos, inician la huelga general indefinida el 06 de marzo, con piquetes, ollas comunes y todo lo que siempre realizan en una medida de lucha.

MARCHA  A LIMA

El sindicato, asesorado por el abogado Ricardo Díaz Chávez, acuerda en asamblea realizar la “Marcha de Sacrificio” hacia Lima; decisión de hombres y mujeres, se organizan en el Comité Central de Lucha y sus respectivas comisiones. Inician los preparativos para recorrer 400 kilómetros con destino a la capital, para seguir exigiendo a la empresa y  al Ministerio de Trabajo, la solución al pliego de reclamos; para lograr el aumento de salarios, mejores condiciones de trabajo y el bienestar social de la familia.

En los últimos días de abril deciden partir  rumbo a Lima. Muchos con sus esposas e hijos, muy de mañana a trepar los cerros y cordilleras, atravesando la cumbre de Yanashallash (4680 mnsm), por la ruta de Huarapasca y Pastoruri, junto a los nevados, luego descender a Carpa, Pachacoto, seguían en marcha más de 300 trabajadores; haciendo paradas y preparar la olla común, llegaron a Cátac para acampar, de allí rumbo a la costa, por la pampa de Lampas, Conococha, por la bajada de Cajacay, Colca, Chasquitambo; bajan los mineros, como pumas de la sierra, sedientos de justicia.

APOYO DEL PUEBLO

El 01 de mayo, Día del Trabajo, los mineros fueron recibidos en Paramonga por los trabajadores cañeros; la primera muestra de solidaridad, luego pasaron a Huacho donde son recibidos por los estudiantes de la Universidad Faustino Sánchez Carrión, allí pernoctaron  varios días  porque fueron cercados por la policía, pero de noche a la mañana  “desaparecieron” los mineros, salieron por partes para dirigirse a Lima, usando todos los medios posibles para no ser ubicados por las fuerzas del orden.

OLLAS COMUNES  Y LUCHA EN CALLES

Los mineros llegaron  a Lima, a la Facultad de Medicina de San Fernando (Universidad de San Marcos)-Av. Grau. Allí instalaron sus “trinchera de lucha”, con carpas bajo los árboles del jardín botánico, y las ollas comunes. Notamos a muchos hombres, acostumbrados a que le sirva la esposa, ahora lejos de la mina, tenían que hacer de todo: pelar papas, cocinar, lavar su ropa, ir a los mercados para pedir víveres, dormir en el suelo sobre cartones y periódicos; allí están todos juntos en la lucha esperando la gestión de sus dirigentes.

Junto a los mineros estaban las mujeres valientes con sus hijos, organizados en el Comité de Damas que comandaban  las ollas comunes, a preparar los alimentos en pailas grandes, exigiendo a los compañeros huelguistas el cumplimiento de sus obligaciones, y a veces con sanciones drásticas. Fue importante la participación de la mujer minera en los momentos más apremiantes de la lucha. Otra de las tareas fue las movilizaciones por las calles de la capital, junto con otros sindicatos en conflicto; marchas  al Ministerio de Trabajo, al Congreso de la República y a las oficinas de la empresa; exigiendo la solución del pliego de reclamos.

A la hora de  comer tenían que hacer cola; un solo plato, algunos recibían en sus protectores. El comedor de San Marcos colaboraba con algunos alimentos que sobraba. Los mineros salían  a los mercados de la zona y al mayorista de La Parada para solicitar víveres; algunos comerciantes daban papas, camote, ollucos, maíz, habas, yucas, etc.; muchas veces malogradas, así llenaban los cestos, llegaban a la trinchera de lucha de San Fernando; qué alegría,  porque tenían reservas para varios días más.

En pleno invierno húmedo de Lima, observamos las consecuencias negativas que afectan a los huelguistas, como la gripe, problemas respiratorios y estomacales. Tenían medicinas pero sólo calmantes para un alivio pasajero, y nadie atendía a los enfermos; sólo entre ellos se automedicaban.

FINAL DE LA HUELGA

Pasaba los días y semanas y no había solución a la huelga; la empresa se cerraba en su propuesta, para esto los trabajadores de Huanzalá  no estaban afiliados a la Federación Minera; entonces no había apoyo. De igual forma, algunos trabajadores del mismo sindicato no concordaban con el asesor Díaz Chávez. Así fue dilatando el tiempo, y otro grupo de dirigentes estaban “condenados” a ser despedidos por la empresa. Por último, muchos estaban desanimados en continuar la huelga. En Huanzalá, los que se quedaron, también intentaban romper la huelga.

El 26 de mayo en Lima, reunidos en asamblea, deciden continuar la huelga; pero al día siguiente muchos comenzaron a retornar a Huanzalá por su cuenta en vehículos de ruta. En conversaciones con la empresa consiguieron algunas conquistas: Pase de trabajadores de la Contrata Zevallos a la empresa, transporte  a Huaraz, construcción del coliseo cerrado, etc.; pero también despidieron a trece trabajadores, aunque algunos fueron repuestos luego por orden del Ministerio de Trabajo. La huelga culminó con el retorno masivo de trabajadores con la movilidad que fletó la empresa.

LECCIONES DE LUCHA

Fue una lucha del sindicato muy rica en experiencias a base de sacrificios. La demostración de unidad en la acción y la solidaridad de los pueblos y organizaciones en el trayecto de la marcha de sacrificio.

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FUENTE: Revista “EL MINERO” - Sindicato de Trabajadores Mineros de Santa Luisa de Huanzalá - N° 01- Enero-2016

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Omarllanos2005@hotmail.com