martes, 22 de marzo de 2022

Yo opino:

                            EL CIRCO DE NUESTRA POLÍTICA

Rolando Húbner Marcos Picón

Hace 88 años Enrique Santos Discépolo escribió el tango argentino “Cambalache” y la primera estrofa dice: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé en el 510 y en el dos mil también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafados. Contentos y amargos, valores y doble”.  Un tango que no pasa de moda porque sus letras nos muestran nuestra realidad, con viejas verdades, enseñanzas y creo hasta profecías de una sociedad que poco o casi nada ha cambiado.

Las primeras acepciones del término cambalache que encontramos es “canje o permuta que se desarrolla bajo condiciones poco claras o que involucra a elementos de escaso valor”.

El presidente de la república, Pedro Castillo Terrones, acudió al congreso un día después de haber sido admitida, con 76 votos a favor la moción de vacancia presidencial por incapacidad moral permanente; objetivo que persigue parte de la oposición que aún no puede aceptar el triunfo del profesor.

“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, pretencioso estafador. Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”, dice el tango, y podemos traducirlo a nuestra realidad y decir que nuestra política nacional se ha convertido en una inmundicia, donde la mediocridad, los arreglos bajo la mesa, la corrupción, los tratos y contratos poco claros, los cálculos políticos de sumas y restas parece una marca de fábrica con la que llegan nuestros representantes a ambos poderes del estado.

Nuestra democracia se muere, la población esta polarizada, y la enfermedad letal que está padeciendo nuestra democracia es la insignificancia, el capricho, el individualismo, la falta de tolerancia; en doscientos años no hemos aprendido a vivir como hermanos y le hemos confiado nuestro futuro a unos ciegos que no ven más allá de sus intereses particulares o de grupo.

La tómbola corrupta que gira esperando que salga la ficha correcta o la ruleta rusa, que espera el blanco y ver cuál de los poderes se elimina primero; ha dado como resultado una política sin lealtades, donde la conciencia, los votos y opiniones se manejan de acuerdo a las retribuciones que se puedan sacar y es como hemos llegado a tener líderes de opinión, tecnócratas, empresarios y políticos sumados y sin reparo a la corrupción, alentando el supuesto milagro peruano, donde la lucha era quién jala el pedazo más grande de la torta.

Cuando la duda es mayor que las certezas, vale mirar las calles y nuestros políticos deben sentir el rechazo casi total de la población ya nadie cree en nadie, la desconfianza a nuestras autoridades es casi total y va ser difícil revertirlo, ponerse de espaldas a los principales problemas que como pueblo tenemos y sólo perseguir los temas de agenda personal como lo hace el congreso es una manera, o prometer luchar contra la corrupción y que caiga quien caiga y no cae nadie es otra, mientras en las calles y plazas los gritos que se escuchan son “que se vayan todos” . La gente siente que está pasando de la esperanza e ilusión al engaño y la decepción, a la rabia, la bronca; mientras  los fujimoristas celebran que el Tribunal Constitucional restablezca el indulto concedido al expresidente el 2017 en un negociado político donde se cambió indulto por no vacancia, otro cambalache político.

La gente protesta, grita, cierra carreteras, se cierran importantes proyectos mineros cuando el precio de los minerales están por las nubes y debemos aprovecharlo para salir de la crisis. Nos ha demostrado la incapacidad política del gobierno que está más preocupado en cómo defenderse de las acusaciones que día a día van saliendo y el torpe y hasta caótico manejo para solucionar los problemas y salvarse unos días más de la vacancia. Lo que sorprende es como los partidos políticos no han sido capaces de darnos una representación política ordenada, capaz de estar a la altura de los grandes problemas y desafíos que como país enfrentamos.

Y en este circo escandaloso de la política nuestra cabe preguntarnos: ¿A dónde vamos como país?, ¿Cuándo se discutirá temas verdaderamente importantes para el país?,  ¿Cómo quieren nuestros políticos que sea el país en los próximos 20 o 30 años? No queremos redentores que nos lleven por el camino de la inflación, el desgobierno y el autoritarismo, no necesitamos autócratas corruptos que buscan su bienestar y el de su grupo, no queremos caudillos antidemocráticos ni militares que se creen sábelo todos, no queremos políticos manchados por el escándalo, el robo y la corrupción, no necesitamos charlatanes ni vendedores de grasa de culebra, ni principiantes  de la inmoralidad. Necesitamos personas decentes, políticos que respeten las reglas y leyes. ¿Será mucho pedir? para que este cambalache en que han convertido nuestra política cambie.

Desde que nuestros políticos o sus asesores en la sombra descubrieron que la constitución política tiene armas para destituir al presidente; se está haciendo regla la vacancia presidencial, es que quienes hoy están en nuestro congreso no han entendido que el uso de estas normas es para casos excepcionales y no porque no te gusta el presidente. Hoy la lucha está declarada el poder ejecutivo amenaza con disolver el congreso, mientras el legislativo trivializa la vacancia presidencial, y el pueblo tienen que sufrir todo este desacierto.

Me voy para seguir escuchando el tango argentino que termina así. “Si es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley”.