Ya quítese el sombrero, Señor
presidente.
Rolando Húbner Marcos Picón
Al
momento de escribir estas líneas, han pasado ya seis meses del periodo
gubernamental del presidente Castillo, cuatro gabinetes ministeriales que se
cambian y nos vamos preguntando ¿Por qué no puede estabilizar el país? ¿Por qué sus gabinetes tienen una breve vida?
o ¿Por qué no se puede elegir un gabinete que guste a todos (los de arriba).
Todavía
no llega al año de gobierno y todo indica que su gestión, hasta ahora, es una
gran decepción; lo expresa en los bajos niveles de aprobación, sumado a esto la
agenda política de quiénes no pudieron asimilar su derrota y están buscando por
todos los medios declarar la vacancia presidencial desde el congreso.
La
victoria de Pedro Castillo en las elecciones generales del 2021 es por si ya un
hecho que quedará escrito en las páginas de nuestra historia; de cómo un
maestro rural, rondero, campesino, sindicalista, provinciano salido del Perú
profundo, de ese Perú olvidado, ninguneado, rompió el patrón tradicional,
estableciendo desde ya un giro en nuestra historia para este bicentenario.
No sé si lo sabía o no, llevaba sobre sus
hombros una gran responsabilidad y que no iba a ser fácil, pero la tarea era
que este nuevo gobierno se comprometa a hacer las cosas bien, que no sea como
los anteriores gobiernos, que vendieron al país, se olvidaron de la gente,
corrompieron a las instituciones y personas; había que repensar lo ocurrido
hasta ese momento y empezar a trabajar sobre lo aprendido, estableciendo, desde
ya un giro, en nuestra historia. Estaba presente la ilusión de pedirle que asuma
la responsabilidad que nunca quisieron asumir los que dirigieron los destinos
de la patria; sin embargo, parece que el monstruo es demasiado grande y usted
demasiado pequeño para enfrentarlo.
¡Ya
quítese el sombrero señor presidente! La campaña terminó, es usted el
presidente del Perú, muéstrese como tal, demuestre la visión de país que tiene
a largo plazo y comience a buscar verdaderos aliados para trabajar en bien del
pueblo, aléjese de la política al estilo de la mafia, no es necesario balas de
plata para gobernar este país, qué curioso, no.
En
toda la semana hemos escuchado voces de expertos, opinólogos y de la prensa, de
cuál sería la salida más viable para el fin del mandato de Pedro Castillo, pero
a nadie se le ha escuchado decir cómo sacamos al país adelante, cómo salimos de
esta crisis, cómo evitamos caer más abajo, y la respuesta es simple, ninguno de
estos señores está pensando en el Perú.
A
estas alturas del partido, jugando recién el primer tiempo, con caídas, brincos
y lesiones dudo mucho que este gobierno vaya a llegar a completar su
quinquenio, porque aparte de las zancadillas que le ha puesto la oposición, la
prensa y el abandono de sus aliados el presidente se ha encontrado frente a un
cargo que supera sus capacidades, las alianzas con propios y opositores no
funcionaron y nos mostraron la torpeza de liderazgo, la inocencia, de un
presidente que no está a la altura, de un país que no da tiempo para el
aprendizaje y con esta crisis sanitaria tampoco hubo tiempo para la luna de
miel.
Como
el gobierno no logró consensos, los intentos por sacarlo, flotan en el
ambiente, entonces cinco años van a ser una eternidad, para quien se siente
incapaz y timorato, frente a la prensa o ante las preguntas más simples, y a
rio revuelto ganancia de pescadores, volveremos a ver todos estos días a una
prensa que no informa la realidad, sino es un jugador más en la caída de un
gobierno elegido democráticamente, nos guste o no, saldrán también los mismos de siempre con su
habilidad para convencer, corruptos, investigados y acostumbrados a vivir del
estado una combinación fatal.
¡Quítese
señor presidente! el sombrero que le hace innecesaria sombra, forme un gabinete
comprometido con el pueblo y con una visión de largo plazo, los peruanos de
bien no somos de izquierda ni de derecha, no somos radicales y somos muchos
más. Siglos de corrupción no van a desaparecer fácilmente.