jueves, 23 de diciembre de 2021

Yo opino:

 Una navidad diferente

Rolando Húbner Marcos Picón

Este año tendremos una navidad diferente para todos, motivado principalmente por la crisis sanitaria que estamos viviendo; pero no será peor o mala, será una celebración sin fiestas espectaculares, y es nuestra responsabilidad celebrarlo con prudencia, mucha precaución porque la pandemia global ocasionada por el Covid aún no ha terminado; entonces prudencia sería igual al uso obligatorio de doble mascarilla, lavado continuo de manos, respetar la distancia social y evitar sobrepasar los aforos en los locales cerrados. Entonces vamos a festejar esta navidad en casa con una cena familiar muy íntima y con la esperanza que el próximo año será mejor.

La esperanza debe estar en que el próximo año volverán a nuestro Huallanca (Bolognesi) y las campanas de la iglesia San Juan resonarán como antes en sus corazones, volverán a ver los hermosos retablos armados en la iglesias y en las casas familiares, el olor a eucalipto persistirá cuando estén llegando a este nuestro terruño, en el desayuno te servirán una tacita de cedrón o un cafecito pasado, con pan calientito recién salido del horno, pondrán en la mesa queso, papas asadas el ”cuwuaycito”, papas sancochadas o quizá un caldito de papas con muña y hierba buena; seguro no faltarán las rosquitas de yema y los pasteles de nuestra tierra, la mamá Lucha ya no está pero hay quiénes heredaron el arte, la sazón y la paciencia para hacer de nuestros pasteles una delicia para los paladares más exigentes, volverás a tu tierra y te recibirá el melodioso canto del ruiseñor anunciando un nuevo amanecer, y el poeta Gustavo Adolfo Bécquer diría:  “volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar”.

Pero el agua clara y dulce de los puquiales, aquella de la que se enamoraron los foráneos y se quedaron están desapareciendo; nunca más la esquinita linda será recuerdo de amor, ni volverá a escuchar el sonido de las guitarras y el cantar desafinado de jóvenes enamorados; en las calles ya no volverán a oír el sonido acompasado del pisar de los caballos de algún chalán que llega o sale rumbo a las punas frías, silenciosas y nostálgicas; ya no verán el ponchito de lana que nos hizo nuestras madres, ese ponchito color canela, que fueron hechas por las manos divinas, hoy ya nadie usa poncho;  también cuando vuelvan encontrarán cercas sobre todo los campos que creíamos nuestros, los ríos, riachuelos, los manantiales, el Bosque del Amor, Sheglla, Chashín, Gaganani, Ogopampa y San Cristobal tienen dueños, no eran nuestros, sólo fue una ilusión cuando éramos libres, felices, cuando éramos niños, a decir de nuestras madres cuando corríamos como cabras. El mundo en verdad es ancho y ajeno.

Al fondo no hay sitio para más, todo empezó con la globalización y el libre mercado, cuando alguien nos convenció que tener dinero era tener éxito, sin importar como lo logras, el poder del dinero, el reconocimiento, la gloria del éxito, la libertad, los trabajos estresantes en jornadas de doce a catorce horas, nos cambiaron la visión del mundo y nos volvimos individualistas, solitarios, egoístas y nos olvidamos de vivir en comunidad.

Que esta navidad nos permita hacer una pausa, para retroceder el tiempo y analizar lo vivido, que las sillas vacías en la mesa no traigan más lágrimas, ni dolor, que sea símbolos de fe y esperanza; que el nacimiento del niño Jesús sea portador de alegría, de unión, de fortaleza ante la adversidad; que lo vivido en estos dos años de pandemia sirvan para unirnos más como pueblo, como vecinos, como familia, y trabajar juntos aquel sueño compartido de ver un Huallanca próspero fruto del trabajo compartido de sus hijos.

Tenemos que entender y respetar nuestro pluralismo como pueblo cosmopolita, nuestra diversidad, la unión de quiénes piensan y creen de manera distinta, aumenta nuestra potencialidad como sociedad. Vamos a aprender como pueblo a sumar, a multiplicar en lugar de dividir, esto va a permitirnos  ser felices y realizados; dejemos que de nuestra diversidad nazca las mejores ideas para caminar rumbo a un pueblo cada vez más próspero, no permitamos que nadie sobre en el sueño de un Huallanca mejor.

Que el amor, la unión y la esperanza, que son el verdadero significado de la navidad, nos convierta a todos los huallanquinos en una gran familia capaces de vencer los retos y adversidades que la vida nos pone; que nos encamine hacia un 2022 lleno de paz, inclusión y crecimiento, sobre todo para los jóvenes y niños que son el presente y el futuro de esta gran tierra llamada Huallanca. Estos son mis deseos para todos ustedes en estas fiestas.

Un gran abrazo.

 ¡FELIZ NAVIDAD!