Cómo me duele Huánuco
Rolando Húbner Marcos Picón
Cómo me duele Huánuco, sí me duele hasta la última fibra de mi ser, me duele porque fui, soy y seré parte de él, me duele porque la veo enferma, sombría, desastrosa y decepcionante, me duele verlo dividido entre pasiones muy oscuras y con impotencia imaginar acaso un futuro incierto. Sí me duele, hoy, porque nunca la había visto tan enferma, pidiendo ayuda, reclamando una mano amiga, una mirada del gobierno como diciendo, nosotros también somos peruanos; y me indigna tener que verlo desbordada de mentiras, corrupta, cínica y la ambición el individualismo, y la histeria que han invadido al pueblo y sus instituciones hoy más que nunca.
Cómo me duele Huánuco, haber visto y oído, prometer a grandes oradores en la plaza de armas, amor eterno, y hoy confirmar que fueron mentiras, mentiras que torcieron voluntades, acusaciones, calumnias, presuntos actos de corrupción, robo y malversación de fondos; lo siento porque fueron huanuqueños los que te engañaron, te fallaron con su incapacidad y deslealtad. Cómo me duele el llanto de familias enteras, cómo no indignarse, cómo ser indiferente, si los buenos han guardado silencio, si el gobierno no quiere voltear a mirar tu dolor, si todos están mostrando cobardía mientras algunos nos roban en nuestras propias caras, hemos visto el silencio cómplice de una juventud que parece se quedó dormida.
Me duele y me pregunto, como en la obra “Conversación en la Catedral”, del premio nóbel Mario Vargas Llosa. Zavalita ¿cuándo se jodió Huánuco? Cuando el entusiasmo de servir a su pueblo y hacer política de algunos fue el afán de embolsillarse dinero mal habido de muchos, cuando la política entró en extinción, cuando Dámaso Beraún pasó a ser el nombre de un jirón, y nos olvidamos de su trayectoria como científico y matemático inventor de “La Trisectriz del Angulo”.
La pandemia es un fenómeno que nadie ha previsto y ni estaba preparado para afrontar; mientras que la corrupción, pasó de ser una excepción a hacerse regla, y se fue convirtiendo en algo natural, por nuestra indiferencia, individualismo y apatía. Para el Corona virus en algún momento habrá una cura, pero para la corrupción creo que no, porque en esta pandemia nos está mostrando cual caja de pandora la desfachatez de algunos de jugar hasta con la vida de sus propias familias, de su hermanos de sus paisanos.
Cómo me duele Huánuco, el Hospital de Tingo María inició costando S/ 101 millones, pero en la actualidad la inversión pública ya supera los S/178 millones; es decir S/77 millones más que su presupuesto inicial. La construcción de este nosocomio de categoría II-2 está a cargo del gobierno regional, comenzó en el 2015 y debió concluir a finales del 2018. Sin embargo, la ahora la obra sigue inconclusa y paralizada desde el año pasado.
Una situación similar atraviesa el Hospital Regional Hermilio Valdizán, de nivel III-1 y ubicado en la ciudad de Huánuco. Este proyecto fue licitado durante la gestión del exgobernador regional, Luis Picón Quedo (2011-2014), médico condenado, el 2017, a 11 meses de prisión suspendida por incumplimiento de deberes.
La obra, que beneficiará a 780 mil personas, presentó problemas desde el inicio. El contrato con el Consorcio Obrainsa-Joca fue suscrito en junio de 2014 por un monto inicial de más de S/162 millones y comprendía la demolición de la antigua infraestructura y la edificación y equipamiento del nuevo hospital.
Sin embargo, recién comenzó a ejecutarse en junio del 2017, tres años después de la firma de contrato. Para entonces, se estimaba que el hospital sería entregado a finales de 2018. Actualmente la obra presenta un avance físico del 72,9%, según el MEF. El consorcio a cargo de su construcción ha solicitado nuevos adicionales, que están pendientes de aprobación.
Atrás, en el recuerdo, en alguna fotografía, en alguna pintura, o acaso en los versos de algún poeta se queda la ciudad solariega, apacible, la ciudad de los Caballeros del león, con sus calles rectas, ordenadas y limpias, con sus casonas con olor a fruta, con aroma de café recién tostado, con sus cañaverales, con su mejor clima, sus ciudadanos amables y sus mujeres pretenciosas, como seguro quedan en silencio sus tres guardianes, el Marabamba, Rondos, y el Paucarbamba.
Levántate ya Pilco Mozo, despierta a la Bella Durmiente; huanuqueño suelta esas manos cruzadas y trabajemos todos por un Huánuco más próspero, que en el cerro Jactay vuelva a flamear la bandera del gran Aparicio Pomares, que el Cóndor de Daniel Alomía Robles frene su vuelo para contemplar a sus hijos trabajando.
Vamos a sacudir la pereza, renunciar al conformismo, al silencio cómplice, protestar ante la inundación del cinismo, la mentira y la corrupción. Exigimos la renuncia al poder de quién se ha constituido en el símbolo de todos estos males que aquejan a Huánuco.
El mayor estímulo de los culpables es el silencio de los inocentes, quitémosle este beneficio.