Individualismo: ¡ Pobre Huallanca!
Rolando Húbner Marcos Picón
Me ha costado mucho escribir la presente nota y aun así lo escribo con desgano, cólera, pena y mucha nostalgia. Cúanto nos ha cambiado la vida a todos estos dos meses de encierro, cuando de un plumazo y de forma obligatoria se tuvieron que detener nuestros planes, nuestro trabajo, nuestra vida, nuestros proyectos; se ha detenido nuestra vida y esto nos sobrepasa, nos llena de miedo, de angustia, nuestro carácter se hace insoportable, crece la histeria y se propagan como ciertas noticias falsas.
“Tierra bella”, “Huallanca tierra hermosa, rica y generosa”, “Huallanca corazón” “Unidos nada es imposible”; éstas y otras más, son frases que muchas veces y en diferentes ocasiones lo hemos escuchado; pero ésta crisis, donde se debe mostrar la capacidad de los líderes y la fortaleza de las instituciones, está sacando algo que temía, nuestro destructor individualismo, la fragilidad de nuestras instituciones, nuestra incapacidad de actuar colectivamente por algo que no sea de nuestro particular interés. Hemos empezado a sacar lo peor de nosotros, las acusaciones, los chismes, la noticia falsa, la debilidad de nuestras instituciones agrava el problema, da paso a presuntos actos de corrupción, autoritarismo, narcisismo y las frases dichos y palabras sólo quedan como spots publicitarios.
Quizás no somos el pueblo unido que creíamos, quizás fue nuestra exceso de confianza, nuestra actitud relajada, el compartir nuestras fiestas y celebraciones; la que nos hizo creer que somos un pueblo unido, un pueblo con una visión de futuro, donde todos empujábamos el carro en la misma dirección; hoy en nuestro encierro obligado empezamos a saber más de nuestro individualismo que nos hace pensar que nuestra pequeña parcela sea de poder o saber y no nos interesa los demás, que nuestras instituciones no son estructuras sólidas sino un conjunto de personas atomizadas con intereses y proyectos propios.
Sin instituciones sólidas y transparentes, es imposible el acceso a la justicia, al bienestar y a los servicios básicos de calidad, en pueblos donde las condiciones de vulnerabilidad son acentuadas y donde estos últimos años se han creado una gran cantidad de instituciones, donde lamentablemente ningunos comparten ideales en común; donde nos hemos olvidado trabajar para el desarrollo; donde el socio estratégico se olvida de sus compromisos, el buen vecino ahora quiere ser dueño de algo que le prestaste. Ser zona de influencia minera sólo sirve para que se firme en las actas, donde desarrollo sostenible, cuidado del medio ambiente, son sólo conceptos que se repiten en las reuniones, para ganarse el aplauso de la multitud; en estas condiciones es imposible garantizar el desarrollo de nuestro pueblo.
Ojalá este virus covid-19 nos devuelva la cordura, nos vuelva más solidarios, nos haga replantear que vivimos en sociedad, que somos vecinos, amigos, familiares, que somos hermanos, que quieran o no bebemos el mismo agua, nos alumbra el mismo sol, contemplamos el mismo cielo, compartimos el quehacer diario buscando el bienestar común, que vivir en una sociedad consumista tiene sus desventajas, y ojalá podamos volver a nuestros orígenes para volvernos más humanos, más empáticos con los que sufren muchas carencias con los que no tienen un pan para llevarse a la boca, con los que lloran, ojalá volvamos a ser hermano, para trabajar juntos.
Ojalá se termine nuestra incapacidad de actuar y trabajar juntos, por grandes ideales sociales, políticos y colectivos; desterremos de nuestro pueblo para siempre el individualismo que nos ha hecho perder de vista que nos necesitamos unos a otros, no atomicemos más a nuestro pueblo, porque no es la forma de trabajar por el progreso, no es la forma de construir, y nuestra mayor desgracia es pensar que podemos ser felices solos, o peor contra los otros, o vivir en una constante y estéril guerra de destrucción mutua, con acusaciones, denuncias y publicaciones muchas de ellas anónimas.
Cuando este encierro obligatorio acabe, espero que salgamos más fortalecidos, aprendiendo muchas cosas, como conocernos mejor, valorar las cosas sencillas e importantes de nuestra vida, a compartir, a vivir como hermanos, recuperemos el verdadero concepto de vivir en sociedad.
Pero tenemos también que felicitar a quiénes trabajan en silencio, a la mano amiga que ayuda sin esperar nada a cambio, a los que se han puesto al frente de los problemas, de las falencias y debilidades, a quiénes se han puesto al servicio de nuestra gente en Huallanca como en distintos puntos del país, a los que son huallanquinos de corazón que están trabajando por el bienestar de nuestro pueblo y de nuestra gente, que en verdad se lo merece; para ellos mi agradecimiento y gratitud eterna.