Y después de la pandemia.
Rolando Húbner Marcos Picón
Llegó el coronavirus a Huallanca más pronto de lo que esperábamos el día 45 de la cuarentena el Alcalde de nuestro distrito nos confirmó lo que ya era vos populi: hay cuatro casos confirmados nos dijo; el miedo, la histeria colectiva creció en pocas horas y todos tenían una versión diferente, nombres diferentes, la desinformación siguió corriendo sobre todo en las redes sociales. Una recomendación: no compartas todo lo que recibes, corta esa cadena irresponsable que genera miedo y desconfianza, si no están seguros si no es de una fuente confiable, no lo comparta, en estos momentos la única voz autorizada parece ser el Alcalde porque el jefe del centro de salud ha renunciado.
La crisis se da en un momento de profunda fragilidad de nuestro sistema de salud, con falta de personal, sin pruebas rápidas para esta pandemia, sin equipos de protección personal, para quienes laboran en Salud, serenazgo, y la misma policía; sumado a esto la renuncia del jefe del Centro de Salud debilita y nos vuelve más vulnerables, aprender sobre la marcha no es ahora una opción, es obligatorio y tenemos que asumirlo todos.
Tenemos cuatro casos confirmados, ahora la pregunta es: ¿contamos con un plan de monitoreo, evaluación y respuesta frente al covid-19? ¿Atendemos a nuestros casos sospechosos; creo que no. El alcalde también informó que los pacientes confirmados son trabajadores de la empresa minera Antamina “nuestro socio estratégico” . ¿Qué paso?, ¿Por qué la minera nunca comunicó a las autoridades competentes la salida de su personal para ser aisladas? ¿Por qué no nos comunicó que esas personas habían salido sin cumplir con el protocolo? ¿Cuántos días hace que esas personas han llegado a Huallanca? Son preguntas que merecen ser respondidas, Ellos han dicho que mantienen coordinación con las autoridades de salud de su zona de influencia, pero se olvidaron de su zona de operación, que es Huallanca.
Podemos escribir varias hojas de críticas, empezando cuando nuestro sistema de salud entró en crisis y no le importó a nadie cuando se fueron los profesionales, por qué un pueblo con grandes empresas mineras, con grandes presupuesto por canon y sobre canon; cuál es el destino de estas recaudaciones, para qué sirve, con todo esto por qué no tenemos un centro de salud que garantice los servicios de calidad que nos merecemos como pueblo, y podría seguir por qué, por qué, por qué... ¿serviría de algo?
No sabemos cuándo va terminar esta pandemia, pero en una guerra como ésta todos somos familia, hermanos, amigos, vecinos; que esta crisis, encierro, y distanciamiento sea ejemplo de colaboración para vencer otros desafíos como: la desigualdad, la intolerancia, el racismo, consumismo, el mercantilismo, y las políticas de exclusión que tanto daño nos han hecho. Que esta pandemia nos haga priorizar el obras de desarrollo que nos garanticen un buen vivir, con servicios básicos de calidad como acceso a los servicios de salud, agua potable y educación.
Esta crisis de salud o pandemia va a terminar tarde o temprano, mientras tanto este encierro, espero, nos haga entender mejor que todos somos hermanos, que dejemos nuestras diferencias a un lado y empecemos a trabajar juntos una agenda de desarrollo donde esté incluido todas las voces, pueblo, el Estado, y las empresas mineras; mientras tanto, sigamos sin salir de casa, respetando el distanciamiento social, el uso de mascarillas, por el bien de todos. Unidos podemos lograrlo todo.
Situaciones de conflictividad generado principalmente por la combinación de acuerdos incumplidos, expectativas poco posibles de ser alcanzadas, la vulneración de nuestros derechos y la irresponsabilidad o falta de control de la minera con su personal, ha puesto a nuestro pueblo en estado de alerta y miedo cuando el alcalde confirmaba la existencia de cuatro personas contagiadas con este virus.
Si no nos sentamos a la mesa con un diálogo franco y sincero buscando alcanzar negociaciones exitosas que nos garanticen condiciones sociales de calidad, con mesas de diálogo dinámicas y prácticas; ténganlo por seguro que las mesas de desarrollo se convertirán en largas horas de reuniones estériles, improductivas, de convenios firmados que nadie cumple, de comisiones que se forman para el momento o para posar sonriente para una cámara y como el papel aguanta todo, como las palabras se lo lleva el viento, el miedo se termina, todo pasará al olvido.