lunes, 28 de octubre de 2019

Yo opino:


Responsabilidad Social
Rolando Húbner Marcos Picón

Las buenas relaciones entre las mineras, las comunidades y pueblos vecinos no debe ser un secreto, sino un sinceramiento de las expectativas del proyecto; la tarea, ejercer el diálogo serio entre  todas las partes involucradas, evitando el doble discurso, el engaño o la mentira. Las empresas tienen que ser consecuentes con lo que dice en su estudio de impacto ambiental, social y lo que hacen; el silencio y la indiferencia son malas compañeras.

Tenemos que entender ya, que el dinero por la cantidad que sea no es una señal efectiva de buena convivencia, se tiene que promover el desarrollo de proyectos de sostenibilidad en el mediano y largo plazo, con la participación activa, de nuestras autoridades, la empresa privada, de la comunidad, para promover la ejecución de un banco de proyectos; algo que nuestras autoridades no han hecho hasta ahora.

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE), debe ser entendida como el comportamiento de la empresa, el valor añadido, es una obligación de las empresas dedicar un porcentaje de sus ganancias en obras sociales, en su área de influencia, en los pueblos y comunidades afectados por la operación de la empresa, la responsabilidad social debe ser una filosofía, un compromiso que diferencia, al buen vecino del negociante, al socio estratégico del depredador.

Las empresas tienen que dejar de mirarnos como la mano de obra barata, la fuerza bruta, de peones o de personas que sólo van de ayudantes; ya no somos los “cholos baratos”, muchos de nuestros jóvenes hoy son técnicos, ingenieros, administradores, o tienen profesiones que son necesarios a la actividad minera, no necesitamos paternalismos, queremos oportunidades.

Pero el día a día nos ha mostrado las acciones reales de las empresas o de la mayoría de ellas, es hacer trabajar más y pagar menos, ellos llegan con sus metas cada vez más altas de lograr, con menos recursos y cuando cuestionamos sus métodos nos dirán que no hay alternativa o que es política de la empresa. De modo que el talento queda reducido al maltrato por encargo.

Las empresas mineras no debe ser vista como un grupo de saqueadores que se llevan todo y nos dejan en la ruina, sino como una oportunidad para potenciar nuestro desarrollo en actividades como la agricultura y la ganadería; entender que la actividad minera es finita y tiene fecha de caducidad, lamentablemente, estamos sufriendo una crisis de honestidad y hemos visto que la corrupción está en todo nivel.

Bien vale la pena preguntarse entonces ¿luego de más de una década de explotación en qué proyectos de desarrollo ha invertido la minera Antamina?, ¿cuál o cuáles son las obras por responsabilidad social que han ejecutado en Huallanca estos últimos años, en salud, educación o desarrollo sostenible?, fuimos reconocidos como zona de influencia directa de Antamina el 18 de agosto del 2011, pero parece que sólo para que quede firmado en un acta o para que se guarde en alguna biblioteca.

En Huallanca hemos sido testigos del desarrollo espectacular de la gran minería, una explotación intensiva, con grandes ganancias, muchos beneficios tributarios, poca inversión en el desarrollo sostenible de los pueblos de su zona de influencia directa, nos han puesto  frente a un patrón de acumulación más que la de desarrollo, mientras que los directivos de las minas muestran su entusiasmo, la prensa aplaude y nos muestra que somos los primeros en la producción de zinc, estaño, plomo, y oro en Latino América; segundos en la producción de cobre, plata, y molibdeno.

La otra realidad en el Pueblo: Nosotros de la zona de influencia directa seguimos tomando agua entubada, con altos índices de niños anémicos y desnutridos, y las preguntas sobran y las respuestas escasean, una vez más nos convencemos que de nada sirve para el poblador común el ser primeros segundos o terceros en producción minera, si vivimos hoy instalados en el desencanto, en el vacío, en la pérdida de identidad, donde la bonanza minera ha servido para enriquecer a unos pocos. 

Creemos que se debe y se puede encontrar cauces nuevos de desarrollo recuperando trabajar por el bien común, que hoy parecen olvidadas y pensando más en las generaciones que vendrán.