lunes, 21 de octubre de 2019

Yo opino:

                            Dejemos el piloto automático

Rolando Húbner Marcos Picón

No sé si todos ustedes habrán escuchado el descontento para con la política, pero en el círculo de amigos y conocidos escuchamos del desencanto, decepción y queja; aunque el círculo de amigos es pequeño.

En la Municipalidad de Huallanca han pasado diez meses de la nueva administración que, llegó con grandes desafíos, con una agenda recargada y lleno de promesas, ilusiones, y compromisos firmados en campaña, expectativas de cambio que la población exigía; ahora lo único que se ve es el de gerentes y más personal administrativo.

En este nuevo escenario, los desafíos  parece que no se van a dar y la gente ha empezado a mostrar su desencanto. Esta frustración  está alejando del alcalde y sus regidores, a quiénes, hasta hace poco, se mostraban como entusiastas seguidores; parece que el noviazgo duro más que la luna de miel. Pareciera que estuviéramos ante una administración débil por opción, timorato para hacer frente los principales desafíos, o demasiado lento para asumir el liderazgo. 

Para un cambio del estilo de gobierno, se necesita una combinación de fuerza y consenso; pero lo que están mostrando es un gobierno más débil de lo que cualquiera hubiera imaginado cuando asumió la dirección. Porque si creen que cediendo y dejando hacer a la oposición o a quiénes no quieren aceptar que perdieron y que el pueblo le dijo No,  puede lograr mantenerlos tranquilos; se equivocan la fragilidad que muestra a un grupo reducido está adelantando el divorcio con los que juraron para trabajar juntos el desarrollo del pueblo.

Para construir un nuevo consenso tiene que romper con quiénes se creen los dueños de la verdad y el pueblo; con quiénes buscan sólo su bienestar individual  y suman cero. Tienen que sentarse a la mesa con las grandes empresas mineras, exigirle el cumplimiento de sus compromiso, de responsabilidad social empresarial, de cuándo van a empezar con las obras por impuestos adjudicados a la gran Antamina; una exposición clara del estudio de impacto ambiental y social de la minera Nexa que va realizar trabajos en la cabecera de cuenca en Chiuruco,
como en Azulmina; si no se toman iniciativas más osadas no creo que esto cambie.

Un cambio que garantice y asegure reglas claras para asegurar servicios  públicos de calidad para todos; tienen que girar el timón y cambiar de rumbo, voltear la página y empezar a cumplir las promesas; los servicios básicos de calidad, hacer realidad los sueños postergados por décadas por la desidia de nuestras autoridades de turno, como: el agua potable, los servicios de salud merecen una auditoria urgente, educación, etc. Si no cumplen tendremos cuatro años más de administración sospechosa, o en piloto automático.

Quiénes esperaban grandes resultados con esta nueva administración parece que tendrán que esperar más, y gobernar un pueblo polarizado, resulta más difícil de lo que se imaginaban los de la “guagüita”. Por esta razón, parece útil llevar el debate a terrenos más sencillos a partir de una pregunta central: ¿cómo generamos recursos y cómo gastamos estos recursos en forma eficaz?, ¿en qué proyectos de desarrollo invertimos el presupuesto anual que tenemos? ¿dónde y cómo gestionamos obras en bien de las comunidades?.  La gente va recordar de quiénes construyen, no de quiénes se oponen a su bienestar; eviten el coro repetitivo que lo vamos escuchando año a año y alcalde tras alcalde, de “no hay plata”;  el camino aún es largo, están a tiempo de dejar el piloto automático y trabajar.

Finalmente, lo que tenemos es resultado principalmente, de la fiebre electoral, donde los movimientos políticos van con vientres de alquiler, sin ideologías, sin planes de gobierno, con una variedad de gente que logran aglutinar, todos perfectos desconocidos, sin principios, ni objetivos en común, todos ansiosos de participar en política ¿Qué los motiva? ¿Son consientes de los objetivos políticos, retos y problemas que como pueblo tenemos? Es que el poder seduce. Llegando al poder se dan cuenta que no era tan fácil, ni bonito como algunos lo pintaban y comienzan las peleas, las diferencias, y seguro la decepción y querer dar un paso al costado o mantenerse en silencio, que calladitos se ven mejores.  Es difícil comprometerse si uno no se siente identificado.