domingo, 16 de septiembre de 2018

Cultura:

¡Conozca Huallanca!
Omar Llanos Espinoza

Conocer Huallanca  es el primer deber moral de todo huallanquino: conocer su geografía, historia, sus tradiciones y costumbres, y también conocer sus problemas, inquietudes y aspiraciones de los pobladores.

Es fácil decir “soy huallanquino” o”huallanquinazo”, y a veces con  un orgullo exagerado, y con cierto desprecio o marginación a los que proceden de otros pueblos.
No es suficiente haber nacido en Huallanca ni creerse “dueño del pueblo”; lo correcto es que, el huallanquino debe conocer su pueblo.

Huallanca no es simplemente la ciudad con sus calles, plazas y barrios, rodeado de cerros elevados con su cielo azulino. El verdadero Huallanca está más allá de la urbe, de puentes y ríos que lo circundan. El verdadero Huallanca está  en sus punas, estancias y chacras, en la cadena de montañas, nevados y lagunas; en su chozas y vaquerías donde se laboran los quesos; en sus minas, socavones y campamento. Allí está Huallanca donde nacen los vaqueros y repunteros, nacen los becerros y germinan las ricas papas. En los socavones donde se extrae loa minerales de buena ley para enriquecer a unos cuantos.

El verdadero Huallanca es desde el lejano Huancayog hasta el otro extremo Huachwa  “ay huachwa la huachwa”; y también Huallanca es desde las fértiles tierras de Andachupa y Ututupampa  hasta las altas cumbres de Cuernunpunta, El Burro, Chaupijanca, Puntahuayi, Ishpaj  y Cuncush.

Muchos se jactan de ser huallanquinos “por los cuatro costados”, inclusive han sido alcaldes, regidores, presidentes de comunidades, directores de centros educativos, dirigentes de juntas vecinales, han ocupado cargos jerárquicos en otras ciudades; pero poco conocen  su pueblo nuestro pueblo, de sus costumbres y tradiciones, de sus problemas, necesidades y aspiraciones.

No comprenden  que el Huallanca de hoy socialmente es distinto a la época de nuestros padres y abuelos. La conformación poblacional ha cambiado tanto en la ciudad y en el campo. Todo estos fenómenos sociales que se vienen dando tienen que ser bien comprendidos; de lo contrario, su desconocimiento dará lugar  al fracaso de las autoridades y dirigentes.

En cierta oportunidad visitamos-en función oficial- varios centros educativos de nuestra ciudad, conversando con los alumnos sobre la realidad  geográfica del distrito de Huallanca, y preguntamos sobre los nombres  de nuestros principales nevados, lagunas  y ríos o el nombre de las comunidades campesinas. La respuesta: Pocos sabían, inclusive algunos docentes desconocían la geografía de la localidad. Por ejemplo le preguntamos, que nos menciones los lugares por donde se pasa en el tramo de Huallanca a Azulmina, Chiuruco, Ishpaj, o de Huallanca a Huanzalá, Yanashallash; no todos respondieron acertadamente.

Muchas veces sabemos más sobre la geografía del Perú y del mundo. Cuando le preguntamos sobre las ciudades principales contestaron rápidamente, porque figura en los textos, cartas geográficas e internet; en cambio cuando le interrogamos sobre las estancias de Huallanca o asientos mineros, se demoraron en contestar.

Toda ésta experiencia, qué significa, cuál es la reflexión. Que existe la necesidad de promover y difundir el mejor conocimiento de nuestra realidad, histórica y cultural del distrito de Huallanca. Es una tarea que debe emprender la Municipalidad en coordinación con el sector educación, las autoridades y con el apoyo de las empresas.

Elaborar un proyecto sobre el estudio monográfico del ámbito distrital, editar y difundir por los diversos medios de comunicación que pueda servir para diversos fines, como la promoción turística, buscar la identidad con su pueblo de las nuevas generaciones de huallanquinos. Y la otra finalidad sería rescatar y revalorar nuestros recursos naturales, conservar nuestras tradiciones y costumbres, de ordenar nuestra historia, la trayectoria socio-económica del pueblo.

En las últimas décadas se suceden autoridades y representantes en el municipio, gobernación, en centros educativos, en las comunidades campesinas, en las juntas vecinales; cada uno realiza su trabajo de rutinario, encasillados en sus problemas rutinarios, de líos entre ellos; cada año, cada periodo es lo mismo; pero nadie se preocupa por la cultura de su pueblo, de su institución, de educar y orientar.

En los últimos 30 años Huallanca ha tenido 10  alcaldes  y  regidores o comisiones responsables del  área de educación y cultura, Nos preguntamos, qué han hecho por la cultura del pueblo. No han dejado nada sobre la historia y geografía del distrito, nada editado, impreso ni grabado.

En las bibliotecas de los colegios no encontramos nada sobre Huallanca, salvo el libro “Yarpajá” de Mauro Aquino Albornoz, el periódico Yarowilca y la revista Infohuallanca; pero de parte de la municipalidad nada, y eso que tienen presupuesto suficiente; simplemente es indiferencia, desconocimiento y falta de voluntad; no valoran la importancia de la cultura. Por eso es la indiferencia de los pobladores, que no se identifican con su pueblo: hoy se vive la ilusión  minera como “la salvadora de su suerte” que no participan en la vida pública, a veces prueban suerte como candidatos luego desaparecen, algunos con más suerte llegan un cargo para cumplir sus apetitos personales, termina el periodo y desaparecen; ya no les interesa los destinos del pueblo.

Ya es tiempo de hacer algo por la cultura de Huallanca, de difundir lo nuestro. Realizar un proyecto de carácter cultural requiere trabajo, de investigación y edición. Realizar una obra cultural es difícil y compleja pero duradera, y de mayor valía pero tal vez de menor costo; en cambio es más fácil hacer una obra material de fierro, cemento y ladrillo, que sólo requiere presupuesto, y podría dar los famosos “diezmos”; en cambio en la obra cultural no hay ganancias económicas.

En 1993 el Dr. César Picón Espinoza obsequió un inmueble a favor de la municipalidad para que se convierta en la casa de la cultura, un centro de promoción y difusión cultural. Han pasado varios alcaldes y nada se ha hecho; sigue igual como lo recibieron. Una demostración de la indiferencia y el poco interés por la cultura y la educación del pueblo.