miércoles, 20 de junio de 2018

Aniversario:


Los 50 años de la Mina Huanzalá

(1968 - 2018)

El presente año es muy significativo para Huallanca porque la Mina Huanzalá, asentada en su territorio, cumple 50 años de operaciones, desde su inauguración formal en junio de 1968; marcando un hito importante en la historia de un pueblo minero que es la razón de su formación y trayectoria.

La Compañía Minera Santa Luisa S.A., subsidiaria de la Mitsui Mining Smelting. Co. Ltd. del Japón, se instala en la Mina Huanzalá a mediados de la década de los años 60, con el accionar de hombres y máquinas en el proceso minero de exploración, instalación y preparación; luego la inauguración formal el 22 de junio de 1968, con la presencia del Presidente de la República Fernando Belaunde Terry; marcando el inicio de la etapa de explotación polimetálica.
La presencia de la Minera Santa Luisa en la zona de Huallanca en el medio siglo transcurrido merece hacer un balance  por su impacto socio-económico, ambiental y laboral, dentro y fuera del campamento.

A inicios de los años 60, Huallanca, como pueblo, sufría una recesión económica  a efecto de la falta de la actividad minera de tipo empresarial; las antiguas minas estaban paralizadas, la ganadería también sufrió sus consecuencias; causando el éxodo de muchas familias a diferentes ciudades, como Huaraz, Chimbote, Barranca, Lima, Cerro de Pasco y Huánuco.
Al arribo de Santa Luisa  a Huanzalá se nota la presencia masiva de trabajadores mineros de distintos puntos del país, entre ellos, muchos huallanquinos. Este fenómeno social y laboral produce mayor movimiento económico  en Huallanca y pueblos aledaños; salvando en parte el problema de la desocupación en la zona.

A la par de la actividad en los socavones y planta concentradora ya se nota los efectos nocivos del tratamiento de los minerales, como la contaminación de los ríos Torres y Vizcarra, en especial, la laguna de Contaycocha, por el arrojo de los relaves y residuos químicos; aunque con el correr de los años la empresa trató de enmendar el daño ambiental ecológico mediante el Programa PAMA  para cumplir con el gobierno, pero en la práctica aún subsiste tal contaminación. En este problema ambiental existe tres responsables: El Estado, en esos años, no tenía la legislación adecuada para preservar los recursos naturales; la empresa tampoco había previsto las consecuencias ambientales y ecológicas de la actividad minera; y las autoridades locales de turno desconocían sus atribuciones y la falta de decisión para defender lo nuestro o simplemente estaban de parte de la empresa.

Es preciso reconocer que la Compañía Santa Luisa, en las cinco décadas, ha ejecutado una serie de obras y proyectos para Huallanca, pero todo lo hecho no está en compensación a las altas utilidades económicas que genera la mina para la empresa. Está pendiente el cumplimiento del  Convenio Marco del 2007, en lo relacionado a Responsabilidad Social de la empresa con Huallanca, que tiene vigencia hasta la finalización de las operaciones mineras; tales logros será posible mediante el diálogo alturado entre las partes, con propuestas concretas que respondan al Plan de desarrollo socio-económico del distrito de Huallanca. 

En estos 50 años de la Mina Huanzalá el reconocimiento a  los accionistas y ejecutivos de Santa Luisa por invertir capitales en esta zona; pero también es digno reconocer  la participación importante  de los trabajadores, a través de sus sindicatos,  en el proceso  combinado entre la empresa  y la fuerza laboral; elementos necesarios en todo proceso de producción y transformación. Que el diálogo y la negociación subsista en cumplimiento a las obligaciones y los derechos laborales, y los compromisos suscritos  entre la empleadora y los trabajadores.

Sabemos que la Compañía Minera Santa Luisa S.A. continuará operando por muchos años más en la Mina  Huanzalá y la Unidad de Pallca, y el Proyecto Atalaya que en el futuro cercano ingresará a la etapa de explotación; realidades que comprometan a la empresa a mantener una política interna con los actores que hacen posible la actividad minera; y en el plano externo, la concertación y diálogo permanente con los pueblos e instituciones del entorno.  

  (Omar LLanos Espinoza)