Tarea inconclusa
Rolando Húbner Marcos Picón
La minería ha sido siempre una de las actividades productivas más importantes para el desarrollo de nuestro pueblo; tantos años hemos convivido con la minería y ésta convivencia básicamente se debe a la conciliación; a la capacidad que han tenido las empresas y el pueblo de sentarse para discutir y ponerse de acuerdo en el desarrollo sostenible que los pueblos con influencia minera necesitan.
El desarrollo de pueblos mineros debe partir desde la mirada que se le da a los pueblos y a las comunidades; verlo como un espacio de oportunidades, ventajas y fortalezas, sería un buen inicio; no como amenaza, de pobreza, y de escasas oportunidades. Es el primer paso que tienen que dar las empresas que llegan a nuestro medio, para que vuelva el concepto del buen vecino, del socio estratégico para el desarrollo, responsabilidad social, y muchos otros conceptos más que algunas empresas han olvidado.
Merecemos que nos vean como un pueblo con capacidad de relacionarnos, de conversar, planear y discutir proyectos de desarrollo para poder vivir mejor, que somos capaces de enfrentar los desafíos, retos y exigencias del mercado en este mundo globalizado; pero necesitamos empezar a trabajar en el desarrollo de actividades económicas en paralelo a la actividad minera para poder vivir cuando la minería se haya ido.
El respeto a nuestros usos y costumbres, la valoración de la riqueza cultural heredada de nuestros antepasados; esa mística sabia, que despierte las fortalezas de este lugar que estamos compartiendo empresas, pueblo y comunidades la inmensa riqueza cultural que tenemos, y debe ser expresada a través del arte. Nuestras comidas como: el queso, la pachamanca, el dulce de papas, la papa nativa y muchos más; dándole valor agregado que, muestren nuestro estilo de vida saludable, humano, solidario y hospitalario a quienes nos visitan; vamos a entender de una vez por todas que el individualismo es parte de la pobreza.
Nuestra variedad de pisos ecológicos tiene que verse como fortaleza es urgente un estudio de zonificación territorial para saber qué zona es apta para la ganadería, para la agricultura, y potenciar estas ventajas, con lo mejor que sabe hacer cada zona o comunidad campesina.
Necesitamos líderes que sean promotores de retos productivos, articuladores, capaces de un diálogo franco y sincero; guiados por una visión productiva, que sume a los diferentes actores de la sociedad civil. La empresa privada y el gobierno que doten a las comunidades de conocimientos, técnicas métodos para organizarnos y ofrecerle al mercado local y nacional, “el mejor ganado mejorado”, “los mejores quesos”, “la mejor papa nativa”, “los mejores toros de casta”, “ los mejores centros de esparcimiento”, “el turismo vivencial tan de moda para el hombre de la ciudad”, “compartir nuestra forma de vida, nuestras comidas, nuestras costumbres, ritos y creencias”.
Nuestra visión debe ser buscar ser los mejores en lo que hacemos y tenemos; pero antes necesitamos preparar, educar a nuestro pueblo en el uso de la tecnología de punta, de cómo aplicarlo en las diferentes actividades y productos que tenemos para ofrecer los mejores productos y servicios, necesitamos aprender a valernos por nosotros mismo.
La ayuda filantrópica lo único que genera es asistencialismo, y nada de impacto social, nada de desarrollo sostenible; la responsabilidad social empresarial tiene que darse a través del desarrollo productivo, para poder terminar con el paternalismo tradicional que tanto daño nos ha hecho.
La otra riqueza que aún no ha sido explotada hasta hoy es el turismo. Huallanca tiene mucho por ofrecerle al mundo pero necesitamos trabajar juntos para poder brindarle al mundo los servicios de calidad, la hospitalidad, nuestra gastronomía tan rica variada y sana, como los productos que tenemos son nuestra fortaleza, la hermosura de nuestros cerros, nevados, y punas. Son tareas que aún están inconclusas.