Nosotros perdimos
Rolando Húbner Marcos Picón
Decía Jorge Basadre, uno de los más
grandes y honestos historiadores, “ El Perú es el país de las oportunidades
perdidas”, frase muchas veces repetidas en Huallanca por todos aquellos que
soñamos con pueblo mejor y con mayores oportunidades para todos.
A pesar de este constante recordatorio,
parece que como pueblo, como sociedad aún no hemos aprendido de nuestros
errores, y estamos perdiendo alegremente las oportunidades de desarrollo
propuestas por la Presidencia del Consejo de Ministros representado por el Dr.
José Luis Alvares Ramos de la Oficina de Dialogo Institucional, compromisos o
promesas como son:
- Promover la conformación de una Mesa
de Desarrollo para Huallanca, con la participación de seis Ministros.
- 17 millones de soles para el
mejoramiento de las redes de agua y desagüe que están por colapsar.
- La autorización para el funcionamiento
del Instituto Superior Tecnológico de Huallanca, cuya infraestructura esta
lista desde la gestión municipal anterior y nos costó más de tres millones de
soles.
- Promover una Mesa de Dálogo con las
cuatro empresas mineras que laboran en nuestro medio (Milpo, Santa Luisa,
Antamina, Nyrstar- Pucarraju), con quienes nuestras autoridades hasta hoy no
han podido firmar un Convenio Marco de Desarrollo, y han dejado que el tiempo
pase con reuniones prolongadas y estériles que de nada sirvieron.
- Financiar cinco o seis proyectos de
gran envergadura para el desarrollo de Huallanca.
Todo estas ofertas a cambio de
permitirles que los trabajos de electrificación para los 186 pueblos de
Huánuco se reinicien, dicho por los mismos que, si no aceptamos estas
propuestas, los trabajos continuarán con la intervención de las fuerzas del
orden, y no se cumpliría nada de lo ofrecido.
En estos momentos es cuando tenemos que
entender la democracia como un sistema que nos permite limitar el poder de
nuestros gobernantes y exigirles cuentas; supone por lo tanto, una cultura de
transparencia y dialogo racional, un sistema donde está permitido tener una
opinión distinta al de la mayoría, y no veo la necesidad que este proyecto
concluya por la fuerza teniendo otra gran oportunidad de dialogar, desarrollar
a nuestro pueblo, sin necesidad de heroísmos infundados y sin poner a nuestro
pueblo en peligro o en conflicto con nuestros propios hermanos del departamento
de Huánuco.
Ojalá nuestras autoridades y nuestros
principales líderes puedan recapacitar y no se convierta esto en una
oportunidad perdida, más allá de las discrepancias que podamos tener creo que
si nos mantenemos en nuestra posición hoy sí perdimos.
El fondo del asunto es que en el
ejercicio de sus derechos algunos líderes ponen trabas al desarrollo
sustentados más que nada, en si no lo hago yo, que no lo haga nadie.
Hay que decirles a los huallanquinos la
verdad aunque no sea popular, amable, ni simpático; ojalá pudiéramos
frenar la violencia entre hermanos.