Reflexiones por aniversario
Rolando Húbner Marcos Picón
En este nuevo aniversario de
Huallanca , debemos reflexionar en la suerte que nos tocó haber nacido en esta
hermosa tierra, donde el cóndor vuela; agradecer al Divino habernos permitido
vivir, criarnos, desarrollarnos, en el que pasamos nuestra niñez, adolescencia,
juventud; donde vimos crecer a nuestros hijos, jugar corretear, por los mismo
lugares donde años antes nosotros lo hicimos, a contar los cuentos, los mitos y
leyendas que nuestros padres y abuelos nos contaron.
Esta tierra de risas y llantos, de lealtades y traiciones, de sinceridad y
egoísmo; de desprendimiento como el mostrado ayer por los jóvenes trabajadores
de la minera Antamina en apoyo a un compañero de trabajo; y ambiciones, tierra
de certezas y dudas, de realidades satisfechas y sueños truncos, de virtudes y
defectos, de envidias y alegrías, de amistades eternas, concretas y traiciones
descubiertas.
Por los sueños hechos realidad, y los hechos pedazos, por las esperanzas
compartidas y proyectar el futuro; por grandes tardes de toros y por tardes de
toros mansos; por nuestros días de bailes de las cuadrillas de negritos, por
nuestras tradiciones; por nuestras punas frías donde el arriero galopa al son
del chusco; por esas noches de serenatas, de huaynos de amor y decepción, del
testigo eterno la luna; por sueños realizados y muchos por realizar. ¡ FELIZ
ANIVERSARIO HUALLANCA !
Ojalá no seamos testigos de que en nuestro pueblo, casi todo se arregla con
visitas, acuerdos y negociaciones bajo la mesa; que la crisis de nuestra clase
política sea pasajera, que nuestros representantes y funcionarios deben estar
al servicios de nuestro pueblo y velar por los intereses locales, respetando el
derecho que todos los huallanquinos nos merecemos y no queremos representantes
con doble moral.
Ojalá pueda la política ser entendida como una vocación de servicio y nuestros representantes puedan ser designados de acuerdo a su capacidad y honestidad.
Ojalá mi pueblo no acepte la corrupción como una cultura y no aceptemos
como legal los famosos dichos “no importa
que robe, pero que haga obras”, “aquí no pasa nada”, y quienes son denunciados por presuntos
actos de corrupción se instalen en el cómodo lugar de la impunidad, esperando
que el pueblo olvide.
Es hora de preguntarnos ¿Qué pueblo queremos? Y también es necesario
reflexionar ¿Qué pueblo tendremos? Si permitimos que unos pocos, no
precisamente los más honestos ni los más éticos, impongan sus voluntades a la
mayoría. En realidad no quisiéramos dictaduras que quieran perpetuarse en el
poder, lo que necesitamos es que predomine la razón y el entendimiento ¿será posible?